Por Román Queiroz
Tenemos por delante un largo camino por recorrer, ya que Argentina ocupa el puesto número 61 entre los exportadores de muebles.
El mercado mundial de muebles representa aproximadamente al 1% del comercio mundial y desde 2003 hasta la irrupción del COVID-19 se encontraba en continuo crecimiento. Los muebles de madera son los que tienen mayor relevancia en el sector (57%), pero también a nivel internacional se instala el paradigma de la construcción en madera como actividad con grandes oportunidades. En este escenario, nuestra industria nacional tiene un mercado muy grande, ¿cómo hacemos para lograr un rol más protagónico?
La tendencia internacional apunta a la combinación de decoración con diseño de soluciones funcionales para espacios reducidos en el plano de consumo familiar, y a los muebles con versatilidad para metodologías de coworking y plantas abiertas en el mercado de oficinas.
Argentina cuenta con un interesante número empresas que piensan y diseñan en ese sentido siguiendo las tendencias de mercado. Sabemos que tenemos por delante un largo camino por recorrer, ya que Argentina hoy ocupa el puesto número 61 entre los exportadores de muebles. Para incentivar la exportación es necesario contar una macroeconomía estable que permita pensar en planes de más largo plazo. Los procesos de exportación llevan tiempo de desarrollo, de relación con el exterior, de generar mercados y para ello la estabilidad es una condición necesaria. Un mercado tarda años en generarse, pero puede perderse en un solo día.
Cambiando tradiciones: hacia un nuevo paradigma en la construcción nacional
Actualmente tenemos en nuestro sector una muy baja utilización de la capacidad instalada (sólo un 12% de la capacidad potencial, especialmente en las zonas de Misiones, Corrientes y Entre Ríos). Esto nos preocupa y nos ocupa porque sabemos que nuestro país tiene un déficit habitacional enorme y desde el sector maderero podríamos aportar soluciones concretas a esta realidad. Se necesitan alrededor de 3.5 millones de hogares, especialmente en el NEA, donde este déficit supera el 50% de los hogares, y en el NOA, donde el número llega al 40%. Si logramos sembrar confianza, credibilidad y las alianzas necesarias que hagan posible el crecimiento de la construcción en madera, las posibilidades que se abrirán para aserraderos de todo el país como proveedores de partes y piezas para la construcción en madera serán amplias y de alto impacto regional.
La construcción con madera ofrece ventajas respecto a materiales tradicionales de construcción húmeda (ladrillo, arena, cemento) en tanto que los tiempos de construcción son menores, los costos también y son sustentables con el medioambiente. Desde FAIMA venimos trabajando con el Ministerio de Vivienda en la creación de una Mesa Sectorial específica de Construcción con madera y se celebraron diversas reuniones con avances significativos.
Creemos que el diálogo y el trabajo colaborativo es lo que nos permitirá avanzar, las oportunidades existen y los recursos técnicos y humanos también. Debemos poner sobre la mesa el aporte de valor diferencial de nuestro sector, que impacta directamente en la sociedad y en la economía local. Creemos que es más que clara la necesidad de lograr la articulación entre el sector público y privado y confiar en que el desarrollo del sector foresto industrial impactará necesariamente sobre otros sectores.
Presidente de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA).
