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Opinión del Lector

Inflación e ingresos, las claves económicas del año electoral

Federico Vacalebre

Por Federico Vacalebre

Aun con datos salariales de mayo, junio y julio en línea o superando la inflación, la variable poder adquisitivo sigue siendo la asignatura pendiente.

Según el INDEC, la inflación de junio volvió a desacelerarse (6% mensual). Así, la tasa interanual alcanzó el 115,6% y la suba en los primeros seis meses del año fue del 50,7%. Parecería que el indicador tuvo un respiro luego de una escalada donde se observó el valor más alto desde los meses del abandono de la convertibilidad o la hiperinflación (8,4% en abril).

El mayor incremento estuvo en el rubro Comunicación, con un aumento del 10,59%, producto de la suba de servicios. Salud tuvo un incremento del 8,6% frente al aumento en medicamentos y cuotas de prepagas, y Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, quedó con una suba del 8,1%, por los aumentos en la electricidad.

Por su parte, la división con mayor incidencia, Alimentos y bebidas, experimentó un aumento del 4,1%. Regulados lideró con un 7,2%. El IPC Núcleo aumentó 6,5%; mientras que los Estacionales apenas subieron un 1,8%. Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado del BCRA (REM), la inflación para todo el año será de 142,4%. De esta forma, se cortaría una tendencia alcista, observada en los meses anteriores.

Es demasiado pronto para anunciar un cambio de tendencia

Los fundamentos macroeconómicos no indican que la inflación va a ceder. Si bien gran parte del desempleo mínimo se explica por la existencia de programas sociales con contraprestación laboral, mirando la ocupación, tanto el empleo como de desempleo, registran valores muy positivos. El problema es que la variable que se deteriora y ajusta es la de los ingresos.

Por un lado, podemos ver que tenemos un panorama y un diagnóstico donde hay altos niveles de empleo, pero la calidad y productividad de ese empleo está empeorando. La pérdida de poder adquisitivo que los asalariados registrados del sector privado tienen hoy es un poder de compra 13% menor que el que tenían en 2017. Después de haber tocado su piso a mediados de 2020.

Los asalariados registrados del sector público, aproximadamente 3,5 millones de personas, tienen hoy un poder de compra 20% menor que el que tenían en 2017. Después de haber tocado su piso a mediados en 2021 (-25%).

Con los trabajadores no registrados del sector privado, subgrupo de unos 5,5 millones, dados los últimos datos disponibles, se estima una caída del poder de compra del 28%, con relación a 2017.

Por último, para los independientes o no asalariados, tanto formales (registrados como autónomos o monotributistas) como informales, es bastante complejo registrar la evolución de los ingresos. Pero teniendo en cuenta la evolución de los ingresos totales de la EPH, muy probablemente, los ingresos de este grupo estén entre los trabajadores del sector público (-20%) y los no registrados (-28%).

Por otro lado, el diagnóstico puede ser de caída de los ingresos reales en relación con el 2017 y en el mejor de los casos en los últimos meses han logrado estabilizarse en un piso bajo. Pero no de recuperación sustancial.

El ajuste del mercado de trabajo se ha hecho vía ingresos

Una manera alternativa de observar lo mismo es a través de las tasas de pobreza. En 2019, el 25% de los ocupados era pobre. En la última medición, ese porcentaje es del 30%. Este efecto no se da porque hayan perdido el empleo, sino porque el ingreso derivado de ese empleo ha perdido poder adquisitivo.

Otra observación pertinente tiene que ver con la capacidad de indexación de los ingresos de los salarios nominales en momentos de mayor volatilidad y alta inflación. Desde inicios del año pasado, la tasa de inflación ha aumentado (en términos interanuales pasando de un 55% a un 115%). En ese período, el poder adquisitivo de los asalariados privados solo se deterioró en 3 puntos porcentuales y el poder adquisitivo de los trabajadores del Estado incluso se recuperó.

Es decir, hay una indexación de los contratos laborales muy marcada en el corto plazo, pero en el mediano plazo es una dificultad para eliminar la inflación.

En síntesis, aun con datos salariales de mayo, junio y julio en línea o superando en algo a la inflación, la variable poder adquisitivo sigue siendo la asignatura pendiente. Si al análisis de la dinámica de los ingresos laborales, le sumamos la de los ingresos no laborales como las jubilaciones y pensiones, el panorama es más complejo.

(*) Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA

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