Por Pablo Winokur
Guerra total y pases de facturas en el Frente de Todos. Los números en el Senado. El revelador documento que plantea que la inflación puede estar arriba del 60%.
Al acuerdo con el FMI todavía le falta el Senado. Aunque la votación va a ser mucho más tranquila que lo que fue en Diputados. El trámite va a ser rápido porque toda la discusión fuerte se dio en la Cámara baja. Se supone que los senadores van a votar en “espejo” respecto a lo que hicieron los diputados (el senador radical por Corrientes va a votar igual que el diputado radical por Corrientes, los del Frente de Todos de Entre Ríos van a votar igual que en Diputados, etc). Aunque puede haber algunas sorpresas que de ninguna manera van a cambiar el resultado.
El proyecto con media sanción en Diputados fue girado rápidamente al Senado y derivado a la comisión de Presupuesto y Hacienda, que preside el riojano Ricardo Guerra. Para evitar sobresaltos, hace unos días bajaron (igual que en Diputados) a los senadores camporistas de la Comisión, Anabel Fernández Sagasti y Mariano Recalde; pusieron excusas formales.
¿Cómo será el cronograma?
El lunes van a exponer funcionarios del Ejecutivo liderados por Martín Guzmán.
El martes, agenda de invitados a confirmar.
El miércoles, debate entre senadores y dictamen de comisión.
En el Senado se necesita esperar una semana entre el dictamen y la sesión. Salvo que se cuente con los 2/3 para habilitar el tratamiento. Los números están (se necesitan 48 senadores) y la sesión se haría el jueves.
En esa cámara creen que puede haber sorpresas “positivas”: “Los diputados son del pueblo y los senadores son de los gobernadores”, dicen cerca de un importante senador oficialista. Por ejemplo, la senadora Ana María Ianni, de Santa Cruz. ¿Va a votar según su convicción o según la necesidad de su gobernadora, Alicia Kirchner? ¿Cómo pueden influir las presiones de las empresas petroleras de la zona que necesitan sí o sí el acuerdo para seguir subsistiendo y financiando a la política? Esta última pregunta se la hicieron también muchos senadores de Juntos por el Cambio en momentos en que parecía imposible que aprobaran el acuerdo con el FMI.
¿Cómo están los números en el Senado?
A esta hora aparecen así:
A favor
23 senadores del Frente de Todos
30 de Juntos por el Cambio
6 de otros bloques chicos
Total: 59 votos
En duda
Dos senadores del Frente de Todos que pulsean entre sus convicciones y su responsabilidad institucional.
A estos dos, en el bloque oficialista, algunos agregan a la ultracristinista Anabel Fernández Sagasti, que dio hace unos días un mensaje enigmático: “Voy a votar como peronista y mendoncina”.
Votos “no positivos”
10 senadores que responden a Cristina Kirchner, entre camporistas, cristinistas y otros. Podrían votar en contra o abstenerse, pero difícilmente voten a favor.
Con este esquema, se repite lo que pasó en Diputados. El acuerdo que presentó el Gobierno va a tener más respaldo de la oposición que del oficialismo, en una situación inédita en la política argentina.
Los pases de facturas están latentes en el Frente de Todos. En Diputados y también adentro del Poder Ejecutivo.
Máximo Kirchner. No le reprochan que no haya acompañado (eso no es sorpresa), ni siquiera que haya votado en contra. Pero no gustó la maniobra que hicieron desde La Cámpora. Máximo no participó en todo el debate y recién entró al recinto 3:31, cuando había terminado su discurso de cierre Germán Martínez, presidente del bloque oficialista. “Como militante política me hace respetarlo muy poco: si sos jefe de una agrupación, sentate y da la discusión política en el parlamento”, planteó una diputada de larga historia en el Congreso.
Agustina Propato. Votó en contra y se sentó a explicar por qué. Su nombre no dice demasiado, pero quizás sí el apellido de su marido: Berni. Primer gesto de independencia de un hombre que quiere ser candidato a Presidente.
Gisela Marziotta. Una diputada que responde a Víctor Santa María, líder del sindicato de encargado de edificios y una de las cabezas del per
onismo porteño; históricamente estuvo alineado con Alberto. Hay miedo de que La Cámpora los deje afuera de una futura repartija en la Ciudad.
Hugo Yasky y Sergio Palazzo. Son líderes de la CTA y de la Bancaria, de posturas muy críticas al FMI. Pero se abstuvieron. En los días previos a la votación se los vio en la Casa Rosada. Pidieron aumentos paritarios muy altos. ¿Se los darán?
Daniel Gollan. El exministro de Salud de la Provincia también se abstuvo. ¿Qué esfuerzo hizo Kicillof para que los diputados de la provincia voten a favor del acuerdo? Días antes de la votación, Nación hizo un acuerdo con Provincia por 75.000 millones de pesos para “fortalecer la gestión provincial”. No alcanzó. 19 de los 32 diputados peronistas de la provincia votaron en contra del acuerdo o se abstuvieron.
En el Gobierno no cayó nada bien la maniobra de Máximo Kirchner y La Cámpora (Foto: archivo).
Por fuera de Diputados hay otros pases de facturas
Claudio Lozano. Una de las cabezas de la agrupación Unidad Popular dentro del Frente de Todos. Acaba de presentar un recurso de amparo para declarar la “nulidad insanable” del acuerdo con el FMI. Lozano es director del Banco Nación. “Si sigue así le dan un despacho al lado de Alberto”, dice irónico un albertista. Son muchos los alfiles del Presidente que creen que habría que desplazar a funcionarios que militan en contra del propio gobierno.
Massa vs. Guzmán. Otra pelea reeditada. En el massismo creen que el ministro fue uno de los derrotados de la jornada. “Hubo que reescribir todo el proyecto que mandó y al final no logró que se apruebe el suyo”, decían cerca del presidente de la Cámara baja.
En la Casa Rosada salieron a defender al ministro -ratificado en su puesto- y dicen que la idea de hacer dos artículos en la ley (uno que aprobara el préstamo y otro que aprobara el programa económico) salió de las oficinas de Massa. La redacción original del borrador de la ley -al que tuvo acceso A24.com- era de un solo artículo. Si bien hacía referencia al programa económico, era algo que se podía sacar como parte de la negociación, explicaron.
El borrador del proyecto del acuerdo con el FMI sancionado en Diputados.
Massa y Guzmán están enfrentados hace tiempo. Aunque Massa se vendió inicialmente como su descubridor, últimamente no andan bien. Algunos dicen que hay una diferencia de estilos; otros que Massa quiere ser un superministro de Economía. Por supuesto, en el massismo lo desmienten.
Peronismo vs. Alberto
En uno de los espacios que votaron en contra del acuerdo sin ser de La Cámpora hay quejas: “No hay construcción política. Después del Mundial, la lapicera la van a tener los mismos que la tuvieron: Máximo y Cristina. De un lado, hay un manejo férreo y del otro lado nada”, plantean. ¿Para qué votar el acuerdo si sacaron la ley con apoyo de los radicales? Alberto parece una mala apuesta.
Un documento que maneja la oposición vaticina que la inflación de este año puede estar entre el 55% y el 60%. Por su parte, dentro del oficialismo, hay quejas por el programa económico del Ejecutivo (Foto: archivo).
Un documento interno surgió en la oposición en medio del debate por el acuerdo con el FMI. Se hizo casi de manera colaborativa entre distintos diputados de distintos bloques. El dramático documento desmenuza algunos aspectos del acuerdo con el FMI. Si bien no está escrito con todas las letras en el documento, en función de las variables analizadas, una de sus autoras asegura: “La inflación este año va a estar entre el 55% y el 60% dependiendo de la velocidad en que se produzca la devaluación del dólar oficial y el ajuste de tarifas”.
En el capítulo “Política monetaria e inflación” de ese documento se critica que el memorándum “no se establecen metas de inflación” y que la suba de precios “funciona como válvula de escape”.
En las conclusiones plantea:
"Es un programa poco desafiante: no incluye reformas estructurales, solo el compromiso de 'comenzar' a pensar algunas reformas no estructurales en el tiempo (por ejemplo, la revisión regímenes especiales jubilatorios)".
No se trata de un programa que permita crecer: más bien uno diseñado para frenar la acumulación de distorsiones, propiciando más prolijidad en las cuentas públicas y una mejora de la cuenta corriente.
La meta de acumulación de reservas luce como la más exigente desde 2023.
Marcará la nominalidad (inflación) al volver endógeno el tipo de cambio.
Condicionará las importaciones y, por ende, el crecimiento.
La coherencia interna del programa cierra con inflación alta.
Los ingresos crecen más rápido que los gastos, permitiendo que solo la inercia mejore las cuentas fiscales.
Licua los pasivos remunerados del BCRA.
Un exministro, aliviado de no estar ya en su cargo, planteó a A24.com que solo hay una manera de hacer cerrar el programa económico: pisando el gasto público a partir de septiembre y subejecutar partidas. En el peronismo y en la oposición hay coincidencia en que el programa económico no cierra.
La pregunta es cómo se sostiene la gobernabilidad sin resultados económicos, con un presidente débil, una coalición de gobierno fracturada, un Estado casi quebrado y una situación social que sigue siendo una bomba de tiempo.