Por Artemio López
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), informó que la pobreza fue del 40,1% en el primer semestre de 2023. Esto representa una suba de 3,6 puntos porcentuales respecto del mismo período de 2022 (36,5%).
Por su parte, la indigencia ascendió al 9,3%: lo que marca que si se proyectan los números de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) a todo el país, la pobreza alcanzó a 18,5 millones de personas. De ese universo, 4,3 millones son indigentes, es decir, no llegan a cubrir con sus ingresos una canasta básica alimentaria (CBA).
Los últimos datos publicados muestran que los niveles de pobreza continuaron en ascenso luego de la baja registrada a partir de 2021, tras el pico del 42% que se alcanzó en el segundo semestre de 2020, a raíz de las restricciones generadas por la pandemia del coronavirus.
Además, el dato de pobreza del primer semestre resultó más alto que en los períodos previos a la pandemia (cuando se registró un pico del 35,2% en el segundo semestre de 2019, al finalizar la gestión de Mauricio Macri-Cambiemos).
Una catástrofe social provocada se avecina
Esta situación tan grave es probable que haya empeorado notablemente en el segundo semestre de este año, por los altos niveles de inflación registrados cada mes y, especialmente, el fogonazo inflacionario ocurrido tras la devaluación realizada por el gobierno de Javier Milei.
Esta megadevaluación llevó el dólar de 366 pesos a 800 pesos y el traslado a precios fue casi pleno, por lo que la pobreza superará el 45%; mientras la indigencia tendrá un piso mínimo de 12 puntos porcentuales como coinciden todas las proyecciones conocidas.
Sin embargo, este panorama, que para negarlo algunos suponen tiene “errores de medición”, se agravará mucho más.
En efecto, para el 15 de noviembre de 2023 el valor de 1 (una) Canasta Básica Total tipo 2 (de cuatro miembros) según Indec fue de $ 345.295,45.
Es muy difícil imaginar los niveles de pobreza e indigencia que impactarán sobre la sociedad, con piso inflacionario de al menos, 200% anual y picos de 300% en el primer semestre de 2024 y, adicionalmente, por la gran recesión que vendrá, con las tasas de desempleo y subempleo al alza y la pérdida de perceptores de ingreso de los hogares que esto supone.
Falta completar la corrección de ingresos que se implementarán vía paritarias, jubilaciones, pensiones, planes y asignaciones complementarias, pero ningún mecanismo de transferencia de ingresos a los hogares habrá de acercarse siquiera a los niveles de aumento de precios previstos.
Los salarios formales llevan un atraso acumulado promedio de 30%, respecto a los niveles de inicio del año 2016, y que al desagregar salario informal el deterioro se duplica.
En la imagen de apertura se observa el nivel salarial formal privado informado por el Ministerio de Desarrollo Productivo, para el 6 de diciembre de 2023, último dato disponible.
Como se ve, el salario promedio formal privado ascendía en noviembre a $ 394.07 mensuales cuando como señalamos, la canasta pobreza era de $ 345.295 mensuales que, con el aumento esperado en diciembre del 30%, alcanzará los $ 445.883 mensuales, un 12% por sobre el salario promedio formal del mes de noviembre.
No es de extrañar, entonces, que la gestión del actual gobierno neoliberal se inicie con 49% de pobreza y 15% de indigencia.
¿Por qué pierden los oficialismos?
Una evolución ascendente que aun manteniendo el mismo nivel de actualización de salarios del lapso 2016-2023, al finalizar el primer semestre de 2024 se acercarán a los niveles registrados en la salida de la crisis neoliberal del año 2001: de 54% de pobreza y 27% de indigencia con desempleo en alza, que seguramente ya alcanzará los dos dígitos.
Como dijimos en la columna anterior, se trata de una catástrofe social provocada, cuyo núcleo de empobrecimiento más espectacular serán los segmentos medios y medios bajos, pero el impacto más dramático se dará en los niños y niñas que superarán el 40% de indigencia en el tramo comprendido entre 0 y 5 años de edad, ya en el primer semestre del año 2024.
Recordemos que estos niños indigentes son aquellos que residen en hogares cuyos ingresos totales no superan el valor de la canasta básica de alimentos (CBA), capaz de satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas, y de no ser asistidos por organizaciones estatales o movimientos sociales, pasan hambre.
En fin, desde esta columna deseamos tengan ustedes un muy Feliz Año Nuevo junto a sus afectos, especialmente con los niños y niñas de vuestra familia, estimados lectores de PERFIL.
*Director de consultora Equis.