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Se aproxima la primera cosecha de frutilla orgánica, un hecho histórico que sigue interpelando a la agricultura química

 

A poco más de 140 kilómetros de Rosario se encuentra Desvío Arijón, un pequeño pueblo frutillero que busca discutir la profunda injerencia del modelo productivo imperante. Desvío a la Raíz, sigue aportando las llaves que pueden permitir abrir las puertas hacia un nuevo paradigma en la manera de producir desde hace 16 años. Desde la frondosidad de un monte resiliente, esta imprescindible trinchera sigue librando la más dura de las batallas. Tierra subversiva, en donde los saberes ancestrales se manifiestan sin pedirle permiso a nadie, mientras que los pájaros se regodean en un elixir de colores y olores.

Transitar el camino que desemboca en estos bonitos arrabales santafesinos, implica que resulte imposible esquivarles a los desiertos verdes de soja o a los amarillentos del maíz, allí donde el monte y la biodiversidad pasaron a ser piezas de museo. Si bien el panorama fue mutando en el ingreso a tierras arijonenses, fue de gran impactó poder contemplar cómo decenas de familias batallan -con la dignidad como estandarte- desde sus ranchadas, levantadas sobre los márgenes de las vías férreas.

El “daño colateral” del modelo, los desplazados, los migrantes internos, hijas e hijos de una tierra concentrada y fumigada, cuerpos que resisten los embates de un sistema enemigo de los sueños y compinche de la desmemoria. Pero no todo es gris, como la vida misma, cuando la caprichosa pintura que se levanta ostentosa frente a nuestros ojos parece consolidarse, emerge Desvío a la Raíz, desde la frondosidad de un monte resiliente, esta imprescindible trinchera sigue librando la más dura de las batallas.

La frutilla como rehén. Más de 10 agroquímicos detectados en esa fruta que llega al mercado para luego formar parte de la mesa familiar. Insecticidas, fungicidas, nematicidas, fertilizantes sintéticos. El 60% prohibidos, 100% alteradores hormonales, 80% cancerígenos, 10% inhibidores colinesterasas, esta contundente información fue aportada por Naturaleza de Derechos.

Fruta sin olor, aporte nutricional, sabor, claro, ¿cuál sería el sabor y el olor de un experimento químico donde además hay que agregar trabajadores, trabajadoras en situaciones sanitarias graves por la manipulación de los venenos y, en muchos de los casos, explotados laboralmente?

En estos arrabales repletos de dignidad y rebeldía se está gestando un hecho histórico que tiene que ver con la recuperación de variedades tradicionales de frutilla. “En estas tierras el futuro frutillero está en crisis, sobre este tema hemos charlado con el presidente comunal de Desvío Arijón. Todo lo que es el esquema tradicional, histórico del pueblo, fue siempre el productor familiar, de dos o tres hectáreas. Hoy la hectárea, para ponerle una cifra, está 45 millones para arriba, fundamentalmente por los insumos, porque compran plantas agroquímicas, fertilizantes y nylon entre otras cosas”, indicó Jeremías Chauque en dialogo con Conclusión.

La charla mantenida con el presidente de la Comuna de Desvío tiempo atrás, despertó preocupación en el funcionario debido al desconocimiento. “Temía que la gente pudiese quedarse sin trabajo, ya que desconocía sobre agricultura y los impactos de su práctica industrial. Lamentablemente esto en muchas oportunidades termina siendo funcional al agronegocio. Lo destacable y transformador en estos tiempos, es que trajimos 4.500 plantines desde Córdoba, gracias a otro productor orgánico, y asumimos el desafío de hacerlo acá a la manera tradicional”.

El agricultor de Desvío a la Raíz indicó que no tuvieron problemas de plagas, solamente algún ataque esporádico de comadrejas. “Estamos a punto de hacer la primera cosecha de frutillas orgánicas. El desastre e impacto de los agroquímicos en frutillas, por los datos acercado de Naturaleza de Derechos, es tremendo. Esto tiene que ver con el futuro del pueblo, el del recuperar el olor a frutilla, el sabor a frutilla, recuperar variedades que las exterminaron. Se cree que entre 3 o 4 variedades fueron exterminadas por el agronegocio”.

La noticia es de profundo impacto emocional y rebeldía, lo que implica poder anunciar una cosecha tradicional de frutilla orgánica en el Corazón Frutillero de Santa Fe, sin duda alguna se trata de un suceso histórico. “En estas tierras venimos trabajando muy fuerte con algunas escuelas y con centros de salud, pero quisimos unificar y fortalecer una red que pueda hacerse carne y piel de lo que venimos haciendo desde el Epas Desvío. Pudimos traer a las trincheras un montón de gente, así fue como días atrás las escuelas rurales y los centros de salud de Coronda y Desvío Arijón conocieron nuestra tierra cultivada con manos callosas y sin venenos”, enfatizó Chauque.

La participación de los centros de salud, y en especial de la figura del director general del área de salud de Coronda, resulta de suma importancia para el intercambio sobre los profundos impactos del modelo industrial y el salvoconducto que significa la resignificación de la tierra y una cosecha histórica de frutilla orgánica. “Cabe destacar que también fue vital y emocionante la presencia de distintas escuelas y supervisoras, hemos encendido la llama, es importante como hecho político, porque son áreas fundamentales, la escuela y el centro de salud son estratégicamente viales a la hora de debatir sobre qué tipo de agricultura necesitamos. Hemos entrado directamente al corazón del pueblo, estamos muy contentos por eso, nos parece un hecho revolucionario el haber podido reunir distintas áreas del estado como salud y educación con las familias campesinas”.

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