Los mosquitos ostentan el título de la plaga más molesta y peligrosa para la humanidad. No solo sus zumbidos, que pueden perturbar el sueño de las personas sino también sus picaduras, que transmiten enfermedades como el dengue.
Para aquellos que buscan alejar a estos molestos y peligrosos visitantes sin recurrir a costosos repelentes químicos de farmacia, existen remedios naturales que pueden ser efectivos.
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Juan Pablo Pérez, médico especialista en fitoterapia habló con Conclusión y brindó detalles de cómo preparar una protección natural contra los mosquitos sin tener que gastar una fortuna, sobre todo en época de bolsillos flacos.
“Hay algunas alternativas antes que el repelente común y corriente que compramos en los comercios, que tienen que ver con algunos medicamentos caseros”, comenzó.
En ese sentido, empezó a detallar cuáles son las plantas necesarias para realizar un repelente desde casa. “Tenemos plantas que, con sus principios activos, en forma natural, repelen. No solo mosquitos, sino también jejenes, tábanos, moscas. Así que, desde el Programa de Medicinas Tradicionales de la Municipalidad de Rosario, estamos dándole difusión a una fórmula que hemos estudiado hace unos años, y que fuimos reformulando, de plantas para hacer un repelente natural”, precisó.
“Necesitamos plantas de tres grupos: el grupo más importante es la que tiene el principio activo de la citronela. Son esas plantas que tienen olor a limón, como el cedrón, que a veces le ponemos al mate, el lemongrass o cedrón pasto, la melisa, que es muy parecida a la menta, pero tiene olor a limón. Esas plantas son las principales para hacer el repelente. Con una de esas es suficiente”, describió como paso número uno para la receta.
En segundo lugar, indicó que hay que sumar otra planta como la menta o la lavanda, que son las refrescantes, porque “el mosquito va a la piel caliente, entonces esas plantas ayudan a refrescar”. Y después, por último, hay un tercer grupo de plantas que “son plantas que refuerzan el efecto, son plantas que de por sí tienen un aroma fuerte, como puede ser la albahaca, el romero, o el clavo de olor, o mismo la ralladura de limón”.
“Entonces ponemos un puñado -puño cerrado- de cada uno de estos grupos: un puñado de las repelentes, un puñado de las refrescantes y un puñado del refuerzo. Eso lo echamos a un litro de agua casi hirviendo. Apagamos el fuego, no tiene que hervir, sino tiene que ser como una infusión, como hacemos un té. Acto seguido van 5 cucharadas -50 mililitros- de aceite comestible, que puede ser aceite de girasol, que se lleva bien con la piel. Y dejamos tapado media hora, que se concentre bien. Una vez que está, lo colamos y al final le agregamos 200 mililitros de alcohol al 96%, que es el alcohol común, que uno puede comprar en el supermercado, por ejemplo. El alcohol va a actuar como conservante, es decir, para que no se eche a perder el repelente”, compartió Pérez.
Entre las ventajas, recordó que “una de las características de este repelente es que se puede usar en personas que son alérgicas. Se puede empezar a usar a partir de niños de 6 meses en adelante. Lo que sí hay que renovarlo un poco más seguido, cada 2 o 3 horas, porque no tiene los componentes químicos del repelente comercial”.
Consultado por la enfermedad del dengue, Pérez admitió que depende siempre también del estado inmunológico de cada uno: “Desde el Programa reforzamos cuestiones alimentarias que tienen que ver con nuestra inmunidad. Por ejemplo, hay un grupo de plantas que son las liliáceas: el ajo, la cebolla, el puerro, la cebolla de verdeo. Son plantas que estimulan naturalmente nuestro sistema inmunitario para que se module, para que reaccione bien”.
“A veces tenemos complicaciones del dengue que tienen que ver con reacciones inmunitarias excesivas. En donde hay sangrado, hay pérdida de líquido. Estas plantas refuerzan ese tipo de inmunidad que viene muy bien contra el dengue. Digamos que hay personas que son asintomáticas y otras que no. Y con estas comidas, con estos alimentos, lo que uno hace es reforzarse”, explicó el especialista.
Finalmente, consideró que “estamos estudiando en las últimas actualizaciones del dengue, que el 75, 80% de las personas lo cursa y no se da cuenta porque sus defensas naturales hacen que se aísle el virus y no haga síntomas. Entonces apostamos desde lo natural a mantener esas defensas altas. Un recurso externo sería la vacuna, por ejemplo. Pero esto que tenemos a mano y podemos incorporar desde la cocina de la casa, nos viene bárbaro y está estudiado que funciona”.