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Internacionales

Un ejército de voluntarios para llenar el vacío del Gobierno libanés

Israel endurece los bombardeos contra los barrios del sur de Beirut y la guerra ya se ha instalado en el corazón de un país golpeado en los últimos años por el colapso financiero y la explosión en el puerto. Las crisis se suceden y el Gobierno sigue siendo un actor de papel en un país donde el parlamento lleva dos años sin llegar a un acuerdo para elegir presidente. El vacío de poder lo llena un ejército de voluntarios que, cuando las cosas se ponen mal, se ponen a trabajar desde el minuto uno para ayudar a su gente dejando a un lado las diferencias políticas y sectarias. Algunos se organizan en colectivos, pero muchos lo hacen a nivel particular, es auténtica autogestión para hacer frente a la emergencia . Cuesta salir de Beirut porque uno de los últimos ataques ha sido justo contra dos edificios pegados a la carretera principal que lleva al sur. Esta es también la carretera al aeropuerto internacional, que sigue operando pese a la proximidad de los bombardeos. Los desplazados internos superan el millón de personas, según las autoridades, la mayoría de ellos en apenas dos semanas.La antigua oficina de Najat Aoun Saliba en Damour, a las afueras de la capital en dirección sur, es desde abril un centro de atención primaria para desplazados . Esta reconocida científica, profesora de química en la Universidad Americana de Beirut y miembro del parlamento libanés se cubre el pelo con un gorro de plástico y prepara paquetes de arroz con pollo. En las últimas dos semanas, cuando Israel ha intensificado sus bombardeos y lanzado la invasión por tierra, la oficina funciona también como cocina donde preparan más de 300 raciones calientes por día.Noticia Relacionada estandar Si Jamenei reclama a los países musulmanes un «cinturón defensivo» antes de la respuesta de Israel Mikel Ayestaran | ENVIADO ESPECIAL A BEIRUT«Siempre es la gente de este país la que salva a sus compatriotas, hay un sentimiento de solidaridad enorme y esto es porque los señores de la guerra tomaron el control del gobierno terminada la guerra civil y nunca hicieron un Estado que se preocupara por los ciudadanos. La gente tiene buen corazón y la división sectaria es solo una herramienta que usan los señores de la guerra, cuando la cosa se pone mal el libanés ayuda al libanés», afirma Najat.Los «señores de la guerra» son los viejos líderes de los partidos milicia que siguen manteniendo el control de un país en el que el sistema sectario impuesto tras la contienda civil exige que el presidente sea un cristiano, el jefe del parlamento un musulmán chií y el primer ministro, musulmán suní. « La violencia y la muerte no arreglan los problemas y los libaneses lo sabemos muy bien, hemos vivido muchas guerras en nombre de diferentes causas y no han servido para nada», advierte Najat, quien acusa a Israel de actuar «como una máquina de matar». Todos son voluntarios y ofrecen comidas y atención médica gracias a las donaciones privadas y a lo que han aportado de sus propios ahorros. Hasta que la ayuda internacional comience a movilizarse, es la sociedad civil libanesa la que lidera las operaciones de ayuda de emergencia. Najat advierte que «el trabajo de los voluntarios no es sostenible a largo plazo, como tampoco lo es la vida en escuelas para tanta gente, es un caldo de cultivo para enfermedades y epidemias por la alta densidad y la falta de servicios. Estamos trabajando en un plan a medio y largo plazo porque tenemos recursos para un mes, no más».Discoteca refugioLa oficina de Najat es ahora un hospital y cocina y en las calles de la capital se han dado transformaciones aún más radicales como la de la discoteca subterránea Skinn, cuya pista de baile la ocupan ahora 400 personas llegadas del sur del país. Es uno de los establecimientos más conocidos entre la élite libanesa, sobre todo por su Skybar en la azotea, con unas vistas al mar espectaculares. Las noches interminables de fiesta deberán esperar a que callen las armas. El doctor George Aoun regresó a Líbano en 2017 después de haber trabajado durante 30 años en Sudáfrica como cirujano. Volvió a su país para disfrutar de la jubilación, puso todos los ahorros en el banco y se evaporaron en la crisis de 2019, cuando la moneda nacional perdió el 95 por ciento de su valor. Desde que Israel intensificó sus operaciones, el doctor Aoun ha vuelto a ponerse la bata blanca y trabaja como voluntario en el centro de atención primaria abierto por Najat. «El objetivo es aliviar el trabajo de los hospitales, nosotros tenemos capacidad para realizar atención primaria e intervenciones que se puedan hacer con anestesia local y en breve también podremos vacunar», explica el veterano doctor mientras pasa consulta. Aquí no hay horarios y todos viven al día porque «nadie sabe lo que pasará en el campo de batalla, lo que estamos viendo es que la guerra ya está en Beirut y cada día tenemos más trabajo».

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