Por Laura Spaccarotella
Hoy el rugby vuelve a estar de fiesta, Los Pumas, con el honor, orgullo, esfuerzo y entrega como parte de la identidad que los caracteriza, consiguieron un triunfo histórico, ganarles por primera vez a los All Blacks.
Tres de la mañana, expectantes, nunca más justificado el madrugón para el partido de Los Pumas enfrentando a los All Blacks.
Hace unos meses el rugby fue noticia por un hecho que nos conmocionó a todos, que cuestionó especialmente el perfil, intercambios y prácticas del jugador de rugby.
Ángeles o demonios, desde la profunda capacidad y convicción de solidarizarse con las causas más justas, hasta el desborde de unos inadaptados que no refleja el espíritu del deporte.
Mejorarse siempre es el objetivo y, sabemos que los valores que se desarrollan como personas, trascienden los resultados y se encarnan en la camiseta como única piel.
Desde las críticas sociales que recibió el rugby por el trágico suceso de enero con el asesinato de Fernando Báez Sosa y otras conductas violentas, la URBA en un proceso de revisión y autocrítica inició una propuesta de trabajo reflexivo para la comunidad toda del rugby y, estoy esperanzada que forme parte de la mejora continua dentro y fuera de la cancha.
Pero hoy el rugby vuelve a estar de fiesta, Los Pumas, con el honor, orgullo, esfuerzo y entrega como parte de la identidad que los caracteriza, consiguieron un triunfo histórico, ganarles por primera vez a los All Blacks.
En el tiempo del aislamiento provocado por la pandemia, se diseñaron planes específicos físicos, de nutrición y se incorporó un psicólogo del deporte para trabajar “lo mental”, aspecto al que el mismo entrenador se pronunció como algo que había quedado pendiente. Se mantuvieron conversaciones con el staff técnico, con el equipo y los jugadores individualmente, se favoreció la comunicación, un mayor relacionamiento entre jugadores y staff, un tiempo introspectivo que dio lugar a procesos de autoevaluación como paso necesario para seguir avanzando. Se dio espacio a aspectos que en muchas ocasiones no se prioriza, por privilegiar primero el tiempo deportivo, y parece ser, que el resultado está a la vista.
Un equipo que se lo vio jugar con solidez y consistencia, que no regaló nada, implacable en su disciplina y concentración.
La actuación de los Pumas, puso en evidencia que, la pandemia fue una buena oportunidad para sacar de la adversidad ventaja para quienes supieron aprovecharlo: de rever funcionamientos, apuntalar lo necesario, potenciar liderazgos, generar innovación y cambios. Resiliencia, lo llamamos.
El Haka de los All Blacks: Muero! Muero! Vivo! Vivo! nos invita a posicionarnos de qué lado de la vida queremos estar, se vive y se muere apasionado por lo que se ama, esta vez el sol que brilla del Haka se levantó por Los Pumas, que hicieron de su templanza y entrega una lucha inspiradora.
Seguiremos alentando el próximo partido, que, más allá del resultado, siempre agradeceré estar representada por estos gigantes, que a través de su historia y entrega dejan a la argentinidad bien alta.