Por DRA. LEISA MOLINARI
La autora aporta consejos para protegerse de la radiación solar en el verano y enfatiza la necesidad de usar los protectores solares durante todo el año.
No es posible hablar del sol sin hacer referencia a nuestra piel. El cuerpo es sabio y cuando sabe que se está enfrentando a una situación peligrosa, que le puede causar un daño mayor, busca protegerse. En el caso de la piel, la pigmentación que obtenemos al tomar sol es esa protección a la que hacemos referencia.
Cuando se trata de resguardar nuestra piel de la radiación, el protector solar es un gran aliado. Pero, no sólo debemos usarlo en la temporada de verano y en espacios exteriores, sino que también debemos incorporarlo cómo hábito durante el resto del año y en espacios cerrados.
En este sentido, los rayos UVA, responsables y causantes de las arrugas, alergias, manchas y cáncer de piel, están siempre presentes, independientemente de la estación. Por esto, el protector solar debe ser aplicado aun cuando permanecemos en interiores, debido a que este tipo de rayos traspasan vidrios de espesores finos.
Tipos de radiaciones y peligros
Radiaciones ultravioletas A (UVA): están conformados por la mayor parte de la energía ultravioleta del sol. Este tipo de radiaciones no enrojecen, es decir no queman "de manera visible" tu piel. Sin embargo, son las responsables de acelerar la hiperpigmentación y el envejecimiento, con lo cual propician la aparición de arrugas, líneas de expresión, manchas y flacidez. Por otra parte, los rayos UVA se encuentran presentes todo el año y representan la mayor amenaza para la salud de la piel. Incluso pueden penetrar ventanas y nubes, y dañan el ADN. El 95% de los rayos llegando a la tierra son UVA.
Radiaciones ultravioletas B (UVB): son aquellas vinculadas directamente a la aparición de ese eritema (enrojecimiento) clásico visible en las quemaduras solares. Son aquellas que afectan generalmente en las épocas de primavera-verano.
Además de estos, existen los llamados UVA largos, un subgrupo de radiaciones ultravioletas A de 400 nm de espectro y hasta ahora poco conocidos. Este tipo de rayos penetra en la piel de forma más profunda y genera problemas, tales como manchas de pigmentación oscura, alergia al sol y asimismo aceleran notablemente el envejecimiento de la piel.
Precauciones
Ahora que ya conocemos los tres tipos de causantes de lesiones de la piel, nos queda abordar los principios de una buena fotoprotección. En primer lugar, debe ser completa. Es decir que debe filtrar eficientemente los rayos UVA, UVB y los UVA largos. La fotoprotección es un pilar fundamental a la hora de cuidar la piel de manera diaria y a largo plazo. A continuación, detallaré algunos tips para tener en cuenta:
Considerar los mejores horarios para realizar actividades al sol (evitar la exposición entre las 11 y las 16).
Utilizar barreras físicas adecuadas (gorros, anteojos de sol y remeras con filtros).
Aplicar el protector solar 30 minutos antes de la exposición solar.
Hay zonas de nuestro cuerpo que se encuentran expuestas todo el año y debemos protegerlas. El rostro, las manos, el escote, el cuero cabelludo (en personas calvas), el cuello y orejas son zonas que debemos cuidar.
Con el acceso a la tecnología y a los dispositivos móviles, hoy podemos saber en tiempo real el índice de radiación, conocido como índice UV, el cual es un indicador muy valioso y al que debemos prestar atención.
En síntesis, el protector solar debe ser un hábito, no solo en verano, porque además con el solo hecho de utilizar el protector, de proteger la piel, se comienzan a evidenciar cambios positivos en pacientes con rosácea, acné, piel sensible. El cuidado de tu piel tanto en salud como en estética, empieza usando protector solar diario.