Por Mempo Giardinelli
Menos conocido que lo que su obra y su conducta merecen, la semana pasada y a los 95 años y en Asunción, Paraguay, murió el notable historiador argentino León Pomer.
Fue docente y profesor titular en las Universidades de Buenos Aires y del Salvador, y durante la dictadura de Onganía debió exiliarse en Sao Paulo, Brasil, donde enseñó en las Universidades de Campinas, del Estado de Sao Paulo y la Pontificia Universidad Católica.
Autor de una vasta obra publicada en varios países, Pomer había nacido en la Provincia de Entre Ríos en 1922 en una familia de inmigrantes judíos, y su nombre original era León Pomerantz.
Esta columna no tiene constancia, pero es muy posible que se nacionalizara brasileño, o acaso paraguayo ya que también ejerció la docencia universitaria en Asunción, donde escribió buena parte de sus investigaciones, especialmente su tesis conjuntada en un libro extraordinario publicado en 1968: "La Guerra de la Triple Alianza. Estado, Política y Negocios". Una exhaustiva revisión de la historia de los vencedores, con fuerte espíritu anticolonialista.
El largo y denso currículum de Pomer lo coloca como uno de los más destacados investigadores de la Historia Argentina de los siglos 19 y 20. Aunque casi ignorado aquí, entre otros documentos rescató una asombrosa carta reservada del Marqués de Caxías al emperador del Brasil, ya iniciada la Guerra de la Triple Alianza, y en la que el famoso Duque decía: “El general Mitre está resignado de lleno y sin reserva a mis órdenes; él hace cuanto yo le indico, como ha estado muy de acuerdo conmigo en todo, aun en cuanto a que los cadáveres de los muertos por el cólera, se arrojen a las aguas del río Paraná, ya sean de la escuadra como de Itapirú, para llevar el contagio del cólera a las poblaciones argentinas ribereñas, principalmente a las de Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, que le son opositoras (...) El general Mitre está también convencido de que deben exterminarse los restos de las fuerzas argentinas que aún le quedan, pues de ellas no divisa sino peligros para su persona.”
Acaso por similares hallazgos, Pomer es aún hoy silenciado en la historiografía oficial. Particularmente porque sus investigaciones sobre el Siglo 19 marcaron el paso de lo que debía decirse, pero se callaba, sobre la Guerra de la Triple Alianza.
Así lo reconoce Jorge Zárate, periodista chaqueño, de Resistencia, radicado desde 1998 en Asunción, donde fue Secretario General del Sindicato de Periodistas del Paraguay, y quien siguiendo a Pomer explica: "La Guerra de la Triple Alianza es una herida abierta, que no cierra porque no se reparó lo fundamental: lo económico. Por eso Paraguay sigue siendo hoy el vecino "pobre" de dos gigantes que lo ayudan poco y lo usan para lavar dinero, probar semillas transgénicas, importar electrónica barata y aprovechar al precio más bajo posible su energía hidroeléctrica".
Pomer recordó en más de una ocasión aquella forma de pensar racista que ya se le había inculcado a las élites que combatieron al Paraguay, así como el odio a los indígenas, producto de la horrible idea civilizatoria fundada en la eliminación de los pueblos originarios.
De ahí la lucha entre dos diferentes modelos de desarrollo, subraya Zárate: el de agregar valor o el de ser simples vendedores de materias primas, que es hoy el que tiene cada vez mayor vigencia y es de hecho el mismo parteaguas de todo el proceso de la primera independencia en el Siglo 19. Y materia sobre la que Pomer escribió varios libros: "Cinco años de guerra civil en Argentina", "Surgimiento de las Naciones", "La Guerra del Paraguay", "Historia de América Hispano-Indígena" y "La corrupción, cultura argentina".
En una larga entrevista que le hizo en México el narrador y ensayista Armando Almada Roche, titulada “La guerra del Paraguay, gran negocio” Pomer declaró no ser "Lopista ni antilopista. Me interesa la historia, el verdadero magma de su formación; con virtudes y defectos. Me considero un historiador serio que lleva años, décadas, investigando en los archivos más importantes del mundo. Por eso obra en mi poder una inimaginable cantidad de documentos copiados de Itamaraty, de Londres, de Argentina y de Uruguay. En Inglaterra he comprado docenas de microfilmes sobre la Guerra de la Triple Alianza, aunque en mis libros sólo he usado una mínima parte. Todavía tengo material para cuatro o cinco libros de más de 500 páginas".
Y es que Inglaterra fue siempre, para él, principal responsable de la Guerra del Paraguay. "Los personeros, instigadores, sicarios o mercenarios de esa guerra cruel e inhumana fueron Mitre y sus secuaces. Inglaterra puso el dinero porque sin “ayuda” británica esa guerra no duraba 5 años. Y también puso condiciones para financiar la guerra cuyo objetivo era derrocar a Solano López, que era un auténtico patriota, aunque también un soberbio con ínfulas napoleónicas. Su gran error fue ser tozudo y poco diplomático. Y le jugó en contra su inexperiencia y juventud, porque se quería llevar el mundo por delante".
En otra entrevista, de 1960 y en ocasión de un viaje a Misiones, contó que "de Posadas cruzamos a Encarnación y de ahí recorrimos pueblos camino a Asunción. Me llamaron la atención los cantores populares, gente muy humilde que acompañadas por arpas y guitarras evocaban una guerra terrible. Pensé que era la del Chaco (1932-1935), pero cuando llegamos a Asunción el antropólogo Miguel Chase Sardi me inició en los misterios de la historia paraguaya y el necesario “revisionismo histórico”. Me presentó a Juan O'Leary, un paraguayo entero de ascendencia irlandesa e iniciador del revisionismo, que debía tener muchos años, acaso 90, pero seguía bien plantado. Él me habló de la guerra que yo desconocía. Fue de los primeros en reivindicar a José Gaspar Rodríguez de Francia y a ambos López, Carlos Antonio y Francisco Solano. Quedé intrigado porque aquella guerra no parecía haber terminado; era poderosa su presencia. Por eso en Buenos Aires empecé a leer sobre el tema, pero esa literatura sólo expresaba el punto de vista de los vencedores. Y ya no me abandonó la idea de la catástrofe que debió ser aquel conflicto: Habían pasado 90 años (1870-1960) y todavía la gente lloraba un Paraguay perdido: había una gran herida y estaba abierta”.
Al regreso de ese viaje, y ya en Buenos Aires, Pomer empezó a trabajar en la revista “La Rosa Blindada”, por entonces importante espacio de izquierda. Y ahí publicó sus primeros trabajos sobre Alberdi, Mitre y el Chacho Peñaloza. Siempre agradecido a los paraguayos, le comentó a Almada Roche: "Fue el momento más difícil de mi vida, cuando me echaron de la Universidad en la época de Onganía, sin un peso en el bolsillo y a la deriva".
Pomer subrayó siempre que "en la Guerra de la Triple Alianza Inglaterra no fue neutral ni mucho menos. Claro que para historiadores argentinos de la estirpe de Mitre, o variantes liberales, los ingleses son tratados como buenos amigos. Pero en “Cinco años de guerra civil en Argentina” demuestro la voluntad de una oligarquía bonaerense de terratenientes, mercaderes, financistas y aventureros. Mitre fue un gran estratega político de esa clase dominante y sin duda un intelectual que la sirvió con eficacia. Escribió la historia que convenía al poder”.
La muerte de León Pomer el pasado 22 de mayo obliga a remitirse a su obra para esclarecer la siempre compleja interpretación de la Guerra de la Triple Alianza. Investigador tenaz, autor y docente, en su libro «La guerra del Paraguay. Estado, Política y Negocios» (de 1968) comenzó a revisar desde la teoría crítica la historia de los vencedores, abriendo así un camino que después profundizaron otros historiadores que ayudaron a echar luz sobre los intereses en conflicto en aquella contienda todavía traumatizante. Patria o colonia era entonces la dicotomía. Ha vuelto a serlo ahora.