Por Jorge Dimuro
Trabajamos toda una vida con sacrificios y esfuerzos para llevar el sustento a nuestras casas, para poner un plato de comida en nuestras mesas y para hacer estudiar a nuestros hijos.
Nadie nos regalaba nada, porque no había subsidios, planes o alguna ayuda del gobierno. Todo lo hacíamos a pulmón a fuerza de trabajo, con aportes para nuestro futuro y el pago de los impuestos. Así poníamos el pequeño granito de arena para hacer grande a este bendito país.
Señores: sepan que nosotros, como parte de esa generación que pasó y llega a su fin, tuvimos el privilegio de construir y comenzar a vivir en un país que pujaba hacia el desarrollo, bienestar y crecimiento gracias a la cultura del trabajo y el esfuerzo de cada uno de sus habitantes.
Vemos con gran dolor que todo ese esfuerzo que hicimos en restablecer la democracia, ya que vivíamos en una dictadura cruel y sangrienta que costó la vida a muchos de nuestros compatriotas, es hoy tirada por la borda por una casta política que nunca conoció y vivió estos momentos difíciles que tuvimos que soportar. Nos vuelven a meter en una injusticia por sus actitudes bochornosas de ineptitud y corrupción, que nos lleva al pueblo, pero no a ellos, a una pobreza e indigencia más cruel todavía.
Despilfarran todo lo hecho y logrado -poco o mucho- para sus arcas y ambiciones personales, haciéndose dueños de algo que no les pertenece, ya que son fruto de la gente que trabaja de sol a sol. Pero, ¿qué van a saber ustedes clase política de esto si siempre vivieron a costillas del Estado? Dándose una vida ostentosa, sin importarles las carencias y dificultades que atraviesa el pueblo argentino.
Y qué podemos decir nosotros, jubilados que sentimos la injusticia a flor de piel, con sueldos miserables que no llegan a cubrir ni la tercera parte de la canasta básica y que apenas alcanza para vivir 15 días del mes.
Cuando se reúnen ustedes señores políticos en las cámaras de diputados o senadores para discutir un reajuste de la movilidad jubilatoria, sentimos que ese día se reúnen para jodernos a quienes trabajamos y aportamos más de 35, 40 o 45 años, y cobramos la mínima. La política es la primera en echarle mano cuando ven una caja donde hay plata. Hacen debates echándose la culpa unos a otros, pero es una comedia brillante, en el que utilizan como escenario el recinto y haciendo actos como si fuera una obra.
Les pido a quienes vienen detrás que tomen con agallas y coraje las riendas necesarias para cambiar los destinos, con las herramientas legales que existen y a través del voto. Cuando estemos en el cuarto oscuro, no votemos con el corazón ni partidismo, hagámoslo con la cabeza y memoria al recordar a todos aquellos que con su gestión o participación política le hicieron daño al pueblo argentino. Ahí sí les haremos sentir la justicia que se merecen.