Por Alejandro Vanoli
El gobierno anterior no pudo o no quiso que el Consejo Económico y Social sea un cauce para dicho entendimiento, que cuaje en una especie de Mini Pacto de la Moncloa, que permita reducir el nivel de enfrentamiento político y social.
Hace algo más de dos años he venido sosteniendo públicamente la necesidad de generar diez políticas de Estado que reflejen amplios consensos, para garantizar la estabilidad de políticas públicas que permitan crecimiento, baja inflación, fortalecer el empleo y mejorar los salarios.
Para implementarlo propuse que el Congreso implemente en seis meses un paquete de leyes que reflejen ese consenso sobre políticas de Estado que trasciendan la coyuntura y las diferencias partidarias.
La nueva política monetaria nos marca un rumbo de tasas positivas frente a la inflación en el corto plazo, esto hará que los bonos en pesos ajustados por CER comiencen a mostrar rendimientos positivos.
El gobierno anterior no pudo o no quiso que el Consejo Económico y Social sea un cauce para dicho entendimiento, que cuaje en una especie de Mini Pacto de la Moncloa, que permita reducir el nivel de enfrentamiento político y social.
El Gobierno propuso un Pacto de Mayo con diez postulados que no implican un pacto ni será realidad en mayo. El mismo, más allá de algunos temas que es oportuno plantear, pero que requieren un debate serio para implementar cambios profundos, es propio de una visión parcializada de alto contenido ideológico, que quiere imponerse en forma totalitaria y que no refleja el pensar y el sentir de la mayoría de la ciudadanía.
Si bien el Presidente Milei obtuvo la Presidencia con una mayoría en segunda vuelta, lo que implica votos prestados que optan entre dos alternativas, todas las compulsas de opinión pública de estos años y de estos meses, reflejan que una mayoría de argentinos, aún muchos que votaron a Milei, creen en la importancia de valores antepuestos al contenido del Pacto.
Milei lo acaba de reconocer en España con su estilo altisonante y violento al afirmar que “es un Presidente liberal en un país de zurdos”. El país dista de ser libertario o neoliberal, como tampoco hay una mayoría de otro signo ideológico. La Argentina es pendular entre alternativas como se vio en las últimas elecciones.
El país ha sostenido pocas políticas públicas en 40 años de democracia, algunas con mucho consenso y otras con algunos matices y cuestionamientos. Pero se han respetado valores que implican mayores derechos civiles, un Estado presente, priorizar la justicia social, un equilibrio de Estado y Mercado, el rechazo a la privatización de diversas empresas públicas, importancia de la educación, ciencia y tecnología, Malvinas, la profundización de Mercosur, las políticas productivas, la salud pública, además del rechazo a una reforma laboral antiderechos tanto como la privatización del sistema previsional.
Un consenso que hizo que con diversos gobiernos se mantenga un sistema financiero no dolarizado que cuenta con una garantía limitada de los depósitos (SEDESA). Esto es reflejo de una mayoría tiene una ideología difusa, mientras hay diversos sectores que adscriben a posiciones nacionales populares o populistas, centristas, conservadores moderados, progresistas liberales, socialdemócratas o socialcristianas por usar categorías globales, que el Presidente ha anatemizado en sus discursos globales, pero que coinciden en ese equilibrio con un poco más de Estado o un poco más de Mercado y con matices en los valores antedichos.
En muchos casos valores que no fueron correspondidos con adecuadas políticas. Pero la sociedad quiere más y mejores bienes públicos, más allá del enojo con la política que no los proveyó en cantidad y calidad, no su desaparición.
Así un verdadero Pacto de Mayo de Junio o de Julio debiera recoger un rango medio entre las posiciones antagónicas de la grieta histórica, que derivó en un péndulo trágico y no un decálogo extremista de una mayoría circunstancial para ser eficaz y duradero. Lo parcial o lo impuesto no sobreviviría a esta gestión.
En un mundo y un país de alta incertidumbre un acuerdo de buena fe y sin imposiciones, acotaría la incertidumbre y permitiría mejorar la confianza de los agentes económicos y de la ciudadanía, generando inversión empleo y crecimiento y además y no menor reduciendo el nivel de la confrontación.
Analicemos cada uno de los 10 puntos y algunas ideas para una posible síntesis de consenso que sea enriquecida por un amplio debate.
Inviolabilidad de la propiedad privada
No hay dudas que la propiedad privada debe como regla ser respetada. No solo la de los grandes inversores sino la de los ciudadanos que muchas veces ven su propiedad y derechos conculcados. La seguridad ciudadana es un valor que muchas veces el progresismo no mensuró adecuadamente.
Pero la propiedad privada no es un derecho absoluto que pueda ejercerse contra valores colectivos. Todos los países incluyen en ciertos casos de utilidad pública la expropiación por justa causa e indemnización.
Este punto podría consensuarse así:
Alternativo: Inviolabilidad de la propiedad privada sujeto a que cumpla con su función social
El equilibrio fiscal innegociable
El equilibrio fiscal es un instrumento de política, no un objetivo y menos un dogma de fe. De 2011 a 2023 EE. UU, Japón, Francia y Gran Bretaña tuvieron déficit fiscal todos los años. Alemania e Italia tuvieron superávit desde 2011 hasta 2019 y déficit desde 2020. Canadá superávit solo de 2014 a 2019. Brasil y México alternan años de superávit y déficit. Ciertamente la política fiscal es un instrumento que depende del ciclo económico y todos los países desarrollados hacen políticas anticíclicas para lograr el mayor crecimiento con la menor inflación y recurren al déficit fiscal para enfrentar tanto las crisis económicas (2008-2009) como shocks (pandemia). Es cierto que Argentina es un país endeudado y dolarizado que no permite un margen significativo y sostenido de déficit fiscal, pero ningún país puede atarse las manos para sostener su economía.
2 Alternativo. El país tenderá al mayor equilibrio fiscal de mediano plazo posible, con déficits fiscales temporales para sostener el crecimiento y 4) La reducción del gasto público a niveles históricos en torno al 25% del PBI. Una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio
En línea con lo analizado en el punto 2. La sociedad argentina debe encontrar un equilibrio entre Estado y Sector Privado. Lo importante es que el Estado sea eficiente, más allá del tamaño. También que provea una adecuada infraestructura y bienes públicos, donde las necesidades son múltiples ante la ausencia de servicios o la mala calidad de las prestaciones. Si bien se deben hacer recortes para eliminar el gasto improductivo, el gasto necesario para garantizar derechos elementales es no inferior a los recortes que pueden y deben efectuarse.
En Europa el gasto público supera el 40% del PBI, en Francia e Italia más del 50%. Japón el 42%, EE. UU el 36% y China el 33%. O sea, en ningún país desarrollado, salvo EE. UU baja del 40%. En Argentina el gasto público nacional alcanzaba en 2022 el 23,6% y sumando provincias y municipios el 42,3%.
Si el Gobierno pretende reducir el gasto de todas las jurisdicciones/PBI al 25% (promedio de 1976 a 2005) ello implica un ajuste draconiano de 17 puntos del PBI injusto, inviable y socialmente explosivo.
Si bien es necesario eliminar o bajar ciertos impuestos hay sectores que pueden contribuir más para acercar las tasas de impuestos directos a estándares internacionales. Por fuera de combatir la evasión y la elusión y eliminar exenciones o subsidios injustos.
En síntesis, es necesaria una amplia reforma tributaria progresiva que financie el gasto público necesario con sustentabilidad y justicia
3 y 4 Alternativo. El país hará una reforma tributaria progresiva que grave más a quienes más ganan, combatiendo la evasión y reduciendo impuestos a sectores medios y populares además de analizar la estructura de gasto público, aumentándolo donde sea productiva y socialmente necesario y reduciéndolo donde haya privilegios inaceptables.
Rediscusión de la coparticipación federal para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual
Este punto requiere una discusión pendiente desde la reforma de Alfonsín, los parches (Fondo del Conurbano) y lo planteado y no instrumentado en la Constitución reformada. Se requiere adecuar la coparticipación de la Provincia de Buenos Aires que está subrepresentada según diversos criterios y adecuar la coparticipación de CABA al nuevo status de autonomía, entre diversas cuestiones que incluyen los regímenes promocionales, los criterios de tributación nacional y provincial, además de pautas claras para definir la coparticipación con criterios múltiples y razonables que concilien potenciar el estímulo a generar recursos propios con criterios de desarrollo federal e integral.
Alternativo Rediscusión de la coparticipación federal con criterios de desarrollo regional con criterios de sustentabilidad y equidad
Un compromiso de las provincias en la explotación de los recursos naturales del país.
Este punto es razonable si se concilia con el cuidado del medio ambiente y el encadenamiento de la explotación primaria con valor agregado, industrial y de servicios, evitando una economía de enclave extractivista y promoviendo un desarrollo armónico con un marco regulatorio razonable
Alternativo un compromiso de la Nación y las Provincias en una explotación racional y sustentable de los recursos naturales en el marco de un desarrollo regional con valor agregado
Una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal
Este es un punto razonable que requiere una discusión para adaptar normas a los cambios tecnológicos productivos y sociales. Debe quedar claro que no es una reforma antiderechos y que el capital y el trabajo deben compartir los frutos de la mayor productividad. Los países desarrollados están reduciendo la jornada laboral. La experiencia internacional indica, como diversos estudios de la OIT que la desregulación laboral promueve mas empleo en el auge, pero destruye más empleo en las recesiones, por lo que la reforma debe efectuarse como modernización de relaciones y no como facilitadoras de despidos.
Una reforma que, de sustentabilidad al sistema, respete a quienes aporten y permita a quienes prefieran un sistema privado de jubilación
Sin duda que el sistema debe ser sustentable y que deben respetarse los aportes. El sistema actual permite seguros de retiro privado. El sistema previsional deberá adaptarse a los cambios demográficos y de trabajo y eso implicará debatir la modalidad de las prestaciones, pero la experiencia del régimen de AFJP (1995-2008) muestra que un sistema privado, aumenta el déficit fiscal por muchos años y no asegura buena cobertura y prestaciones. Europa mantiene un sistema público de reparto. He hablado de este tema en la nota https://www.ambito.com/economia/como-hacer-que-tengamos-buenas-jubilaciones-n5970461
Alternativo Una reforma previsional que concilie sustentabilidad, buenas jubilaciones y equidad distributiva
Reforma política
Este tema es importante y requiere un debate serio y no a las apuradas. El propio gobierno estaría dispuesto a sacar el punto. Lo analizaré en nota aparte.
La apertura al comercio internacional, de manera que Argentina vuelva a ser protagonista del mercado global
El mundo actual se aleja de la apertura. Los países se vuelven más proteccionistas, como demuestra la suba de aranceles del 100% que hizo EE. UU. sobre los autos chinos. Una apertura unilateral es un suicidio productivo. Para ampliar ver esta nota
https://www.ambito.com/opiniones/argentina-contramano-un-mundo-que-incrementa-sus-politicas-productivas-n5981384
Alternativo Profundizar la integración regional para aumentar la competitividad sistémica de la Argentina y ganar mercados para la producción nacional.
Bienvenido sea el debate al que este análisis brinda algunos elementos para poder firmar un verdadero Acuerdo por la Argentina. Pacto o Acuerdo que sea una síntesis de la pluralidad argentina y permita ampliar con verdaderos consensos una estrategia país con políticas de Estado que amplíen las potencialidades de nuestro país y la calidad de vida de los argentinos.