Por Juan García
El amor, cuanto más grande, mejor. No hay límites en el amor. Por eso el egoísmo es una esclavitud. La templanza nos enseña a comer y beber con medida. La destemplanza es esclavitud. El dinero lo ganamos con nuestro trabajo y es necesario para nuestra vida, pero el afán desmedido de riquezas es una esclavitud. El teléfono móvil es un medio espléndido casi imprescindible ya en nuestra vida, pero la adicción al móvil es una esclavitud. Ir con la verdad por delante es una actitud noble. La mentira me esclaviza. El descanso es necesario y obligatorio, pero podemos caer en la pereza que es una esclavitud. El orden es necesario para la eficacia en nuestras vidas. El desorden es esclavitud.
¡Qué difícil resulta que muchos entiendan qué es eso de la libertad! Empezando por gentes de bien que tienen miedo a que las personas tengan demasiada libertad. Nunca se puede tener demasiada libertad. El hombre está llamado a ser muy libre, totalmente libre, porque eso significa que no tiene ningún tipo de esclavitud. No es nada fácil estar libre de toda esclavitud. No es fácil ser totalmente libre, pero es lo que deseamos y es lo más perfecto en la vida.
Me parece que es una frase muy gráfica que puede servir para entender lo que quiero decir: “Algunos van por la vida creyendo ser libres, pero no tienen más libertad que la del taxi, que se define como libre cuando está vacío y no sabe a dónde va”.
Por lo tanto, es imprescindible tener claro para qué vivo, cuál es el sentido último de mi existencia.