Por Eduardo J. Vior
Aunque el presidente mantiene sus reflejos políticos, su situación empeora diariamente, pero su antecesor debe superar la resistencia de todo el poder de Washington para llegar a la Casa Blanca.
Al sumarse como primer presidente en la historia de Estados Unidos a un piquete de trabajadores automotrices en huelga en el estado de Michigan, el presidente Joe Biden demostró este martes que sus reflejos políticos siguen muy vivos. Sin embargo, la mala gestión de su gobierno, su senilidad, la investigación legislativa por corrupción contra él y su hijo Hunter, la crisis migratoria en la frontera con México, el pozo sin fondo en que se ha convertido la guerra en Ucrania para el fisco norteamericano y la amenaza (reiterada cada año) de que este viernes el Estado cierre por falta de fondos se reflejan en las últimas encuestas.
Su principal contendiente, Donald Trump, tampoco la tiene fácil. No sólo le llueven desde todos lados las imputaciones judiciales que amenazan llevarlo a la cárcel, sino que el aparato del Partido Republicano (GOP, por su nombre en inglés) le hace zancadillas a cada paso. Finalmente, este martes la Suprema Corte confirmó su rechazo de la reforma republicana de las circunscripciones electorales en Alabama, señalizando así que la máxima autoridad judicial está dispuesta a terciar fuerte en el proceso electoral venidero.
Ni el bloque dominante ni los desafiantes “patriotas” están en condiciones de ejercer el poder. Ambas alianzas se bloquean mutuamente y prolongan la profunda crisis de Estados Unidos sin final a la vista.
Según una encuesta de la cadena NBC dada a conocer el domingo 24, el 74% de los entrevistados manifestó su temor de que el jefe de Estado (de 80 años) no tenga la capacidad mental y física para seguir ejerciendo el cargo, mientras que el 44 por ciento dijo lo mismo de Trump, de 77 años. Aun así, 1 de cada 5 votantes que expresaron su preocupación por la edad de Biden dijo que lo votaría antes que a Trump. Un hipotético enfrentamiento en 2024 muestra a Trump y Biden en un empate a 46 por ciento entre los votantes registrados. No obstante, la encuesta destaca las señales de advertencia para Biden, más allá de su edad: una desaprobación sin precedentes de su desempeño gubernativo, menos de 4 de cada 10 votantes que aprueban su gestión de la economía y el escaso interés por las elecciones entre sectores clave de la base demócrata.
Por el contrario, la ventaja de Trump en las primarias del Partido Republicano ha aumentado frente a un abarrotado campo de competidores. Lidera por 43 puntos, a pesar de una miríada de acusaciones penales estaduales y federales. Para las primarias republicanas nacionales Trump tiene el apoyo del 59% de los republicanos, mientras que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, sólo alcanza el 16%. La encuesta también mostró que los republicanos creen cada vez más que Trump debe seguir siendo el líder del GOP, con un 58% de apoyo contra el 49% en junio pasado. Trump ha sido acusado cuatro veces este año (tres desde junio) en casos relacionados con el posible mal manejo de documentos clasificados y la interferencia en los resultados de las elecciones federales de 2020 en el estado de Georgia. Sin embargo, la mayoría de los republicanos desestiman las imputaciones como motivadas políticamente.
No obstante, Trump y los republicanos tienen sus propios retos, como la impopularidad de su líder entre el electorado general, así como la forma en que el expresidente galvaniza a la oposición política, incluidos los que tienen reservas sobre Biden.
Por eso, buscando demoler al presidente, los republicanos en la Cámara de Representantes anunciaron este lunes que el próximo jueves 28 se celebrará la primera audiencia incriminatoria contra Biden. Según dijo el presidente del Comité de Supervisión de la Cámara, el republicano James Comer (Kentucky) en un comunicado, la audiencia “evaluará una posible investigación de impugnación” y presentará todas las pruebas descubiertas hasta la fecha por el comité en su investigación sobre las finanzas de la familia Biden. “Desde enero, continúa Comer, los comités de Supervisión y Responsabilidad, Judicial y de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes han descubierto una abrumadora cantidad de pruebas que demuestran que el presidente Joe Biden abusó de su cargo público para beneficio financiero de su familia".
Las sospechas sobre el presidente se refieren a su complicidad con las actividades ilegales de su hijo Hunter en Ucrania tras el golpe de estado de febrero de 2014. Después del derrocamiento del gobierno democrático de Viktor Yanukóvich el equipo instalado por Estados Unidos en Kiev ilegalizó partidos políticos, incluido el Partido Comunista, y eliminó el ruso como lengua oficial. El Partido de las Regiones del derrocado presidente Yanukóvich fue prohibido en varias provincias. Un ciudadano estadounidense fue nombrado ministro de Finanzas y el entonces vicepresidente Joe Biden se convirtió en el virrey virtual de Barack Obama en Ucrania. Tres meses después la mayor empresa privada de gas de Ucrania, Burisma Holdings, nombró al hijo de Biden, Hunter, como miembro de su consejo de administración.