Por Juan Calos Junio
Como siempre la interpretación de los acontecimientos históricos expresa visiones ideológicas distintas o directamente antagónicas. El propósito del presidente Milei de utilizar la celebración del 25 de Mayo para generar un impacto político de carácter refundacional, con él mismo como emergente de una nueva época, ejemplifica tales contradicciones insalvables. Aquellos hombres y mujeres que confluyeron en la plaza histórica y a la disputa oratoria del cabildo abierto tuvieron conciencia de que estaban tomando la historia en sus manos y llegaba la hora de rebelarse contra un orden colonial caduco, en pos de abrir paso a una nueva época americanista signada por tiempos revolucionarios y de independencia nacional. Desde esa visión política impregnada de audacia se generó la ruptura histórica, declarando ante su propio pueblo y el mundo la determinación de construir “una nueva y gloriosa nación libre de España” con el agregado posterior del decisivo y cargado de futuro “(…) y de toda otra dominación extranjera”. La evocación reviste una notable significación y vigencia en los tiempos actuales, afirma nuestra identidad como nación soberana y el devenir de la lucha de nuestro pueblo por liberarse de aquel colonialismo anacrónico primero, y de las posteriores potencias dominantes. El cipayismo rampante del presidente Milei simboliza lo opuesto y sigue la saga de M. Macri quien había declarado su admiración al rey de España imaginando desde su mediocridad que nuestros patriotas “sufrieron” cuando expulsaban a los realistas, hartos del desprecio y la indignidad a la que habían sido sometidos durante tres siglos. Sus venerados monarcas habían llevado a cabo el saqueo de nuestras riquezas y uno de los más grandes y macabros genocidios de la historia contra los pueblos originarios americanos junto a los africanos esclavizados. Milei toma la posta intentando superar a su antecesor. Sus paladines modernos son los súper millonarios capitalistas a quienes coloca en un grotesco altar de “los verdaderos héroes de la Patria”. Justo es reconocer que ellos jamás imaginaron que serían adorados por un Presidente de la Nación. Estos magnates de la burguesía local que hicieron su fortuna medrando con contratos y concesiones del estado nacional y nuestras provincias, ahora “descubren” que Milei es un gran conductor político. Se obnubilan por la inesperada posibilidad de que este ultraderechista fanático del mercado, materialice sus tradicionales aspiraciones: liquidación de derechos laborales, recorte drástico de las jubilaciones, eliminación de la moratoria cristinista que incorpora a cientos de miles de mujeres al sistema previsional, baja del “costo” salarial y subasta de nuestros fenomenales recursos naturales, tal cual reclaman los capitales extranjeros y nativos. A esos empresarios de la UIA, AEA, CAC, SRA y AMCHAM nada les importa ante la oportunidad de seguir engordando su ya multimillonaria bolsa. Tanto es así que decidieron salir a la palestra pública para defender al presidente, al que hasta hace poco despreciaban por su primitivismo. Claro que, a la vez que lo protegen, le exigen que “ponga las bolas” (Eurnekian dixit), que gobierne, y vaya a fondo con su plan RIGI. Se imaginan socios menores de las multinacionales que explotarán nuestras riquezas mineras a discreción, sin que el Estado ni la sociedad controlen una nueva era de saqueo neocolonial, al que gustan denominar engañosamente “inversiones productivas”. Mucho menos les importa que la pobreza haya llegado a niveles de catástrofe social: según la UCA 55% y Di Tella 49%.
El levantamiento definitivo del Pacto, su eventual postergación para el 20 de Junio o el 9 de Julio; o su reemplazo por un acto presidencial en soledad, implica no solo una frustración para Milei, quien imaginó que el 25 de Mayo sería una suerte de Gran Día Libertario; sino principalmente una fuerte derrota política. Su convicción irrefrenable de que mediante el chantaje presupuestario al parlamento, a los gobernadores y a la opinión pública sometería a todos rápidamente, lo condujo a un grave error. La maniobra propagandística de que “hagan lo que hagan a mí no me importa”, que se realicen manifestaciones con cientos de miles de ciudadanas/os en todas la avenidas y plazas del país total “a mí no me hace nada”, resulta ser un falsete con el propósito de desarmar y horadar la voluntad de la sociedad. Lo cierto es que desnuda ante la opinión pública que su palabra admonitoria no genera el pretendido efecto paralizante. Desde su mesianismo imaginó que la advertencia se transformaría en bíblica, y que el pueblo argentino sería una réplica de la mujer de Lot, quien por su desobediencia se transformó en columna de sal ante la vista de Dios. El imbatible quedó atrapado en la ciénaga de negación de la realidad y desprecio al pueblo, a la democracia, y a sus instituciones. Su silencio sobre el parlamento como “nido de ratas” y aquel “voy a mear a los gobernadores”, no alcanzó para imponer incondicionalmente su ley y el RIGI neocolonial, a pesar de la claudicación de diputados/as autopercibidos progresistas que chamuyan para los medios y luego votan legitimando a la ultra derecha. Resulta necesario señalar que el núcleo del sistema de dominación político – mediático actúa medrando con la debilidad del campo popular por su falta de unidad y conducción política, a pesar de las grandes movilizaciones de trabajadores, universitarios, científicos, el mundo de la cultura, etc. Su propósito actual es correr todo el espacio político hacia el centro derecha aislando al mundo de lo popular y sus afanes de igualdad y justicia social. La oleada antikichnerista no viene desde alguna crítica fraternal por sus insuficiencias o errores, sino que es impulsada desde la derecha por el sentido político de disputa con los poderes fácticos que le imprimió Néstor Kirchner y continuó Cristina, desde su núcleo principal peronista rodeados de otros afluentes políticos. Así es que atacan por igual a Cristina y a Axel Kicillof por su notoria emergencia. Resulta obligatorio que prontamente se proyecte una unión programática de la oposición democrática popular, ya que es imperativo rescatar a la patria y a la soberanía de estos colonialistas sostenidos por el oportunismo de la burguesía local y la nueva metrópolis de los financistas de Wall Street y del FMI.
* Secretario general del Partido Solidario. Profesor de historia