Sin lugar a dudas, la belleza natural del Delta es uno de los principales atractivos del territorio tigrense. Se trata de un paraíso ecológico, en el que la actividad humana se desarrolla en armonía con la naturaleza, y este equilibrio es percibido inmediatamente por quienes lo visitan. Navegar por sus ríos y arroyos, disfrutar de la exuberante vegetación, apreciar las construcciones isleñas, aventurarse en la naturaleza y practicar deportes acuáticos son apenas algunas de las actividades que esta particular geografía ofrece.
Además del cautivante Delta, en Tigre se puede visitar también otros lugares como el Puerto de Frutos, el Paseo Victorica o Villa La Ñata, interiorizarse acerca de su historia y su cultura en prestigiosos museos y espacios de arte o recorriendo el circuito del antiguo Camino Real, y disfrutar de numerosas atracciones como las del Parque de la Costa y de una variada propuesta gastronómica y hotelera.
Tigre forma parte de la historia argentina y bonaerense desde sus más remotos tiempos. Los pueblos originarios, la era colonial, las luchas por la independencia y la construcción de la Argentina moderna generaron en el distrito un rico legado histórico que llega a nuestro presente y se proyecta al futuro.
Su población se nutrió con el aporte de cada una de las colectividades de inmigrantes que se establecieron en el distrito y que dejaron un patrimonio cultural y arquitectónico espléndido, que se expresa en verdaderas joyas como el Museo de Arte Tigre (MAT) y los tradicionales y emblemáticos clubes de remo.
Con la revalorización de sus principales atractivos, recorridos en el bus turístico y salidas nocturnas por ríos y arroyos, Tigre conformó un modelo turístico propio, basado en el perfeccionamiento de su oferta.