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Internacionales

Un refugiado en la Embajada argentina en Caracas: «No nos vamos a entregar a la tiranía de Maduro»

Omar González, jefe de organización de Vente Venezuela (VV), el partido que fundó con María Corina Machado , se prepara para cumplir junto a cuatro compañeros más del comando político azul turquesa, el primer aniversario de asilo en la Embajada de Argentina en Caracas, que se ha convertido en una gran cárcel inhóspita a la que le falta todo tipo de servicios menos las tanquetas antimotines y francotiradores apuntando a su interior.Once meses después de haber ingresado en la sede diplomática sureña en calidad de asilados, inicialmente un grupo de seis políticos opositores, de los cuales quedan ahora cinco del mismo equipo VV, la casa argentina es un enorme calabozo envuelto en penumbras terroríficas peores que las de cualquier centro de reclusión de presos comunes.Fernando Martínez Mottola, el sexto opositor asilado, salió huyendo en diciembre bajo la mediación de la Embajada de Suiza. Su sorpresiva salida « fue una decisión personal que desconocía hasta que se produjo» confiesa Omar González.«En mi caso y el de los compañeros que aquí estamos entregarnos al régimen de Maduro está descartado», exclama contundente el que fue también gobernador de Bolívar.» Ahora estoy aquí preso en una embajada por levantar la voz contra una tiranía que ha destruido mi país».Cortes de electricidadEl régimen de Nicolás Maduro, que se autoproclamó presidente de facto el pasado 10 de enero para su tercer mandato, calificado de golpe de estado y de dictadura por la oposición y la comunidad internacional, ha ordenado el corte de electricidad, agua, telefonía, alimentos y medicinas, y además prohibido visitas de familiares, amigos, médicos, trabajadores y sanitaristas, a quienes amenaza, violando así todos los derechos humanos y normas internacionales de asilo diplomático.Noticia Relacionada estandar Si La fiscalía chavista asegura que el asilado que dejó la embajada argentina está colaborando «voluntariamente» Susana Gaviña El opositor Fernando Martínez Mottola se refugió en la sede diplomática hace nueve meses junto a cinco miembros del equipo de María Corina Machado para evitar ser arrestadoLa relación bilateral entre Argentina y Venezuela se deterioró al punto de que el gobierno chavista decidió expulsar a los diplomáticos argentinos y romper relaciones por haber recibido a los refugiados políticos. Entonces Brasil se encargó de cuidar y administrar los bienes de Argentina pero no es mucho lo que puede ayudar por la férrea represión y asedio que la policía chavista impone contra los asilados del equipo de María Corina.Los cinco asilados del partido VV son Omar González, Magalli Meda (jefa del comando de campaña), Claudia Macero (prensa internacional), Pedro Urruchurtu (coordinador internacional) y Humberto Villalobos.Encerrados en la embajadaEntre los cinco miembros se reparten las tareas de vigilancia y limpieza de la Embajada Argentina. Cumplen el horario con mucha disciplina a decir de Omar González en su entrevista con ABC. «Encerrados en la embajada Argentina en Caracas desde hace más de 10 meses, enfrento junto a mis compañeros un reto que va más allá de las dificultades cotidianas de cualquier venezolano»«Mi rutina diaria comienza a las 3 am. ya que después de los intentos de los asaltos a la embajada Argentina en Caracas, monto guardia hasta las 7 am. cuando me preparo algo para desayunar». «Durante esas horas redacto columnas diarias de opinión (Mar de Fondo y Voces de Libertad) que distribuyo en medios y portales nacionales e internacionales», añade Omar. «Luego escribo algún capítulo del libro que escribo sobre esta experiencia y me ocupo de la Organización del Partido Vente Venezuela a nivel nacional».Estas funciones «las cumplo provisionalmente, hasta que salga en libertad el coordinador nacional de Organización, Henry Alviarez , quien permanece secuestrado en el Helicoide».Noticia Relacionada estandar No Uno de los opositores venezolanos renuncia a su asilo en la Embajada argentina en Caracas ABC Los asilados denuncian desde hace un mes un «asedio» policial contra la sede diplomáticaReuniones telemáticasOmar también asiste a las reuniones de la Plataforma Unitaria en representación a Vente, -vía internet- ya que después de las primarias los invitan de manera permanente a sus reuniones, a pesar de que no son miembros de esta estructura.Igualmente colaboran con la limpieza y mantenimiento de esta sede diplomática, ya que los argentinos fueron expulsados del país y los trabajadores venezolanos de la embajada dejaron de venir, luego que se llevaran preso a uno de sus compañeros.Omar se acuesta a las 10 de la noche, intentando conciliar el sueño bajo el asedio de los mosquitos internos y los francotiradores externos hasta que le toca hacer nuevamente la ronda de vigilancia a las 3 de la madrugada.«Llevamos así casi 11 meses sumidos en la penumbra, ya que estamos sin electricidad desde hace más de 2 meses. Esta situación se convierte en una prueba de resistencia y esperanza para quienes logramos escapar de los verdugos de Maduro que intentaron secuestrarnos por ser parte del equipo de campaña de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia», subraya.«La falta de luz no es solo un inconveniente; representa una lucha diaria. Sin electricidad, se apagan no solo las luces de la casa, sino también otros servicios básicos». Las noches se alargan en un silencio abrumador, donde hasta los ecos de los pensamientos creativos se ausentan, para dar paso a los peores augurios. Enfermo de corazónOmar encendió las alarmas mediáticas cuando le negaron las medicinas, «Padezco una enfermedad crónica en el corazón que regula la actividad eléctrica de ese órgano».Los asilados de la embajada Argentina en Venezuela, despojados de la posibilidad que nos permitía comunicarnos con nuestros seres queridos, «enfrentamos una soledad que pesa como una losa».Durante el día, el calor, los zancudos (mosquitos) y el silencio se convierten en un enemigo difícil de combatir. Sin agua ni refrigeración, los espacios se vuelven inhóspitos. La comida se echa a perder, y las condiciones de higiene se deterioran. «En estos momentos, un simple gesto de solidaridad, como compartir un poco de agua fría o un plato de comida caliente, se transforman en un acto de amor». «Las visitas de los familiares, que tradicionalmente podían ofrecer un respiro emocional, han sido absolutamente prohibidas». El silencio de los diplomáticos de otros países impuesta por el régimen complicó aún más las posibilidades de recibir apoyo.Sin el apoyo familiarCada día, se siente el peso de la ausencia, no solo de amigos y familiares, sino también de una comunidad internacional que pareciera preferir mirar hacia otro lado para no incomodar al tirano. «A pesar de todo, la resiliencia de quienes nos encontramos asilados brilla intensamente. Organizamos pequeñas reuniones improvisadas, donde compartimos historias, recuerdos y sueños de un futuro mejor.Juntos encontramos fuerza en la unidad, recordando que la adversidad a menudo forja lazos más profundos. Las historias son un testimonio del espíritu humano que se niega a rendirse.«Mientras la oscuridad continúa envolviéndonos, el deseo de volver a ver la luz —literal y figurativamente— en nuestras vidas es más fuerte que nunca», añade. A través de la esperanza y la solidaridad, los asilados en la embajada luchan por un mañana más brillante, donde la oscuridad sea solo un recuerdo lejano. «Estamos convencidos que esto terminará pronto. La dictadura de Maduro y su cada vez más pequeña pandilla es insostenible. ¡Pronto seremos libres!».

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