Por Mempo Giardinelli
Estimada Señora Vicepresidenta y compañera:
Como seguramente usted recordará, hace años, circa 2008 y al inicio de su primera presidencia, esta columna contribuyó a convencerla de que el Tren Bala que entonces le vendían algunos funcionarios y empresarios era un pésimo negocio para el país y una avivada de miembros de su primer gobierno. Y recordará también que mi libro Cartas a Cristina, que publicó Ediciones B en 2011, fue redactado con el mismo espíritu respetuoso pero inflexible, como corresponde a todo trabajo intelectual libre y severo.
Ahora retomo esa responsabilidad para decirle, en primer lugar, que comprendo –aunque lamentándola– su decisión de no ser candidata a posición política alguna. Somos de la misma generación que sufrió y resistió la dictadura militar videla-masserista-empresarial, y que en los 90 nos opusimos al neoliberalismo globalizador y apoyamos la sucesiva derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Así, volvimos a creer en la política como herramienta de liberación cuando usted y su compañero nos devolvieron la esperanza y millones creímos posible recuperar un Estado fuerte y conductor que resistiera la concentración y no solo distribuyera ingresos sino también riqueza.
Con Néstor primero y luego con usted, volvimos a creer en la Patria Grande cuando en Mar del Plata se le dijo No al ALCA y aplaudimos la ruptura con el FMI, la nacionalización de YPF y Aerolíneas y otros bienes, y la acompañamos y sostuvimos en su decisión de acabar con el infame negocio de las AFJP, en la recuperación del sistema estatal de jubilaciones, y en la lucha por una Comunicación Democrática, impulsando la ley de medios que otorgó legalidad a medios cooperativos, comunitarios, de pueblos originarios, de personas con discapacidad, y de pequeñas y medianas empresas de arraigo local.
Pero ley que, también hay que decirlo, desdichadamente no desmonopolizó los multimedios y entre otras falencias desfinanció la TDA, que podía habernos dado una Televisión Federal en la que cada provincia pudiera verse simultáneamente en todo el país, rompiendo con el porteñismo y la concentración informativa.
Y así, después que usted entregó la presidencia a Macri y en su retorno cuatro años más tarde integrando la fórmula electoral con el presidente Alberto Fernández hasta el día de hoy, la Argentina no sólo no ha avanzado sino que va de mal en peor y diga él lo que diga llevamos tres años de retroceso en casi todos los órdenes y la perspectiva electoral es sombría.
Y lo cierto es que desde 2019 y con el FdT en el gobierno nunca más volvimos a escuchar de nuestros funcionarios que la lucha era por la independencia económica, la soberanía política y la justicia social.
Más allá de la pandemia y el endeudamiento macrista, el FdT se quedó en retóricas posibilistas y en las políticas de acuerdos con el FMI, en busca de una estabilidad económica que atada a esos acuerdos sólo se sostiene sobre la base de la extranjerización y la reprivatización. Nunca más se volvió a hablar de Estado protagonista y planificador y ni se diga de Soberanía, que es el concepto rector de toda nación independiente, como señalaron José de San Martín, Manuel Belgrano y otros padres de la Patria.
Este columnista acompañó lealmente al gobierno del FdT, que usted integra como vicepresidenta, pero sin dejar de señalar sus crecientes y hoy ya absurdas contradicciones, sus debilidades y retrocesos, y en particular sus entregas de Soberanía, que ya son sistemáticas y gravísimas y que provocan que a millones de argentinos y argentinas les resulte imposible seguir avalando. Sobre todo porque es esa creciente debilidad la que dio alas a una oposición irresponsable y cipaya, y hasta violenta como se vio en el intento de asesinato del que usted fue víctima.
Y oposición que para colmo hoy controla a la Corte Suprema y prácticamente a todo el Poder Judicial, así como en el plano político induce y condiciona al neoliberalismo del gabinete presidencial e inmoviliza al Poder Legislativo. Y encima prácticamente suprimiendo el federalismo porque se apoya y concentra en el poder municipal de la ciudad capital de la República, lo que es inconstitucional y ominoso. Usted misma, Cristina, ha sido víctima de ese poder.
Y acaso lo seguirá siendo porque la Argentina está cada vez más colonizada, y no sólo por mafias y corrupción sino porque todos los agentes económicos y mediáticos, y gran parte de los cuadros políticos del FdT vienen consolidando un Estado neoliberal. Con sometimiento ya vergonzoso ante el FMI y con presos políticos como Milagro Sala, a quien el propio presidente Fernández niega el indulto como si fuera una cuestión teórica de la Facultad de Derecho de la UBA.
Asimismo, el gobierno sigue entregando soberanía sobre el Río Paraná y todos los puertos, y no opera el Canal Magdalena. Y el Sr. Massa busca desesperadamente dólares e inversiones pero ignorando –ingenuo o contumaz– que con solamente controlar nuestros puertos tendríamos más de 20 mil millones de dólares anuales. Y mientras las concesiones siguen venciéndose, ni se habla de proyectos de recuperación, como esperando precisamente a que se venzan para renovarlas.
Y encima se desalienta la recuperación de una industria naviera como la que tuvimos y aún resiste heróicamente. El gobierno que usted integra, Cristina, no dice una palabra acerca de recuperar una flota naviera, y por eso son conmovedores los vecinos de Necochea y Quequén, que no paran de reclamar la recuperación de un puerto excepcional de aguas profundas que no reporta beneficio alguno a la Nación ni a la Provincia de Buenos Aires. Y resisten como los trabajadores de dragado y balizamiento que se oponen a privatizar para negocios inmobiliarios las históricas pero recuperables Direcciones de Vías Navegables de las ciudades de Paraná y de Corrientes.
Y usted bien sabe, Cristina, que con sólo recuperar la marina mercante nacional –marítima y fluvial– evitaríamos el gigantesco gasto en fletes que engrosa el déficit estatal. No parece casualidad, por eso, que nadie habla en el gobierno de los miles de millones de dólares que podría darle al país una flota propia. Aunque sí cacarean crecimientos que no se ven, a la vez que juegan a las figuritas a ver qué candidato apoyarán de entre los autorizados por embajadas, empresarios o multinacionales.
Por todo eso, Cristina, compañera, este columnista da por obvio que usted sabe que se buscan dólares afuera mientras aquí se los regala a los bancos, y es macizo el silencio respecto de acabar de una vez con La ley de Entidades Financieras de Martínez de Hoz. Como también sabe usted, no lo dudo, que nuestro pueblo no quiere que gobiernen más ni la Bolsa de Comercio de Rosario, ni AEA, ni los fondos buitres como Black Rock, Fidelity, Vanguard y otros. O sea, usted sabe que queremos volver a ser soberanos y que ésa es la clave. La Soberanía es la cuestión.
Suyo, cordial y respetuosamente.