Por Ricardo Bustos
Así como están presos los funcionarios y empresarios que se llevaron puesto el país y todavía caminan libres por la vida los ideólogos de semejante robo al Estado, nosotros, los ciudadanos de a pie, también deberíamos estar detenidos por haber sido cómplices de todos los actos de corrupción que llevó y lleva en sus bolsos la política desde hace más de 70 años, cuando puso sus pies sobre suelo argentino la idea populista, nacional y popular. Dentro de esta nebulosa institucional, si descontamos los 7 años negros de nuestra historia con la dictadura, podemos asegurar que el 90% de todos esos largos años, hemos tenido en nuestras manos la posibilidad de cambiar el rumbo y no lo hicimos.
Esos líderes mentirosos, le enseñaron al pueblo que cualquiera podía tener una vivienda de dos pisos, un auto importado, una cuenta en el Banco y vacaciones al caribe porque para ello trabajaban. No les dijeron que la verdad pasaba por la otra esquina y que todo aquello que soñaba el trabajador humilde había sido un chiste de la dirigencia porque esos gustos, solo podrían dárselos quienes gobernaban a la nación en sus diferentes etapas con diferentes partidos políticos.
De esta manera, nos acostumbramos a los políticos, empresarios, sindicalistas multimillonarios, provenientes en su mayor parte, de hogares humildes cuyos datos se pueden comprobar con cualquier Declaración Jurada que se haga seriamente.
Millones de argentinos, jamás vieron o tuvieron en sus manos un billete de dólar o euro y por ello, aún con todo lo que se está mostrando por estos días en televisión, no les llama la atención la cantidad de millones que se han robado.
Hemos tenido oportunidades para cambiar con el arma más poderosa que nos dió la Constitución Nacional, es decir el voto, el destino de nuestro país. Quizá, una equivocación o dos podemos aceptarla, pero todo demuestra que la mayoría de las veces hemos elegido mal.
Hemos probado con hombres y mujeres ocupando la primera magistratura y por lo visto, no hay ninguna diferencia a juzgar por los nefastos resultados económicos, políticos y sociales.
Siempre hemos tenido sentimientos encontrados a la hora de votar. Todos sabíamos que el FREPASO, de una u otra manera, venía de luchas armadas con los militares, formando parte de los grupos Montoneros o ERP, cuyos líderes, casualmente. permanecieron «vivitos y coleando» y muchos de ellos, fueron cómplices de los militares en algunos oscuros negocios que se «armaron» en el exterior, pero igual los votamos para elegir a De la Rúa, luego esos mismos protagonistas formaron parte en las listas que eligieron al matrimonio Kirchner… y los votamos y así fué pasando el tiempo entre venganzas y ventajas que al verdadero protagonista de esta historia, el ciudadano de a pie, sepultaron en las ruinas del desánimo y la falta de futuro.
Los chicos comenzaron a ir a la Escuela para comer, no a estudiar, los adolescentes perdieron todo tipo de interés por aprender y hoy nos encontramos que no saben sumar, leer o interpretar un texto pero, como les dieron celulares, computadoras y planes sociales justificando su desinterés frente a los problemas reales que tiene el país.
Hoy están colapsados la educación, el sistema de salud, los jubilados mueren de hambre y los niños se enferman por desnutrición y la inseguridad se hizo dueña de la vida cotidiana con muertos inocentes que solo quieren llevar adelante lo poco que queda de su proyecto de vida. Tratamos el tema del aborto y se abrió más la grieta, sin resultados a la vista en el mediano plazo y de esta manera, vamos atando todo con alambre dejando para más adelante a quien sea elegido en las próximas elecciones, una nación que en su conjunto se asemeja más a una bomba de tiempo a la que hasta ahora, nadie puede desactivar.
Argentina, Bolivia, Paraguay, Brasil y Chile, unos más, otros menos, pero los cinco países que están apiñados en una de las zonas más ricas del planeta, tienen en sus territorios a los habitantes más pobres de la región y a los dirigentes más ricos. Algo no hicimos bien y tampoco lo asumimos.
Haz lo que yo digo y no lo que yo hago… «La verdadera colaboración no es alabar siempre, sino señalar los errores, hablando un lenguaje claro de realidad, de verdad y de amistad. El verdadero amigo es el que aconseja, y si es el enemigo el que habla, es mejor que esté cerca». (Juan Domingo Perón)
Cecilia Casado, escribía en el Diario Vasco, en el año 2011… «Haz lo que yo digo y no lo que yo hago. Esta es una de las pocas frases en primera persona que se suele decir por la espalda, como un reproche inmenso a la hipocresía, la mentira y la desfachatez. Hemos crecido rodeados de maestros que enviaban mensajes contradictorios, hábiles prestidigitadores de la moral y la conveniencia, -la suya, por supuesto-, nos hemos desarrollado aceptando como “normal” la contradicción en lo ético y seguimos buceando en las aguas profundas –y oscuras- de lo políticamente correcto».
Usted sabe que cualquier similitud con Argentina, es pura casualidad.....
Ricardo Bustos
Locutor Nacional-Comunicador.
Capiovi Misiones, Argentina