Hay mil manera de caminar. Puedes hacerlo deprisa, después de comer, de manera consciente, escuchando música... Pero hay una en concreto que te va a sorprender. Todas aportan beneficios a la salud física y mental. La escritora Annabel Streets, una de las mayores experta en el arte del paseo, ha encontrado más de 50 formas diferentes de poner un pie detrás del otro. Una de sus formas preferidas es el paseo lento. Aunque caminar a un ritmo rápido es una de las actividades más recomendadas por los expertos, caminar a ritmo lento puede llegar a tener los mismos beneficios para la salud. Las investigaciones científicas han demostrado que cualquier nivel de actividad, sin importar la intensidad a la que se realice, se asocia a un riesgo sustancial menor de muerte. Así que, "con un paseo lento al día ya es suficiente", afirma Streets. Eso, sí, tienes que saber cómo hacerlo.
Los beneficios del paseo lento: menos peso, más salud y serenidad
Lo mejor del paseo lento es que apto para todos los públicos. Puedes caminar a ritmo lento ya sea que estés recuperándote de una operación, en los últimos meses del embarazo o tengas ya 80 años. La razón de ser de su eficacia es que nos saca del sedentarismo. "Sabemos que el mero hecho de estar sentados una sola hora disminuye la circulación sanguínea de las piernas al corazón hasta un 50 %, lo cual afecta a los niveles de colesterol y pone en riesgo la salud cardíaca y metabólica. Pero un grupo de investigadores estadounidenses afirma que dar un paseo lento de cinco minutos cada hora puede revertir esos daños", explica Streets.