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Internacionales

Trump resulta ahora el más cuerdo

La contundente victoria electoral de Trump ha dinamizado el teatro de operaciones ucraniano, y agitado la política internacional. En el primero, las tropas rusas están desarrollando una dinámica y robusta campaña (misiles y drones), contra las infraestructuras energéticas y sus redes de distribución por todo el territorio ucraniano. Sobre el terreno, los embates contra las defensas ucranianas se han incrementado en frecuencia y potencia. Aparte del oblast de Kursk donde no se sabe bien cuál es la función de las tropas norcoreanas allí desplegadas, cuatro son las zonas de mayor actividad bélica (de norte a sur): Kupiansk; el trapecio Sloviansk-Kramatorsk-Kostiantynivka-Bajmut; Prokovsk-Kurajovo; y Velyka Novosilka. La importancia de Kupiansk, población atravesada de norte a sur por el río Oskil, reside en ser la puerta de acceso, por la carretera P-07, hacia Jarkov, segunda ciudad de Ucrania. Aprovechando el obstáculo natural que supone dicho río las tropas ucranianas resisten ferazmente e, incluso, son capaces de reaccionar ofensivamente. En el trapecio mencionado, las tropas ucranianas llevan varios meses negando a las rusas su penetración en tal espacio que, a efectos operativos, es el corazón del Donbass. Unidades rusas están ahora atacando las posiciones ucranianas de Stupochky, 4 km al sur de Chasiv Yar, sobre la carretera H-20 que enlaza Bajmut con Kostiantynivka. En la zona de Prokovsk-Kurajovo se desarrollan los combates de mayor envergadura. Al noreste de Prokovsk, en Toretsk, ya se combate dentro de población. Y, al sureste de la primera, las tropas rusas desde Selydove tratan de avanzar siguiendo el curso del río Solona, para desbordar por el sur el bastión de Prokovsk. Complementaria y simultáneamente, presionan por el norte de la carretera N-15, por la dirección Kurajovo-Kostyantynopil\', intentando romper las defensas ucranianas a ambos márgenes del río Vovcha. Al sur de Velyka Novosilka las tropas rusas presionan hacia el norte en el frente Novodarivka-Rivnopil\'-Makarivka- Novodonets\'ke, de alrededor de 20 km de longitud. De todo lo anterior puede inferirse la intención de Moscú de acelerar la posesión del territorio del oblast de Donetsk que todavía permanece bajo la autoridad de Kiev. En el plano internacional, se está produciendo, a ambos lados del Atlántico, una convulsa actividad. Tras la Cumbre de los Brics, en Kazán (Rusia) con Putin de anfitrión, y del reciente intercambio telefónico de éste con el canciller alemán Scholz, la política de sanciones y aislamiento de Rusia, acordada tras la invasión de Ucrania, puede darse por fracasada. Y Biden, solo dos meses antes de marcharse del Despacho Oval, trata de hacer lo que no se atrevió a ejecutar antes del 5 de noviembre, cuando soñaba que su partido revalidaría otros cuatro años en el Gobierno. Apurar los plazosEl todavía presidente, por un lado, intenta apurar los plazos de entrega a Ucrania de los armamentos pendientes (con un montante de 8.500 millones de dólares). Por otro, ha autorizado a Zelenski el uso de misiles (ATACMS), de 300 km de alcance, para bombardear en el interior de Rusia. Confusas noticias afirman que, este martes, ya lo habría hecho contra un polvorín en Karachev (Briansk). Sea o no cierto, tal autorización posiblemente arrastrará a hacer lo propio a Reino Unido y a Francia, con sus misiles de crucero lanzados desde el aire, Storm Shadow y SCALP, respectivamente. Alemania, con elecciones anticipadas a la vista, dudosamente se adherirá con sus Taurus. Estamos, por tanto, ante una colosal escalada en la que, además, la operación de tales sistemas exigiría sirvientes nacionales. El Kremlin, podría responder con réplicas similares contra territorio OTAN o, incluso, con armas nucleares tácticas en el interior de Ucrania, especialmente tras la reciente actualización de su doctrina militar que permite la respuesta nuclear a un ataque convencional. Para rematar tan sombrío panorama, el nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte, se ha inventado, hace una semana, que «la Alianza no solo está para garantizar la seguridad trasatlántica, sino también la del Indo-Pacífico». De locura. Lo más curioso en tan siniestro escenario es Trump aparece como el más cuerdo de los actores, voceando que «acabar pronto con la guerra en Ucrania va a ser una prioridad de su presidencia». A lo peor, cuando, el 20 de enero, tome posesión en Washington, no heredará la guerra en Ucrania sino la III mundial.

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