INFORME ESPECIAL Las recientes denuncias contra un médico por abusos durante las consultas encendió una vez más las alarmas. Por este motivo, cronica.com.ar entrevistó a especialistas en salud ginecológica para conocer los procedimientos adecuados y los cuidados que deben recibir las pacientes. Cómo es una consulta al ginecólogo según las recomendaciones de una experta.
La visita anual al ginecólogo o ginecóloga es una parte fundamental para cuidar la salud de las mujeres y de las personas gestantes. La atención médica debe realizarse respetando los procedimientos profesionales y los derechos de las pacientes, quienes se encuentran en una posición vulnerable ante un examen íntimo. Para aclarar todas las dudas que puedan surgir, cronica.com.ar consultó a una médica especialista en el área.
Hace pocos días salió a la luz el caso de un ginecólogo denunciado por -al menos- seis hechos de abuso sexual en el marco de la consulta médica en sanatorios privados. El imputado sigue atendiendo en una clínica privada bonaerense a pesar de estar procesado mientras la Fiscalía a cargo investiga otras dos denuncias.
Se trata de Diego Javier Clementi, director médico del Centro Médico de la Mujer de Burzaco, quien mantiene activa su matrícula (N° 223.854) y sigue ejerciendo como miembro activo del Colegio Médico Distrito II de la Provincia de Buenos Aires, según informó Télam.
El caso tomó relevancia tras conocerse los detalles de los supuestos abusos que datan desde el 2000. Las denunciantes, cuyos nombres no fueron revelados por protección, aseguran que vivieron situaciones en su consultorio que califican como abuso sexual.
Una visita ginecológica es para muchas mujeres y personas gestantes, una situación que las deja en un estado de vulnerabilidad ante el profesional que las atiende, ya sea por lo que se habla durante la consulta o por los exámenes y procedimientos médicos que se requieren para el cuidado de su salud íntima.
“¿Qué me van a hacer? ¿Me dolerá? ¿Será incómodo?”. Esas y muchas otras preguntas aparecen con frecuencia antes de que ingresar al consultorio. Lo cierto, es que el chequeo médico se debe dar en un ambiente de confianza y lo más relajado posible para abordar las cuestiones necesarias.
La visita de rutina al ginecólogo
“Lo primero que le pregunto a la paciente es ¿cuál es el motivo de consulta? Y luego la edad, a qué se dedica, si toma medicamentos, si fuma, si consume alguna droga, si tiene alguna enfermedad y antecedentes quirúrgicos. Trato de preguntarle sus antecedentes familiares y luego sus antecedentes personales", explica la Dra. Gladys Fernández (M.N. 76.261), Jefa de la sección Endocrinología Ginecológica y Climaterio de la división ginecología del Hospital de Clínicas.
Los aspectos personales abarcan desde cuando comenzó su primera menstruación, el inicio de la práctica sexual, cómo son sus ciclos menstruales y si tuvo hijos, hasta cómo fueron los partos, cuánto pesaron, si les dio de mamar, si los partos se complicaron, si fueron cesáreas, si perdió embarazos. "Es bastante largo el interrogatorio. En el hospital es como una práctica sistematizada", aclara la médica consultada por Crónica.
Luego, si la paciente menstrúa, es consultada por su última menstruación, si es activa sexualmente, con qué se cuida, y si es menopáusica, cuándo dejó de menstruar, si tuvo calores, si recibió tratamiento y si está en tratamiento en el momento de la consulta. "Dentro de los antecedentes familiares lo que más preguntamos es sobre antecedentes de diabetes, de problemas de tiroides y de cánceres ginecológicos o mamarios", señala Fernández.
Muchos síntomas de patologías ginecológicas y oncológicas suelen ser malinterpretados o asociados con otra situación. Por ello, informarse, ser constante con los auto-exámenes y hacer los controles de rutina, son claves en la prevención. La falta de tiempo, el desconocimiento y hasta el temor a recibir un diagnóstico que no se desea escuchar son los factores por los que, muchas veces, las pacientes llegan a la consulta médica mucho después de que el cuerpo diera una alerta.
Procedimientos habituales
El papanicolau, más conocido con la abreviación "pap", es uno de los procedimientos más habituales para cuidar la salud ginecológica. Consiste en tomar una muestra del flujo genital con el fin de obtener células cérvico vaginales para detectar anomalías en las mismas. Se realiza a pacientes sexualmente activas, aunque si no tiene inicio de relaciones sexuales pero supera los 30 años, también debe someterse al estudio por prevención de enfermedades.
El examen se lleva a cabo de la siguiente manera: "Se coloca el espéculo, se coloca un hisopo, siempre pidiendo la autorización a la paciente y mostrándole con el hisopo lo que le voy a hacer, explicándole, eso es fundamental, la paciente tiene que saber", advierte la especialista. "Si es la primera vez que me visita le muestro en detalle, sobre todo si es una adolescente, le muestro el espéculo, le explico qué voy a hacer para que ella sepa que se le está haciendo y eso la tranquiliza", agrega la médica ginecóloga del Hospital de Clínicas.
Por otro lado, está el examen pélvico, que generalmente se realiza después de tomar la muestra del papanicolau. "Le sacamos el espéculo y le hacemos un examen pélvico bimanual. Eso más que nada es para ver si encontramos alguna masa, si está aumentado el útero porque tiene algún mioma o fibroma, o para ver si hay algún quiste ovárico, que es más dificultoso si la paciente tiene sobrepeso u obesidad porque no llegamos a delimitar los genitales internos", detalla la doctora.
Pacientes seguras, cómodas y relajadas
¿Cómo se trabaja para hacer sentir cómodas a las pacientes y personas gestantes? Sobre este interrogante, Fernández afirma: "Yo trato siempre de que la paciente se sienta segura, con privacidad, que esté cómoda. Creo que lo más importante es explicarle lo que vamos a hacer. También tengo una cámara donde le muestro su cuello del útero y les voy mostrando lo que voy haciendo".
Es fundamental tratar de que "no se sienta invadida", porque es un examen "donde todos nos sentimos vulnerables, pero intentamos que se sienta así lo menos posible. Eso es lo más importante", asegura la ginecóloga.
"Trato de que el ambiente sea acogedor para la paciente, le brindo una bata para que no se sienta totalmente desnuda y siempre hay que pedir permiso, estoy atenta a cualquier molestia que pueda surgir, de eso se trata", concluye la experta.