Por Rodrigo Forlenza
¿Por qué un Estado inmenso como el de Argentina lo único que pudo hacer fue “esperar lluvias que puedan controlar los incendios”?
Tragedia evitable. No hay otras palabras que reflejen lo que ocurrió en la provincia de Corrientes a causa de los incendios. Tiene el 11% de su territorio (casi un millón de hectáreas) arrasado por diversos focos ígneos. Durante más de un mes los correntinos padecieron la inclemencia del fuego. Todo, ante los ojos de un Estado que ni por asomo logró abordar de manera efectiva el problema.
Mientras el Gobierno miraba pasar las llamas por la televisión, el reconocido influencer Santiago Maratea recaudó más de $150 millones en donaciones en pocas horas.
Tomó la iniciativa (ya es conocido por eso) y comenzó una colecta en Instagram. Una persona, haciendo lo que sabe hacer, recibe la confianza de la gente y logra una enorme cantidad de recursos para los bomberos voluntarios.
La buena noticia es que no estuvo solo: Marcos Galperin, fundador de MercadoLibre, puso a disposición MercadoPago para recolectar donaciones a Cáritas y Fundación Bomberos de Argentina, quienes están en el frente de combate, por nombrar otro ejemplo.
¿Por qué un Estado inmenso como el argentino, con un Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible “con perspectiva de género”, lo único que pudo hacer fue “esperar lluvias que puedan controlar los incendios”?
Esas palabras fueron pronunciadas por el propio Juan Cabandié, titular de la cartera que cuenta con un presupuesto de $20.300 millones por año. ¿Dónde estuvo el presidente, Alberto Fernández, durante esta crisis? Mientras la situación se hacía cada vez más apremiante, el mandatario se encontraba atajando penales en la Costa. Por su parte, la vice, Cristina Fernández de Kirchner, se manejó como suele hacerlo: desapareció, se recluyó en alguno de sus tantos refugios.
Quién sí se subió al escenario, acompañado de varios camarógrafos, un helicóptero y un dron que seguía todos sus movimientos, fue el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni. El territorio bonaerense, mientras tanto, continúa jaqueado por una tasa altísima e imparable de hechos delictivos. Es que “Rambo”, como muchos otros funcionarios del oficialismo y también representantes de la oposición, piensa en 2023.
Pero este problema no es sólo nacional. Corrientes está desde hace años en una situación crítica. Un análisis más profundo nos permite advertir que la mayor parte del presupuesto con el que cuenta el gobierno correntino se destina al pago de salarios. Es que el empleo estatal es el motor de su economía. Según un informe del Ministerio de Trabajo de la Nación de 2017, hay 105 empleados públicos cada 100 empleados privados.
Esto resulta, entre otras cosas, en que solo hay 40 destacamentos de bomberos, poca organización y elementos de trabajo rudimentarios para una provincia con casi el tamaño de Portugal. Dada la mala gestión, la provincia tiene una infraestructura débil para hacer frente a problemas medioambientales y depende por completo de Nación. ¿Qué pasa cuando Nación no actúa? Miles de personas pierden sus casa, su trabajo, y quedan desamparados.
La primera lección es que, si la ciudadanía se organiza y tiene iniciativa, los resultados son superlativos. La segunda, es que deja en evidencia la ineficiencia y la mediocridad de este modelo de estado. Está en el poder de los ciudadanos, tal como se demostró en las últimas horas, la capacidad para terminar con estas malas prácticas y no depender de un Estado cada vez más voraz y menos eficaz.