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Opinión del Lector

Dólar, poder concentrado y la paradoja que traen los superpoderes de Milei: ajuste, liberalismo y más impuestos

Julián Guarino

Por Julián Guarino

Ya está en el Congreso una nueva versión del proyecto de ley ómnibus. La paradoja es que si bien nunca un presidente tuvo tan poco poder parlamentario, a la vez, y de sancionarse la ley, ningún presidente habrá tenido tantos superpoderes otorgados para hacer una Argentina liberal.

Trae algunas modificaciones que pidieron los bloques opositores que aún conservan la idea de acompañar la ley. Y si bien podría inferirse que los cambios la han mejorado en su pluralidad, mantiene en su matriz la misma intención agresiva en sus ajustes que la original, algo que puede observarse en cuestiones tan sensibles como los jubilados, industria y economías regionales, por mencionar algunas. Se especula con la chance de que puedan obtenerse hasta tres dictámenes distintos.

A última hora, se sumó la información de que hoy ingresará en el Congreso una nueva ley de Ganancias para modificar la normativa que el exministro Sergio Massa había consensuado, con salarios de más de $ 1.350.000 bruto y se actualizaría en escalas trimestralmente por IPC. Se trata de parte de la negociación que pidieron los gobernadores para subirse al “ómnibus”.

La clave de todo el asunto

Al margen de las modificaciones (más de 140 artículos quedaron afuera) existen dos puntos que merecen mención. Por un lado, se acortaría el plazo de las facultades delegadas que quedaría en 1 año + 1 año. Por otro, seguiría la emergencia en lo previsional y tarifario. Así, lo relevante a destacar, es que todo aquello a lo que, se supone, “renuncia” el presidente Milei, resulta que con los superpoderes aprobados, lo puede llevar adelante de todas maneras. Es decir que habría un cambio de ropa, una mudanza de piel, pero lo esencial seguiría intocable.

Desde el primer momento, y tomando en cuenta las lecciones del viejo estratega que es Roberto Dromi, se entendió que los superpoderes eran la parte del león. Es que el nivel de discrecionalidad pedido sigue siendo muy importante en cuestiones que son sensibles y que dejarían adivinar una segunda ronda de ajuste draconiano en áreas como energía (siempre vinculado a tarifas), al tiempo que da vía libre para tomar más deuda sin la autorización del Congreso, con la mirada puesta en las reservas de dólares, y hasta en la virtual intención de dolarizar la economía. Es una habilitación para todo, muy genérica, totalmente subjetiva, con menciones (en el nuevo formato) que abren ventanas inéditas, “sistema económico de decisiones libres", "desregulación", "eliminación de restricciones a la competencia". ¿Indemnización? Afuera.

Superpoderes para todo

Algo de la letra, a saber, y porque merece la lectura de los superpoderes, “promover la vigencia efectiva”, dice la letra, “en todo el territorio nacional, de un sistema económico basado en decisiones libres, adoptadas en un ámbito de libre concurrencia y competencia, con respeto a la propiedad e iniciativa privada y a los principios constitucionales de libre circulación de bienes y servicios”.

Otro párrafo más: “establecer la más amplia desregulación del comercio, los servicios y la industria; y procurar dejar sin efecto todas las restricciones a la oferta de bienes y servicios, así como toda exigencia normativa que distorsione los precios de mercado”.

Y va una más: “promover la reactivación productiva mediante: (i) la eliminación de las restricciones a la competencia, la creación de empleo y la equiparación de las estructuras tributarias; (ii) la eliminación de los privilegios de algunos sectores; y (iii) la implementación de planes de regularización de deudas tributarias, aduaneras y de los recursos de la seguridad social dirigidos a las micro, pequeñas y medianas empresas”.

El ajuste es la primera parte del ajuste

En síntesis, el modelo de inducir a una brutal recesión económica gozaría de mayor potencia, sería heterogéneo, mientras que los ingresos de hogares se verían sumamente afectados tomando en cuenta que hasta los jubilados deberán afrontar una licuación mayor de sus ingresos. Como ejemplo, basta traer a esta columna lo que ayer daban algunos legisladores, que mencionaban que con los superpoderes, el presidente Milei puede dar vuelta para un lado y el otro la ley 24.241, que fija la edad jubilatoria y es vital para darle forma al sistema previsional. ¿Bye bye moratorias, bienvenidas las AFJP?

Como se dijo, al margen de la licuación jubilatoria (la nueva fórmula propuesta se saltearía los meses de mayor inflación antes de implementarse), y que el Gobierno tenía intenciones de privatizar todas las empresas del estado (ahora excluyó a YPF que ya es mixta), la intención de Milei era aumentar las retenciones al 15 por ciento (todas). En la nueva versión, dejaron afuera a una treintena de economías regionales, pero el grado de discrecionalidad ayer era denunciado por propios y extraños. Esa discrecionalidad se retroalimenta con los superpoderes.

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