Por EQUIPO GROW
El 30 de marzo se conmemora el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, una fecha que busca reconocer el valor de este trabajo y reivindicar los derechos de quienes lo realizan.
El 30 de marzo se conmemora el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, una fecha que busca reconocer el valor de este trabajo y reivindicar los derechos de quienes lo realizan. Desde Grow- género y trabajo nos parece una gran oportunidad para visibilizar las condiciones en que se desarrolla la actividad.
En América Latina y el Caribe, entre 11 y 18 millones de personas trabajan en casas particulares. El 93% de ellas son mujeres. Además, este trabajo representa aproximadamente entre el 10% y el 14% del empleo total de mujeres en la región (OIT, ONU Mujeres, CEPAL; 2020). Estos datos permiten dar cuenta de la importancia que reviste esta actividad en sus vidas. Ahora bien, esas mujeres ¿a quiénes le importan?
Los servicios de cuidado que prestan (infancias, personas adultas mayores o con enfermedades) y las tareas de mantenimiento de los hogares que realizan (limpieza, preparación de alimentos) son las que permiten que quienes las contratan puedan cumplir con sus obligaciones y/o descansar. Sin embargo, el valor de este trabajo no suele estar reconocido. Sus ingresos son "iguales o inferiores al 50% del promedio de todas las personas ocupadas" y el 78% de ellas trabaja en condiciones de informalidad (OIT, ONU Mujeres, CEPAL; 2020). En este sentido, si bien la mayoría de los países de la región tienen normativas que garantizan el derecho a la seguridad social, se observan altos niveles de incumplimiento.
Además, si en tiempos normales su situación es precaria, esta empeora en momentos de crisis. Claro ejemplo de ello fue la pandemia por Covid 19. Muchas se quedaron sin trabajo - y sin una indemnización que les permitiera amortiguar la falta de ingresos - , otras experimentaron sobrecarga laboral debido al cierre de las escuelas y por consiguiente al incremento del tiempo destinado al cuidado, y otras tuvieron que dejar el trabajo para atender a las necesidades de cuidado en sus propios hogares. Por supuesto, a esto se le sumaron los problemas de circulación y las medidas preventivas para evitar el contagio.
¿Qué sucede en Argentina?
El trabajo en casas particulares es el más feminizado (99%), el de mayor informalidad (71%) y el de menores salarios de toda la economía. Asimismo, es la tercera rama de ocupación entre los empleos de las mujeres, después del comercio y la enseñanza (EPH-INDEC, 1er trimestre de 2021).
Debido a la pandemia, en 2020 se produjo una fuerte caída del empleo en el sector: mientras que a inicios del año 1 de cada 6 trabajadoras se empleaba en esta rama de la economía; para principios de 2021, lo hacían 1 de cada 8 trabajadoras (Ministerio de Economía, 2021).
Para revertir esta situación, ese mismo año se lanzó el programa "Registradas" - aún vigente - que establece un incentivo económico para la contratación de trabajadoras de casas particulares, mediante la transferencia de "una suma mensual equivalente al 50% o 30% de la remuneración neta mensual declarada por el/la empleador/a al momento de la inscripción al programa" (Ministerio de Economía, 2021).
Es por ello que consideramos que si bien este programa contribuye a la empleabilidad de las mujeres y a formalizar su actividad, es importante que vaya acompañado de campañas que sensibilicen sobre sus derechos laborales y la importancia de su trabajo. Mejores condiciones laborales implican más autonomía económica y por lo tanto, que puedan tomar libremente las decisiones que afectan a sus vidas.
Equipo Grow- género y trabajo, organización cuyo propósito es generar espacios de trabajo diversos, inclusivos y libres de violencia.