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Opinión del Lector

Final anunciado

Germán Wiens

Por Germán Wiens

La realidad golpea fuerte, te marca, siempre es más concluyente que los deseos. La única verdad es la realidad nos enseñaba JDPerón, significándonos con ello que aquello que realmente existe y se desarrolla, contiene en sí mismo su propia esencia, así como los resultados de su propia acción y desarrollo.

Esta mañana, mediante un video titulado «Mi decisión», el Presidente Alberto Fernández anunció que no buscará ser reelecto en las elecciones generales de octubre. En la actual situación, con crisis políticas, sociales y económicas que requieren de todo el esfuerzo puesto en solucionar los problemas, da muestras del compromiso del Presidente con el país y la democracia, priorizando los intereses colectivos a las aspiraciones personales.

La decisión del presidente se acaba de tomar horas previas a la reunión del Consejo del Partido Justicialista (PJ) que él mismo preside, en la que se especulaba que las diferentes terminales del Frente de Todos podían pedir la dimisión de Alberto a su candidatura presidencial.

Si bien muchos no coincidimos con algunas decisiones del Presidente, creemos en su honestidad intelectual al elegir rumbos. Hoy no podemos hacer leña del Presidente, por el contrario, reconocer en él las calidades de quien tomó el hierro caliente que le dejara el Macrismo, con una deuda insostenible que ya la Auditoria General de la Nación dijo que era ilegal. Soportó la pandemia, la guerra y hoy la sequía. Como si eso no alcanzara los especuladores económicos que agilizan corridas cambiarias y no cejan en subir los precios. Con su gesto, Alberto cierra un ciclo seguramente merecerá el mayor de los reconocimientos.

Hoy la historia se presenta sumamente complicada, la apuesta es la misma. El Presidente, producto de la alquimia de Cristina, no pudo en la gestión construir legitimidad propia, le tocó un estado de situación muy difícil complicado por la pandemia, una negociación con el Fondo que tuvo más detractores adentro que afuera, el enemigo votó en el congreso el acuerdo y ahí olvidamos el principio de que lo que para el enemigo es bueno seguramente para nosotros es malo.

A partir de ahí varios empezaron hacer musculatura, siempre delante de la vice, mostrándose porque si no es candidata todos confían aún en la lapicera de la gran Jefa. Alberto no podía ser candidato teniendo como operador a Aníbal, el de Quilmes no el Cartaginés, ahí ya se animaron a competirle. Máximo Kirchner habló en su momento de ir a una PASO contra Alberto Fernández, dijo: “Si alguien se enoja, la sociedad define”. Para completar Kicillof lanzó la tan temida amenaza, desdoblar las elecciones en la provincia de Buenos Aires.

Al panorama electoral se le agregó un elemento que nadie veía como posible, aparece un “chaveta alienado”, peinado al viento, autodenominado Libertario que promovido por los poderes establecidos consigue apoyaturas populares. Se pelea con Bullrich para ver quién es más malo, quien recorta más o quién dinamita más. Si Rodríguez Larreta les parece un socialdemócrata, seguramente Alberto Fernández lo asimilan a Fidel. Lo que está claro es que nuevamente vienen por nosotros y lo grave es que vemos a muchos compañeros sumidos en una atonía escalofriante.

El presidente se baja, mientras el peronismo debate si Cristina Kirchner vuelve o no a ser candidata. Daniel Scioli quiere otra oportunidad. Massa sufre una especie de apunamiento económico, sube la inflación y él pierde oxígeno. Wado precalienta, en ésta instancia la vice ya le vendría bien. A último momento nos aparece “el chivo” Rossi, y así podemos encontrar más. El gran dilema es si una PASO competitiva fortalece o divide. Conmemorando el 20 aniversario del Gobierno popular de Néstor, puede ser el gran clamor popular para que Cristina decida su candidatura o también puede ser el lanzamiento de la campaña del Frente de Todos para continuar en el gobierno. Dijo CK “que no se va a ir a cuidar a los nietos”, va a jugar sino es como candidata a Presidenta, tal vez desde otro lado, en otra candidatura, conduciendo o con la lapicera que Alberto le quiere dar al militante, creemos no son excluyentes pueden funcionar juntas. Hay que apoyar al Presidente para que llegue firmemente al final de su mandato, porque lo van a golpear más que nunca, con las diferencias que tenemos está claro que es mucho mejor que el mejor de los enemigos. Ante el desánimo de algunos dirigentes, millones les decimos, como Mercedes: ¿Quién dijo que todo está perdido? ¡yo vengo a ofrecer mi corazón!

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