Mohamed al Golani pidió a los sirios que salieran a la calle a celebrar «la victoria de la revolución» y los sirios le respondieron con movilizaciones masivas en las principales ciudades del país. La nueva Siria vivió su primer viernes de oración con los ojos puestos en la gran mezquita de los Omeyas de Damasco en la que el primer ministro, Mohamed Al Bashir , siguiendo la tradición islámica en la que la autoridad debe expresar su poder desde el púlpito, dirigió un sermón para pedir «piedad» y «unidad». El responsable del Gobierno interino dijo a los fieles que «debemos tomar Siria como un símbolo de libertad». Al concluir la oración el patio exterior del templo se convirtió en una fiesta al aire libre en la que uno de los gritos más repetido fue «una, una, una, Siria es una». La siguiente parada en este viernes de celebración era la plaza de los Omeyas, convertida en el epicentro de las celebraciones tras la caída del régimen. Antes había que salir de la Ciudad Vieja y no era tarea sencilla debido a «la mayor oración que he visto en mi vida, tengo esta tienda junto a la mezquita desde hace 45 años y nunca había presenciado algo así», explica Osama Al Rez, que sigue desde su comercio el flujo interminable de fieles. Decenas de miles de personas acudieron al rezo, según los medios locales, y colapsaron todos los accesos. «¿Cuándo vendrá a rezar Erdogan a Damasco?», preguntan unos jóvenes al notar la presencia de prensa extranjera. Turquía toma el relevo de Irán y Rusia como gran potencia sobre el terreno y aquí esperan que Recep Tayyip Erdogan cumpla la palabra que dio en 2011, cuando estalló la revolución, de que un día acudiría a la oración en esta mezquita. Ese día parece cercano y, de momento, el jefe de los servicios de Inteligencia turcos ya ha abierto el camino al presidente con su visita a Siria de esta semana.Noticia Relacionada estandar Si Alemania reclama su derecho a reconstruir Siria después de acoger a un millón de refugiados Rosalía Sánchez Ofensiva diplomática de Berlín para rentabilizar sus lazos con la oposiciónDesde la parte vieja hasta la plaza de los Omeyas se forma una interminable manifestación teñida de los colores verde, blanco y negro de la bandera revolucionaria. La mayoría a pie, otros en coche, la serpiente de la victoria une estos dos puntos clave de Damasco. Al Jolani ha pedido que no se dispare al aire y las armas sólo sirven en esta ocasión para que los niños se hagan fotos con ellas. No suena un tiro.Milicianos, héroesLos milicianos reciben el trato de héroes. Mahmud Al Ali empuñó el arma en Hama cuando tenía 14 años para unirse al Ejército Libre y, cumplidos los 28, formó parte de las unidades que primero llegaron a la capital. «He necesitado 13 años, 8 meses y 24 días para disfrutar de este momento. Dios nos ha dado esta gran victoria, Dios nos ha dado la conquista de Damasco», asegura sonriente mientras la gente no para de pedirle permiso para hacerse una foto. Todos quieren un selfi con estos hombres de barba poblada que han derrotado al ejército de Bashar al Assad y no pronuncian una frase sin decir que dan gracias a Dios.Los sirios celebran la caída del régimen de Al Assad M. AYESTARANEl expresidente es centro de ataques en canciones y eslóganes. Ni los alauitas, miembros de la minoría a la que pertenece Assad y con la que se blindó durante su mandato, le respetan tras escapar a Rusia sin avisar a nadie. En Damasco, la plaza grita « ¡Bashar es un hijo de puta. Jolani es el paraíso. Daremos la vida por la patria! » y la gente se desgañita para que se escuchen los insultos en Moscú, donde se refugia el exdictador con su mujer y tres hijos . Las fotos de Assad, a trozos, están tiradas por el suelo para que todos las puedan pisar.Sin presiones todavíaEntre la masa se ve mucha gente joven. En vez de disparos, suenan fuegos artificiales que se elevan a los cielos de esta plaza presidida por la Espada de Damasco, símbolo del poder y la gloria de la civilización siria. Dania Shihab, empleada de la Media Luna Roja de 30 años, asegura que «es un día histórico porque al fin somos libres, ya no tenemos sobre nuestras cabezas a ese psicópata, porque no tiene otro nombre». Dania no lleva velo, sus dos amigas sí, y dice que las nuevas autoridades islamistas «de momento muestran respeto y tolerancia con las minorías, no he recibido presión alguna y espero que realmente tengamos una Siria para todos los sirios».Poco a poco se conocen detalles del plan de gobierno y en los encuentros de los últimos días con representantes de las minorías, los tecnócratas islamistas del Gobierno interino hablan de un «Estado civil basado en la Sharía (ley islámica)». No hay momento para la incertidumbre durante una celebración histórica, pero el futuro es incierto y la euforia se calmará con el paso de los días.