Por Ricardo Gené
El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha tenido una característica distintiva en la gestión de la pandemia por covid-19. Tomó medidas, siempre tarde, ante múltiples hechos; uno puede preguntarse ¿por qué actuó así? Son muchos los ejemplos de tal desafortunado accionar. Pero se pueden recordar sólo algunos de ellos.
Rodriguez Larreta anunció, que a fines de 2018, el barrio 31 de Retiro tendría la provisión de agua corriente resuelta. A poco de andar la pandemia, la triste situación de Ramona, clamando por agua para lavarse las manos, tuvo amplia difusión, hace pocos días la recordamos al año de su muerte sin haberlo logrado. En 2021 ese servicio no se concretó... Se sabía que esas precarias urbanizaciones serían focos importantes de difusión de la enfermedad. Las medidas tomadas llegaron siempre tarde como también ocurrió en la prevención de la infección en centros geriátricos donde además trabaja personal sanitario que comparte otras instituciones. Era conocido que el primer caso de diseminación de coronavirus en Estados Unidos fue en un sitio semejante. Lo provocó una enfermera que se había infectado en otro lugar de trabajo. Siempre Tarde. Pésima gestión: el Gobierno de la Ciudad tomo medidas cuando ya habían estallado múltiples casos en varios geriátricos.
Contrario sensu, adoptó medidas precoces para complotar las dispuestas por el gobierno nacional para todo el país: distanciamiento, lavado de manos, uso de alcohol. Barbijos, cierre de actividades presenciales en las escuelas. Con estas indicaciones hubo un lento crecimiento de casos. Ese tiempo fue utilizado para recomponer el debilitado estado de la salud pública heredado del gobierno de Cambiemos. Pero el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires fue de los primeros en proponer la reapertura de actividades. No aseguró el cuidado y control del cumplimiento de las medidas de prevención, dispuestas por Nación. De este modo se hizo patente un subrepticio boicot a lo dispuesto en reuniones públicas con el Presidente y el gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Pésima Gestión II: Su accionar negativo, sustentado por los medios de comunicación hegemónicos, transformó el manejo epidemiológico de la pandemia en un fenómeno político. Hubo manifestaciones callejeras al grito de “el virus no existe”, “nos limitan la libertad”. Quemaron barbijos, agredieron a periodistas que recogían las declaraciones belicosas e infundadas de los manifestantes, con total pasividad del gobierno de la Ciudad. Alimentaron el odio reaccionario de siempre, desinformaron y propiciaron cacerolazos. Se generó en un sector de la ciudadanía, un clima contrario a lo indicado y necesario, el cuidado extremo, para evitar el agravamiento de la pandemia en la Ciudad y el AMBA. Fueron reacios a aceptar que todo era una continuidad indivisa y se les advirtió que desde CABA se difundiría al resto del país. El ministro Daniel Gollan lo señaló con certeza: si no controlamos de modo adecuado la infección desde el AMBA, próximamente explota Rosario y así fue, Rosario explotó.
La población mayoritariamente aceptó vacunarse. Desde Cambiemos vociferaron que la vacuna era un veneno. La llegada de vacunas fue y es una realidad tanto como su eficacia y seguridad. El alcalde de CABA, la ministra de Educación Soledad Acuña y el ministro de Salud Fernán Quirós iniciaron la campaña de la presencialidad de la educación basada en “evidencias” nunca demostradas, que los niños no contagian. Se les dijo que la presencialidad incluía una enorme movilización de personas, uso de medios de transporte y con escaso distanciamiento en la puerta de las escuelas. Consideraciones desoídas hasta hoy a pesar de la demostración cabal del incremento de infectados desde el inicio de la prespecialidad escolar. Hubo en consecuencia infección de docentes, personal administrativo no vacunado, algunos fallecidos y familias destruidas, incremento de contagios e internaciones de niños fueron las consecuencias negativas del uso político de la bandera de las clases presenciales.
Ahora estamos ante un desborde total de enfermos, con más del 90% de ocupación de camas de terapia intensiva en gran parte del país, cifras diarias altísimas de internados y muertos. El Presidente de la Nación acaba de decidir que suspenderán las actividades escolares presenciales para la próxima semana. En CABA han llegado tarde. Pésima Gestión. CABA está colapsada siendo la ciudad más rica, con mayor presupuesto, con el sistema de salud más desarrollado del país. Paradójicamente, tiene la mayor proporción de muertos por millón de habitantes, cifras que parecen exceder, con los recursos que dispone, a la mayor densidad de población como causa de ello. Ahora tomarán las medidas y esperamos no subestimen la gravedad del momento como lo han venido haciendo en una actitud negacionista que ha sido lamentable con muy graves consecuencias.
Una vez más habrán llegado tarde. Y ¿me pregunto por qué han actuado así? ¿Han sido ineficaces, imprudentes, inhábiles?, ¿Lo fueron también en la pésima gestión de Macri dejando al país tremendamente endeudado? O, por el contrario, ¿han sido capaces, exitosos y lograron, antes y ahora, los resultados que buscaron? Es de esperar que la población tenga claro quiénes han defendido el derecho a la salud y el cuidado de la vida. Quién habló con la verdad y quiénes desde la gestión de la Ciudad boicoteron las medidas con amplio apoyo de los medios concentrados, desestabilizadores del gobierno nacional, potenciados por una justicia cuya Suprema Corte parece definitivamente alineada en debilitar al gobierno nacional que los argentinos eligieron democráticamente en las urnas. Un combo de fuerzas negacionistas y reaccionarias que expresan de manera puntual el señor Larreta y sus ministros Acuña y Quirós. Definitivamente, llegaron siempre tarde, con una pésima gestión.
Ricardo J. Gené es médico neumonólogo Mat Nac 33418