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Rosario Sin Secretos: el censo que debió suspenderse por falta de gente en sus casas

 

¿El motivo? El mismo juez censista, capitán Bernardino del Pozo, dejó constancia escrita acerca de la decisión de diferir la acción por 5 días….

¡Claro! ¡No iban a encontrar a nadie en sus domicilios porque todos, o al menos la gran mayoría de los pobladores, se habían ausentado de sus casas para asistir a la Festividad de la Virgen del Rosario en la Capilla del Rosario!

¡Con esa arrolladora fuerza espiritual nació esta aldea!

Era 1744 y la Capilla del Rosario del Curato del Pago de los Arroyos, era el único pueblo existente y se había convertido en el centro fundamental y cabecera de toda la región, constituyéndose en el mayor atractivo social y religioso de la zona.

Todo convergía hacia estos pagos realmente signados por la Providencia de manera natural. Hasta nuestro puerto era el preferido de todos los capitanes de barcos que llegaban, por la cómoda disponibilidad de sus riberas y no como el de Buenos Aires que debían utilizar lanchones y carros tirados a caballo para adentrarse en el río de la Plata trasladando, penosa y trabajosamente cargas y pasajeros.

Sin embargo, nunca llegamos a ser capital, ni siquiera de provincia.

Este destino de llegar a ser una ciudad importante y, sin embargo, sofocada una y otra vez por intereses adversos, pareciera ser una circunstancia sin solución de continuidad.

Prueba de ello es la tan mentada autonomía que, se decía, nunca se había logrado porque la intendencia y la gobernación eran de diferente signo político, y sin embargo, tampoco ocurrió cuando coincidieron.

La cuestión “capital” que le dio nombre al decano de la prensa argentina y que se logró en tres oportunidades fue vetada, sin conmiseración, la misma cantidad de veces tanto por Sarmiento como por Mitre.

Por esas contradicciones a las que nos somete la historia, el diario que nació a instancias de Eudoro Carrasco y Ovidio Lagos, con el apoyo de Urquiza, está emplazado en la calle Sarmiento, la misma que alguna vez se llamó Libertad, a una cuadra de Mitre, que en sus orígenes era Progreso. ¿Será casualidad que nos hayan vetado la libertad y el progreso? Para pensarlo, ¿verdad?

La eterna “hija de su propio esfuerzo” siguió creciendo a pesar de los pesares, como decía aquel programa de la recordada Beba Gallardo, que siguió “Tras la Senda de la Candelaria” para honrar a Raúl Gallardo, el hombre de la voz inolvidable que supo tener su “Almacén La Candelaria” para deleite de todos los radioescuchas rosarinos.

Los padres de Fabián Gallardo formaron parte de la Trova Radiofónica que alguna vez la ciudad disfrutó hasta con orquestas estables en sus estudios de transmisión.

Volvamos al DeLorean y viajemos al 4 de octubre de 1925 cuando Rosario celebró su Bicentenario, tirando “la casa por la ventana” hasta con la presencia del presidente Marcelo Torcuato de Alvear.

¡Fiesta corrida tuvimos durante varios días, y hubo de todo! Emisión de sellos postales, medallas conmemorativas y ediciones especiales de La Capital más un libro dorado que resalta todo el brillo de la época.

Hubo varios historiadores que trataron cruelmente este acontecimiento señalando que fue una “operación histórica fraudulenta” al celebrar una pretendida fundación de 1725. Sin embargo, y aunque no tengamos fecha fundacional ni fundador, no podemos negar la existencia de la narración oral que recogió don Pedro Tuella y Monpesar, Eudoro Carrasco, Wladimir Mikielievich y Fausto Hernández, y prepararnos para festejar el año próximo, con bombos y platillos, nuestro Tricentenario, recordando la llegada de Francisco Godoy junto a los calchaquíes que habitaban al norte del Carcarañal, a quienes trajo para liberarlos de la persecución de los guaycurúes, y aquí se asentó en pacífica convivencia.

Tenemos que ser, además de la Cuna de la Bandera, la de la creatividad y la fe, y empezar a colocar las piedras fundamentales -como se hizo en aquella oportunidad- para dejar en obras toda nuestra cultura.

Entre estas, justo ayer cumplió 99 años, el Camarín de la Virgen del Rosario, quien le dio el nombre a la ciudad, en la Catedral Metropolitana y donde se atesora la misma imagen que el 7 de Febrero de 1812 vio Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano con sus propios ojos, veinte días antes de crear el máximo símbolo de nuestra soberanía argentina, la Bandera nacional.

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