Por Pablo Vera
Sportivo La Patria de Burzaco está pasando un momento difícil. Su técnico está preocupado. Una y otra vez con ansiedad frenética toma su calculadora. Proyecta resultados. Nada lo conforma. El maldito promedio puede determinar el descenso de Sportivo. “Pistola”, el jefe de la barra, le advirtió con la diplomacia que lo caracteriza que el descenso es intolerable. Prende la tele. Nada lo entretiene, y el Dios Morfeo anda de fanco aunque luego de un tiempo se duerme un rato. Está citado antes del entrenamiento por la Comisión Directiva.
El Presidente le dice: “Mire, la decisión es que Javier Verde, ése al que apodan 'Dólar', sea titular. Y no solo eso: será el eje del equipo. A ver, para que lo entienda, todo girará alrededor de Verde. Será el parámetro para el precio de venta de los demás jugadores y evaluaremos los pagos del club en relación al valor de su pase. Como dicen en economía, será nuestra garantía, nuestra reserva de valor. ¿Entendido?"
El Profe contesta que sí, Presidente, sin mucho entusiasmo, y se va para la cancha.
El entrenamiento empieza con su rutina diaria. Calentamiento, elongación y luego la práctica de futbol.
Sin estar muy de acuerdo con la decisión, a regañadientes llama a Javier: "Mire, a partir de hoy es titular y capitán del equipo”.
El tipo se sonríe con ironía y soberbia. Por su relación con Pistola, sabía que la decisión estaba al venir. Sería no solo la estrella del Sportivo, sino que todos los compañeros jugarían en virtud de sus ritmos, sus creencias, sus caprichos y, por qué no decirlo, también sus días malos (o de crisis futbolística).
Sería el salvador del Sportivo La Patria. Si bien venia jugando, ahora la titularidad sería. Encima, la capitanía. Antes no tenía mayores respaldos, pero siempre se había sentido destinado al éxito. Claro que no siempre jugando con lealtad. Los vitalicios del Sportivo recordaban sus pasos por las inferiores y sus artimañas para perjudicar a compañeros, para ponerse él como referente. Pero claro, los vitalicios no tenían lugar en la Comisión Directiva, donde todos recordaban cuando Pistola les rayó los autos como señal de advertencia cuando criticaban a Verde.
Agrandado por la situación, le dijo al técnico: “Mire Profe, yo juego, pero que José Peso vaya al banco, porque está lento y la barra no lo quiere”.
El Profe ya estaba advertido. Era la exigencia que esperaba. José, golpeado, insultado por la barra y ninguneado por los dirigentes, se imaginaba que lo correrían. Al escuchar la decisión solo dijo: “Despreocúpese, Profe, iré al banco, pero solo le digo algunas cosas. Mire, Verde va a pedir aumento de sueldo y no se extrañe que al tiempo pida su propia cabeza. Es un jodido, lo conozco de las inferiores. Tal vez ganemos algunos partidos pero le aseguro, que cuando le hagan una oferta se va a rajar. Y si nos quedamos cerca del descenso, peor. Nos dejarán solos y se fugarán por la puertita que da al baldío de al lado”.
Peso tenía razón. Verde ganó unos partidos, pero cada vez exigía más. Los hinchas, si bien estaban contentos, se dieron cuenta de que la cuota social no dejaba de aumentar. El bufetero se estaba fundiendo, meta sanguche de milanga que los prepotentes nunca pagaban. La pileta de natación ya no era para los socios. La habían concesionado. ¿Se acuerdan del terrenito en Isidro Casanova, propiedad de Sportivo? Lo vendieron para que Verde renovara contrato.
Como no era suficiente, se decidió despedir empleados del Club y rebajar un quince por ciento a los que se salvaron. Verde recomendó a una tal Pueyrredón Luro, una feroz ejecutiva de alcurnia patricia, para que interviniera las finanzas del club. Entonces no solo redujo los salarios. Amenazó con más restricciones a los laburantes de Sportivo La Patria.
Pueyrredón Luro y su asistente Ricardo López Bull intentaron hasta cerrar la Escuelita del club. Ahí los pibes les armaron un brutal despelote y tuvieron que retroceder.
Sin embargo no todos fueron palos para Pueyrredón Luro. ¿Te acordás de Mirtha, la vecina que almorzaba en el club? Bueno, Mirtha la alentaba, decía que era muy valiente. Después nos enteramos de que Mirtha era hincha de Athletic Club La Colonia, el archirival de Sportivo La Patria. Brava Doña Mirtha, era capaz de todo por el Athletic, se diría de un amor apasionado, voluptuoso, carnal.
Los resultados futbolísticos comenzaron a no ser los esperados, con algún empate de local e indefectiblemente todas derrotas de visitante.
Al Profe lo echaron y el Verde exigió a Domingo, el Burrito, quien llegó con muchas promesas de que traería varios jugadores del exterior pero nunca aclaraba cómo se pagarían sus sueldos. El fantasma del descenso sin prisa pero sin pausa se acercaba al Sportivo. Los rivales aprovechaban y por las redes se vestían de fantasmas y le auguraban el futuro sombrío al Sportivo.
Como advirtió Peso, el tal "Dólar" se fugó por el pasillo con todos los suyos. Sportivo estaba al borde del descenso.
Fue entonces que Juan Domingo, un vecino fanático del Sportivo me llamó por teléfono. “Che, Pablo, acompañame a la cancha, que hoy nos jugamos el todo por el todo".
“Dale Juan, con todo gusto, aunque hace tiempo que no sigo la campaña del equipo. ¿Cómo está la cosa?"
“Mirá, volvió Pesito al equipo, lo exigió el nuevo técnico."
“¿Y quién es?”
“Un flaco alto, medio bizco. Fue técnico de Racing de Santa Cruz. El tipo es práctico, no te digo que somos el Barcelona de Messi pero a veces hacemos unos golazos, te aseguro que la defensa es un roble y ni hablar de la mitad de la cancha: ahí los tipos le meten y meten."
Al acercarnos al Coloso de Burzaco el corazón late más fuerte. Juan Domingo, hincha muy querido, encabeza lo que parece una procesión. Antes de entrar al Coloso, se para sobre un par de cajones y arenga: "Muchachos hoy alentar y alentar, ¿eh? Y no extrañen al que se rajó. Nunca pensó en nosotros. ¿No se acuerdan cómo especulaba con el precio de su pase? ¿O cuando sin disimulo decía que simpatizaba de chico con Athletic La Colonia?".
“Tengamos memoria", siguió Juan. "Ese turro del Burrito Domingo se las tomó sin dudar con Fernando, el que era presidente del club, cuando se la vieron jodida. El Uber se fue tan rápido que parecía un helicóptero. Así que hoy banquemos al flaco."
La arenga nos motivó. Había hasta caras de ilusión. Pero falta una hora para que empiece el partido y no sé si la hinchada será suficiente. Así que amiga, amigo, si estás cerca del Coloso acompañamos. ¿O preferís quedarte almorzando con la contra?