Por Laura Mafei
El 24 de septiembre es el Día Mundial del Cáncer de Tiroides y según la Organización Mundial de la Salud alrededor de 750 millones de personas en todo el mundo experimentan algún tipo de trastorno tiroideo. Sobre la importancia de su detección temprana y un adecuado tratamiento, opinó para Télam la endocrinóloga Laura Maffei.
El 24 de septiembre es el Día Mundial del Cáncer de Tiroides, oportunidad en la que quiero destacar la importancia de esa pequeña pero vital glándula en forma de mariposa que reside en la base de nuestro cuello. Con solo 25 gramos de peso, trabaja incansablemente para producir hormonas que influyen en prácticamente todos los aspectos de nuestro cuerpo.
La tiroides es esencial para regular nuestro metabolismo, un proceso crítico que afecta nuestro nivel de energía, ritmo cardíaco y más. A pesar de su pequeño tamaño, su impacto en la salud es inmenso. Cualquier desequilibrio en su funcionamiento puede tener repercusiones significativas en nuestro bienestar general.
Es sorprendente que a pesar de su importancia, los problemas asociados a esta glándula a menudo pueden pasar desapercibidos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 750 millones de personas en todo el mundo padecen alguna forma de enfermedad tiroidea, y lo que es aún más preocupante, alrededor del 60% de ellas desconocen su condición.
Entre los trastornos hormonales más comunes se encuentran el hipotiroidismo y el hipertiroidismo. Sin embargo, hoy quiero centrarme en el cáncer de tiroides, una afección que merece nuestra atención.
Esta patología se origina cuando las células sanas de la glándula comienzan a mutar y proliferar sin control, dando lugar a la formación de tumores. Aunque afecta a ambos sexos y en cualquier etapa de la vida, es más común en mujeres y tiende a aparecer en la edad adulta temprana, generalmente entre los 20 y los 55 años.
Los tumores tiroideos, también conocidos como nódulos, a menudo se descubren de manera fortuita al examinarse el cuello o, en el caso de los hombres, al afeitarse. También pueden ser detectados durante una revisión médica de rutina o cuando se experimenta dolor en la zona. En todos estos casos, es fundamental que se tome como una señal de alerta para programar una consulta con un endocrinólogo. Es importante destacar que existen diversos tipos de tumores tiroideos, siendo el tipo diferenciado el más frecuente. Lo alentador es que este tipo de carcinoma tiende a tener un pronóstico favorable, especialmente en personas jóvenes.
El diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad ha experimentado notables avances. El uso de ecografías de alta definición permite una detección temprana y precisa. Además, la biología molecular nos ayuda a determinar qué tumores requieren cirugía y cuáles no, lo que ha llevado al concepto de "vigilancia activa" en algunos casos.
Las cirugías tiroideas se han vuelto más seguras y menos invasivas, lo que conlleva menos complicaciones y mejores resultados estéticos. Cabe destacar que cada paciente recibe un tratamiento personalizado, considerando varios factores individuales.
En cuanto al seguimiento, se han logrado mejoras significativas. La TSH recombinante ha eliminado la necesidad de suspender la medicación, mejorando la calidad de vida de los pacientes. Además, se han ajustado las dosis de yodo radiactivo para minimizar los efectos secundarios.
En el seguimiento de pacientes con cáncer de tiroides, solíamos recurrir a radiaciones corporales con yodo radiactivo cada 6 meses, lo que requería suspender la medicación de Levotiroxina para inducir hipotiroidismo y aumentar los niveles de TSH. Esto permitía que las células remanentes captaran el yodo administrado. Durante dos años, seguía un control anual, hasta completar los 5 años de seguimiento. Sin embargo, en la actualidad, el uso de TSH recombinante ha eliminado la necesidad de suspender la levotiroxina, evitando los molestos periodos de hipotiroidismo intenso. Esto ha mejorado significativamente la calidad de vida de los pacientes.
En cuanto a las dosis de este medicamento, antes solían ser más altas, lo que a veces causaba efectos secundarios como la disminución de la saliva o la gastritis debido al impacto en las glándulas salivales y estomacales. Actualmente, determinamos con mayor precisión quiénes necesitan yodo y en qué dosis, que generalmente son más bajas, reduciendo así los efectos adversos.
Este día es esencial crear conciencia sobre esta afección silenciosa pero significativa. A pesar de su tamaño, desempeña un papel fundamental en nuestra salud. La detección temprana y el tratamiento adecuado pueden marcar la diferencia. Además, la evolución en el diagnóstico y tratamiento nos brinda esperanza para un futuro más saludable para aquellos afectados por esta enfermedad.
Por Dra. Laura Maffei (M.Nº 62441.), endocrinóloga, especialista en estrés. Directora de Maffei Centro Médico. @dralauramaffei
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