Por JORGE LUIS BERNETTI
La muerte del subteniente Matías Chirino generó una rápida reacción del ministro Taiana, que no sólo ordenó el relevo de los oficiales implicados sino que además denunció el hecho a la Justicia civil, además de la militar. Por otra parte, resolvió prohibir las denominadas “ceremonias de iniciación o recepción” de personal y también prohibir la introducción y consumo de bebidas alcohólicas en las dependencias castrenses.
Pocos días atrás el ministro de Defensa encabezó en el patio de honor del Colegio Militar de la Nación una solemne y muy poco frecuente ceremonia militar en la que se impuso el nombre de “Subteniente Matías Chirino” a la promoción 152 del CMN, egresada en diciembre pasado y a la que pertenecía Chirino. La ceremonia implicó una formación de jefes superiores, oficiales y cadetes con la presencia de los padres y una hermana de Chirino.
El subteniente Chirino era el oficial que murió hace pocas semanas luego de una denominada “ceremonia de iniciación” realizada en su primer destino militar en el Grupo de Artillería 3, en Paso de los Libres (Corrientes). Entonces fue forzado a ingerir vino y otras bebidas alcohólicas y murió pocas horas después.
La reacción del ministerio de Defensa fue ordenar, con el acompañamiento activo de la jefatura del Estado Mayor General del Ejército, el relevo y pase a disponibilidad de una decena de oficiales implicados en el grave episodio. El Ejército denunció el suceso a la Justicia Federal en aplicación de la ley que derogó -el 29 de agosto de 2008- por iniciativa del presidente Néstor Kirchner y gestión de la ministra de Defensa Nilda Garré, el Código de Justicia Militar y confió a la justicia civil en el fuero federal, el tratamiento de eventuales delitos penales cometidos en jurisdicción militar. Al tiempo que la ley 26394 estableció Consejos de Disciplina para juzgar las violaciones a las disposiciones específicamente militares. Uno de estos organismos juzgó la conducta de los militares apartados y, en una sanción ejemplar, los dio de baja de la institución.
Hubo otro desgraciado episodio en casi los mismos días durante el cual un suboficial del Ejército, el cabo Michel Natael Verón fue objeto de una singular “ceremonia de recepción” fue objeto de diversos malos tratos y humillaciones, luego de los cuales fue arrojado a la pileta de natación del Regimiento de Infantería destacado en Apóstoles (Misiones). Verón sufrió gravísimas heridas que le impiden caminar y continúa internado en el Hospital Militar Central. Las mismas medidas (pase a disponibilidad de los suboficiales implicados, denuncia a la justicia federal y sanción con baja de la Fuerza) fueron aplicadas a los responsables de la agresión.
El ministro Taiana dictó como consecuencia de los hechos la resolución ministerial MD 973/22 por la que se resolvió prohibir las denominadas “ceremonias de iniciación o recepción” de personal y también prohibir la introducción y consumo de bebidas alcohólicas en las dependencias castrenses. La violación de la disposición será considerada “falta gravísima” en los marcos del artículo 13 de la mencionada ley 26394.
La resolución ministerial fue informada al personal en la formación diaria en las tres Fuerzas (Ejército, Armada y Fuerza Aérea). Tres tipos de reuniones trataron el tema: la primera con los jefes de las divisiones del Ejército; luego, otra con la totalidad de los oficiales instructores de los cadetes y aspirantes del CMN y de la Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral” y, finalmente, una tercera con todos los oficiales cursantes en la Escuela Superior de Guerra. La práctica de “bullying” (acoso) militar” constituye una práctica de graves consecuencias psíquicas y, como en los presentes casos, de gravísimas y mortales consecuencias que, tienen vigencia hoy en muchos sectores de la juventud argentina, tanto civiles (en marcos educativos y deportivos) como militares. La drástica decisión tomada por el Ministerio de Defensa como las aplicadas por los Consejos de Disciplina militares implican una revalorización profunda del rol militar. Como señaló ante el caso la revista “Soldados”, publicación oficial del Ejército: “La condición militar requiere de una conducta ejemplar que debe mantenerse en todo momento y circunstancia. No hay excusas cuando se trata de velar por el respeto a la dignidad y por la protección de los derechos de nuestros hombres y mujeres”.
Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor/autora y no representan necesariamente la posición de la agencia.