Por Ricardo Bustos
Cada día entiendo menos. Nos dicen que estamos otra vez peor con los contagios de Covid 19 en todo el país y de un momento a otro autorizan los viajes en ómnibus de media y larga distancia o los vuelos de cabotaje.
Suponiendo que deba viajar desde Misiones o Entre Rios a Formosa, porque los profesionales de la Salud míos viven y atienden en esa Provincia, primero debo salir del lugar donde vivo y luego ingresar a Corrientes (si me autorizan) y si tuve suerte de no gastar $ 5000 o $7000 por un hisopado rápido, intentaré cruzar el puente General Belgrano sobre el Río Paraná para probar suerte y transitar por las rutas nacionales (de paso también) por la Provincia de Chaco (casi una epopeya lograrlo) ni bien bajo del puente, pero más difícil será seguramente, el cruce del Río Bermejo para poder pisar suelo Formoseño, ya que no permiten ni el ingreso de su gente cuando regresa de un viaje.
Así las cosas no tengo idea como se va a implementar este Decreto Presidencial si cada Gobernador decide por su Distrito Provincial. Mientras las soluciones no lleguen desde los propios lugares donde existen los problemas, será un mamarracho que todo se decida en un escritorio en la Casa Rosada o la residencia de Olivos, sin conocer las características de cada Estado Provincial, sus costumbres, cumplimiento de las normas o cantidad de habitantes en la mayoría de los pueblos pequeños donde los casos por contagios y fallecimientos, han sido muy pocos, aunque causando la misma pena a todos.
Creo señor Director, que se ha subestimado al gran interior profundo y bello de nuestro inmenso territorio nacional argentino, creyendo que todo es el Conurbano Bonaerense, la Capital federal o las grandes Ciudades capitales donde se amontonan miles de ciudadanos en barrios de pocas cuadras de extensión.
Los pueblos del interior, tienen aire puro, espacio suficiente para movilizarse los vecinos, conciencia y respeto por sus semejantes y conocimiento de las normas, quizá mucho mas que donde está el centro neurálgico del poder central de turno con sus incapaces gobernantes a los que hemos contratado por medio de nuestro VOTO.
Han destruido todo en menos tiempo que un terremoto gigante y ahora, no tienen ni maquinarias para juntar los escombros, en medio de los cuales nos han dejado a todos los ciudadanos de bien que una vez mas hemos confiado y volvieron a defraudarnos.
"El cómplice del crimen de la corrupción es generalmente nuestra propia indiferencia".
(Bess Myerson)