Por JAVIER ANDRADA
Dos clowns con zancos dan la bienvenida a los asistentes en la vereda del Gran Hotel Provincial mientras el lobo marino de piedra de la rambla luce un collar de hojas de cannabis.
En los amplios salones, una ruleta ilusiona al público con la posibilidad de ganarse semillas, con Hip Hop y DJs como telón de fondo.
Es la exposición y algunas de las formas con que la industria busca acercar una “planta maldita” a la sociedad después de décadas de prohibiciones y persecución.
Los expositores que llegaron de trece países y cuatro continentes, permiten a los asistentes a la Cumbre Internacional el acceso a conocimientos y experiencias de primera mano.
Stands con aceites de CBD para dolores crónicos, relajación, ansiedad. Alimentos como brownies y galletitas. Lámparas y carpas para la producción in door. Semillas con precios que van de los ocho a los doce mil pesos según su procedencia.
“La gente viene ávida de información, quieren conocer resultados, saber si lo que se dice es real; hay que entender que cuando sufrís una dolencia hay que tener un diagnóstico, pero todavía falta coordinación con la medicina”, dice Sebastián, uno de los socios de la PYME marplatense La Maquinita CBD, emprendimiento dedicado a la fabricación de aceite medicinal.
La empresa tiene un convenio con la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata para desarrollar solventes, y también trabajan con curvas de vegetación que garantizan un crecimiento óptimo de las plantas.
La recién creada Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME) se encarga de regular la importación, exportación, cultivo, producción industrial, comercialización y adquisición de semillas, del cannabis y de sus productos derivados con fines medicinales o industriales.
Una remera refleja el rostro y las palabras de Manuel Belgrano: “El cáñamo va a traer progreso y riqueza a la Nación”. El prócer había estudiado la especie en su paso por España, donde ya se la utilizaba con fines comerciales e industriales, y estaba convencido de que eran “plantas útiles para la humanidad”.
Pero su plan no pudo avanzar en la sociedad colonial de fines del siglo XVIII. En la exposición, el lema "salud, trabajo y desarrollo", retoma la idea trunca de Belgrano y busca darle forma a la matriz industrial del cáñamo en el país.
La Ley de Cáñamo Industrial y Cannabis Medicinal aprobada en el Congreso Nacional en mayo de 2022 genera optimismo entre los organizadores del encuentro, que ven un sinfín de posibilidades de desarrollo: para 2025 se estima que se crearán diez mil puestos de trabajo con un volumen de negocios quiniento millones de dólares.
Eduardo Porta, presidente de la fundación de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción de Mar del Plata (UCIP) anunció que habrá aportes no retornables para quienes presenten proyectos relacionados con la actividad.
“Nosotros apoyamos desde la fundación el desarrollo del cannabis y el cáñamo industrial. Va a salir una nueva partida para acompañar emprendimientos de mujeres. El año pasado capacitamos a pedido de las empresas a 1700 personas y entregamos aportes no reembolsables por 107 millones de pesos, pensamos que este año vamos a duplicar ese monto”, indicó el empresario.
Linera Bonaerense, la empresa fundada por el belga Jules Steverlink en el pueblo de Jáuregui, es un antecedente importante en materia de producción de cáñamo industrial. En tierras vecinas al Río Luján, Steverlink incursionó con la manufactura de algodón a partir de 1928, siguió con la de lino y a partir de la década del 40 incluyó plantaciones de cáñamo.
La Linera llegó a emplear dos mil trabajadores efectivos con sueldos más altos que el promedio de la época y cerca de ochocientos trabajadores golondrina. En el pueblo, vecino a Luján, se construyeron viviendas, escuelas, cine y teatro por iniciativa del empresario textil a quien Evita supo decirle “usted hizo peronismo antes que Perón”.
La cosecha récord de Linera Bonaerense fue en 1975 con 250 hectáreas, un año antes de que la dictadura encabezada Jorge Rafael Videla cerrara las instalaciones en línea con el prohibicionismo impulsado por Estados Unidos.
Con las fibras de la planta, Linera Bonaerense fabricaba sogas, telas, manteles y paneles aglomerados para la construcción. En el país, la planta fue utilizada además para la elaboración de papel, almanaques y alpargatas. En la actualidad hay 25 mil usos registrados en todo el mundo: ruedas de skate, telas, biocombustible, barnices, tintas de impresión, solventes, lubricantes.
Lo más importante, puede reemplazar al plástico, un derivado del petróleo que es peligroso por la contaminación que genera. Los anteojos Gaia Eyewear, del diseñador industrial Mariano Percivale, son el único producto que en este momento se elabora en la Argentina con el cáñamo como materia prima.
La planta tiene un menor requerimiento de agua que otras especies y además ha sido utilizada para remediar suelos erosionados o contaminados, como los de Chernobil después del desastre nuclear, de Apulia, Italia por la contaminación con hierro y de Fukushima, Japón, también por un accidente nuclear.