Una estatua de Confucio de 72 metros, uno por cada uno de sus más ilustres discípulos, se alza majestuosa ante el lago que corona el monte Ni ( Ni Shan en mandarín), en la provincia china de Shandong . A 25 kilómetros al sudeste de la ciudad de Qufu , se supone que este es el lugar exacto donde nació Confucio en el año 551 antes de Cristo y, para celebrarlo, se empezó a desarrollar como un importante destino cultural y turístico en el XIII Plan Quinquenal (2016-20). Al lado de la estatua se erige un monumental y moderno edificio gris con los típicos tejados puntiagudos orientales que alberga una de las mayores academias dedicadas a este filósofo, el más influyente y universal de China .Tras ascender por una amplia escalinata de mármol, sus descomunales salones están decorados con estatuas a tamaño real que narran su vida y sus enseñanzas. Al llegar a su gigantesca biblioteca, sorprende que en sus estantes haya, en lugar de libros, luces que cambian de color en un sublime espectáculo al son de la bella melodía que una pareja ataviada con trajes tradicionales interpreta con la flauta y el \'guzheng\' (instrumento de cuerda horizontal). En sus mesas bajas, sentados sobre cojines en el suelo, los visitantes escriben con pinceles sobre plantillas los caracteres de algunas de sus máximas, como «Darle prioridad a la gente y practicar los principios de lealtad y perdón demuestran el liderazgo de un hombre inteligente». Con su pétrea monumentalidad y el recogimiento al que invita su tenue iluminación, parece una especie de \'Vaticano confuciano\' para sacralizar su figura, como deja bien claro el nombre de este complejo: Tierra Sagrada del Monte Ni.Viajamos hasta la cuna de Confucio con motivo de los 2.575 años de su nacimiento, que China ha celebrado por todo lo alto este otoño con grandes fastos. En el Templo de Confucio de Qufu, su localidad natal, procesiones con trajes tradicionales han recordado su figura reviviendo con mucho color y sabor los ritos de hace más de dos milenios. Entre ellos, el sacrificio real de una vaca, un cordero y un cerdo, que yacen ante el altar del templo tapados con una tela roja mientras el incienso asciende sinuoso desde las barritas que prenden en las vasijas de hierro a sus pies.Noticia Relacionada estandar Si Asia ya espera lo imprevisible bajo el segundo mandato de Trump Pablo M. DíezLos actos de homenaje, a los que ABC fue invitado por la televisión pública de Shandong, estaban presididos por las autoridades provinciales y altos cargos tanto del Partido Comunista como del Gobierno central. Entre ellos destacaban los ministros de Cultura y Educación, ya que, además de filósofo, Confucio fue el primer gran maestro que abogó por la alfabetización para todos en China .Junto al desfile en el templo de Qufu y el homenaje bajo su estatua, en la academia se celebró el Festival Internacional de Confucio, al que fueron invitados diplomáticos de 36 países y más de 400 visitantes extranjeros , entre ellos académicos, periodistas e \'influencers\', sobre todo de las naciones en vías de desarrollo. Ejerciendo esta diplomacia filosófica a modo de \'poder blando\' , China estrecha sus lazos con el Sur Global y, gracias al pacifismo y respeto que enarbola Confucio, se luce como una potencia amable en estos tiempos tan convulsos.Pero Confucio no despertó siempre tanta devoción en China. Hace solo 50 años, su obra era criticada en la Revolución Cultural (1966-76) por representar una de las cuatro antigüedades que el fundador de la China comunista, Mao Zedong , quería erradicar. Con su libro de citas en una mano y mazos en la otra, hordas de jóvenes \'guardias rojos\' destruían las estatuas y templos de Confucio por simbolizar el feudalismo contra el que luchaba el Partido Comunista. «Debemos destrozar todo lo confuciano» , «Lo que más detesta el pueblo obrero es a Confucio», rezan los carteles propagandísticos de la época. Ilustrados con los característicos dibujos del realismo socialista, muestran a fornidos trabajadores que pisotean la cabeza del filósofo, representado como un vejestorio desagradable.SACRALIZACIÓN EN UN \'VATICANO CONFUCIANO\' En la cuna de Confucio en la provincia costera de Shandong, además del templo en su honor levantado en su localidad natal, Qufu, se ha construido un auténtico \'Vaticano confuciano\' con una estatua de 72 metros, uno por cada uno de sus discípulos más ilustres, y una gigantesca academia con el fin de sacralizar su figura ABC«En la época moderna, tras la guerra del Opio, los chinos sufrieron demasiadas humillaciones. Se preguntaban cómo un país tan grande y pacífico podía romperse así y perdieron la confianza. Al reflexionar sobre las razones de su atraso, todo el mundo pensó por error que se debía a la cultura tradicional y a las enseñanzas de Confucio, lo que desató las críticas a su filosofía. Este rechazo alcanzó su pico en la Revolución Cultural «, explica a ABC el profesor Yang Chaoming , director de la Academia de Confucio en Qufu.Tras la muerte de Mao y la apertura al capitalismo emprendida por el reformista Deng Xiaoping , el régimen rehabilitó la figura de Confucio. «Después de la Revolución Cultural, la gente empezó a pensar que no eran las ideas de Confucio las que habían llevado al declive de la nación, sino que habían hecho que el país amara la paz y la armonía. Los chinos no abogaban por el uso de la fuerza y, por tanto, fueron derrotados por la fuerza. Tras salir de la confusión de la Revolución Cultural, la gente empezó a restaurar la cultura tradicional y a respetar a Confucio», concluye Yang Chaoming.«En la época moderna, al reflexionar sobre el atraso de China, todo el mundo pensó por error que se debía a la cultura tradicional y a las enseñanzas de Confucio. Este rechazo alcanzó su pico durante la Revolución Cultural» Yang Chaoming Director de la Academia de Confucio en QufuPero su argumentación obvia una razón fundamental: Confucio ha pasado de ser criticado en la Revolución Cultural a venerado en China por promover el orden y la estabilidad. Y es que su filosofía en pos de la moralidad y el respeto a la jerarquía convienen al autoritario régimen del Partido Comunista.«Confucio da una imagen benévola y paternalista del poder, estableciendo como obligatorio el necesario respeto a la cúspide de gobierno. Esto da al Partido Comunista la posibilidad de ser visto con una devoción filial por parte de los ciudadanos», valora Rafael Martín Rodríguez , doctor en Historia Contemporánea, profesor en las universidades San Pablo-CEU, Camilo José Cela y Comillas y coautor del libro \'Introducción a la China actual\' junto a Mario Esteban , analista del Real Instituto Elcano.Frente al rupturismo con la tradición que abanderaba el \'Gran Timonel\' en su ansia por convertirse en «el hacedor de la nueva China basándose en su propia filosofía», Martín Rodríguez señala que «Deng Xiaoping y, sobre todo su sucesor, Jiang Zemin , pertenecen a la corriente de los pragmáticos«. Según detalla, »estos creen que se deben tomar las lecciones necesarias de Occidente para incrementar las fuerzas y volver a ser un actor importante en la arena internacional, perseverando al mismo tiempo en las características intrínsecas chinas derivadas de su historia y de su ancestral filosofía«.Por otra parte, Martín Rodríguez destaca que «la moralidad y la ética necesarias para que el Estado funcione, que es una de las bases del pensamiento confuciano, resultó una eficaz herramienta de enseñanza ante los actos ilegales y poco éticos de una parte de la población al acelerarse el crecimiento a principios de los años noventa, que amenazaban por destruir la buena imagen paternalista del Gobierno». Además, «el pacifismo de Confucio y su aversión hacia la violencia lo hacen ser un eficaz emblema nacional ante otras naciones, sobre todo considerando el temor de muchos países por el rápido crecimiento chino y su cada vez mayor tecnología militar».«Confucio da una imagen benévola y paternalista del poder, estableciendo como obligatorio el necesario respeto a la cúspide de gobierno. Esto da al Partido Comunista la posibilidad de ser visto con una devoción filial por parte de los ciudadanos» Rafael Martín Rodríguez Doctor en Historia y profesor universitarioCon esta revitalización, los templos de Confucio arrasados hace medio siglo han sido reconstruidos para recuperar su legado. Como recuerdan las autoridades en cada discurso, el presidente Xi Jinping ha ordenado potenciar su figura para revivir el orgullo nacional y como ejemplo de moralidad, orden y armonía. Además, China promociona su filosofía por todo el mundo y ha convertido a Confucio en su mejor embajador cultural, bautizando así a los numerosos centros de enseñanza del mandarín que ha abierto en los cinco continentes.Pero otros países de Asia influidos por Confucio, como Corea del Sur , cuestionan su legado filosófico porque contribuye a perpetuar un sistema tradicional basado en la obediencia, ya sea del hijo al padre por la \'piedad filial\', de la esposa al marido y del individuo al Estado. Así lo critica uno de los libros más exitosos de los últimos tiempos en Corea del Sur, escrito por el profesor Kim Kyung-il con el contundente título \'Confucio debe morir para que esta nación viva\'.Mientras tanto, en la nueva China se da la paradoja de que antes combatía sus ideas y hoy las abraza como si fuera una religión. Como consecuencia, Confucio ha pasado de ser vilipendiado en la Revolución Cultural a venerado por promover el orden y la estabilidad que tanto convienen a su régimen comunista .