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Opinión del Lector

Franco "Bifo" Berardi y Jorge Alemán: "Vivir bien se ha hecho imposible"

Laura Gomez

Por Laura Gomez

En el marco del podcast en video "Punto de emancipación", el filósofo y el psicólogo se trenzaron en un profundo análisis del estado de las cosas en el siglo XXI.

¿Qué es la deserción? Ese fue el punto de partida en la conversación que mantuvieron el filósofo italiano Franco "Bifo" Berardi y el psicoanalista argentino Jorge Alemán en el marco de Punto de Emancipación, podcast transmitido por YouTube que inauguró su segunda temporada en los estudios de Casa Victoria (Madrid). ¿Qué forma tendría hoy la deserción si tuviéramos que pensarla? ¿Es una forma silenciosa de revolución del siglo XXI? Berardi es uno de los artífices del concepto y, al inicio de la charla, advirtió: "No es mi intención proponer la deserción, no tendría sentido; se trata de constatar. Marx dijo: 'hasta hoy los filósofos han interpretado el mundo y ahora se trata de cambiarlo'. Es una frase que no me convence mucho porque parece que la interpretación es algo secundario e inútil. Interpretar es todo".

A modo de diagnóstico, el autor de Desertemos (Prometeo) plantea que "ha empezado la deserción de la historia humana, probablemente de la existencia misma del ser humano, de la procreación, de la reproducción del género humano". El italiano señala que es necesario observar lo que están haciendo hoy los grandes poderes del mundo para entender que "la vida va a ser horrible en los próximos años". Desertar de la vida, de la producción y de la existencia misma es, según Berardi, lo que acontece en la actualidad, no lo que él desea. "Hay un agotamiento de todas las posibilidades de vida feliz en el futuro de la humanidad: esa es mi interpretación desesperada", sentenció.

La desesperación puede ser una buena herramienta a la hora de entender y la esperanza puede convertirse a menudo en una trampa. "Me parece evidente que hay un odio contra la vida feliz, la igualdad y la racionalidad; este odio ha tomado el plano del poder casi en todo el mundo, con la excepción del pequeño lugar en donde nos encontramos, pero es muy pequeño. Dicen que muchos escuchas esperan la discusión entre Bifo y Alemán, pero son una minoría irrelevante en la realidad contemporánea", agregó jocoso.

A partir de la referencia de Bifo a la crisis de Feuerbach sobre la interpretación, Alemán sumó la perspectiva de Heidegger, quien también ponía el acento en la constatación. "Hay algo que conmueve del discurso de Berardi: un antiguo militante, un hombre que ha dedicado su vida a la lucha política y que ha participado de cierta experiencia radical, ahora transmite que la voluntad histórica y política ya no tiene ninguna posibilidad de intervenir en nada porque estamos viviendo la época de la extinción, del final. Lo está diciendo un militante histórico", subrayó, y sumó que el desertar no está solo en la constatación sino que "es un proyecto estratégico de Bifo".

El psicoanalista distingue entre la descripción, el diagnóstico y la estrategia que el italiano despliega en sus libros: "El propio término desertemos tiene el carácter de una invocación imperativa. El libro no se nos presenta como una descripción de la estructura contemporánea del poder mundial sino que presenta también una propuesta, una que él considera ética y estratégicamente racional". Berardi responde que no tiene mucha importancia lo que ha dicho o escrito cuando se habla del asunto en sí mismo. "Sería un poco incomprensible, loco e irresponsable proponer a las mujeres del mundo no procrear. ¿Quién soy yo para proponer algo así? No es loco constatar un hecho muy claro: las mujeres del norte del mundo parecen haber decidido, de manera consciente o inconsciente, no procrear. La sexualidad misma tiende a desaparecer en la vida cotidiana".

Berardi citó el trabajo del estadístico británico David Spiegelhalter en su libro Sex by numbers (2015), donde detalla que "la frecuencia de los contactos sexuales bajó a menos de la mitad en los últimos 20 o 30 años". El filósofo enumeró algunos factores que alimentan tal deserción: por un lado, seis horas y media de cada día están destinadas a hablar con una pantalla, de modo que la virtualización generó cambios sustanciales en el modo de vincularnos (en los últimos años, los seres humanos han desarrollado más competencias para sostener una interacción mediada por la tecnología que una cara a cara); por otro, se descubrió que los microplásticos atentan contra la fertilidad masculina y la guerra se expande en todo el mundo de manera frenética. "Desertar significa, antes que nada, desertar de la guerra", precisó el autor italiano, quien publicó su libro en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania.

Con una mirada un poco más optimista, Alemán descartó la estadística como único fundamento de la deserción y sostuvo: "Podría nacer uno que sea distinto a todo este poder terrible que fabrica subjetividades a la medida del horror. Creo que desertar de la guerra es una cuestión, pero no sé si se puede incluir en la misma lista de las otras deserciones de las que hablás". Berardi, por su parte, habló de las diferencias entre la población de antaño y la actual: "Es un mundo de viejos humillados, enfurecidos por su impotencia porque el sueño publicitario de la felicidad desapareció". El psicoanalista matizó esa hipótesis con el orgullo de haber participado de los momentos revolucionarios del siglo XX, a lo que Bifo respondió: "Yo no estoy orgulloso. Si la conclusión es Donald Trump, significa que nadie ha merecido sobrevivir".

"La historia es el producto de una voluntad machista de dominación, violencia y sumisión. Solo quien escapa a la historia puede estar orgulloso. Quien participa de la historia, participa de la vergüenza", apuntó Berardi, y dijo que esa revelación sobrevino hace poco, cuando releyó el clásico de Elsa Morante titulado La historia. Alemán planteó una disidencia a partir de los movimientos de resistencia frente a la dictadura argentina de 1976: "Yo llegué con 24 años a España y me siento orgulloso de una experiencia colectiva que, si bien fue fallida, ha dejado una huella. Sin esa huella, la historia sería la historia de los campos de concentración. Sin esos momentos revolucionarios, la historia de Occidente sería la historia de horrores encadenados".

Hacia el final, el italiano explicó que no es un problema de orgullo o vergüenza sino de buen vivir. "¿Hemos vivido bien gracias a la resistencia, gracias a los comunistas, gracias a la democracia, gracias a una deserción masiva de las retóricas nacionalistas históricas?", preguntó. "Vivir bien se ha hecho imposible. La única manera es no aceptar el chantaje de la historia, salir de la historia". Berardi describe a los jóvenes como "una generación que ha aprendido más palabras por una máquina que por la voz de su madre, que ha vivido frente a una pantalla desde los 2 años, que no ha aprendido la posibilidad de su libertad o del erotismo, algo que no es natural sino que se desarrolla a través del conocimiento del otro, del placer". Desde su perspectiva, esa generación mira a los miembros de la suya con algo de "compasión y envidia, que no es admiración". "Nosotros hemos vivido una vida social feliz con sanidad y educación pública, buenos salarios; hoy, en cambio, hay esclavismo", concluyó.

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