Por JESICA RIBULGO,LETICIA MEDINA,JOSEFINA RODRIGUEZ
El próximo 8 de marzo se conmemora un nuevo Día Internacional de la Mujer Trabajadora, ocasión para recordar y redoblar la apuesta en la lucha por la igualdad, el reconocimiento de la diversidad y el ejercicio efectivo de los derechos de las mujeres y las diversidades. En este contexto socio económico, PERFIL CÓRDOBA invitó a cinco mujeres, políticas, militantes, activistas, a reflexionar acerca de las reivindicaciones y deudas, desde cada uno de sus espacios. La opinión de Jesica Ribulgo, Leticia Medina y Josefina Rodríguez.
n nuevo 8M convoca a los feminismos a las calles para seguir luchando por nuestros derechos. En esta fecha nos enfocamos en las problemáticas que atravesamos las mujeres, lesbianas, travestis, trans, intersex y no binaries como trabajadorxs. Desde Alerta Feminista sostenemos que todxs somos trabajdorxs y como tal, reclamamos la igualdad en el acceso a empleo de calidad, a derechos laborales, a un salario y condiciones que garanticen una vida digna.
Una de las fuentes de desigualdad de género relacionada a lo laboral es la inequidad en la distribución de las tareas de cuidado de la familia y el hogar y la sobrecarga de estas tareas que son fundamentales para reproducir esa fuerza de trabajo. Por eso seguimos pidiendo por el cumplimiento de la reglamentación del art. 179 de la Ley de Contrato de Trabajo, que establece la obligación para las y los empleadores de contar con espacios para el cuidado de aquellas niñeces a cargo de las personas que emplean. En todos los espacios de trabajo debe haber alternativas de cuidado para trabajadores/as con niños/as. Asimismo, es importante que se sostengan en el tiempo los programas de registros y avancen las mejoras salariales para las trabajadoras del cuidado: las de casas particulares, cocineras y cuidadoras comunitarias. Aún no se reconocen las tareas de cuidado como un trabajo que debe ser remunerado y este es un gran problema que genera muchas de las desigualdades que venimos identificando y buscando cambiar. De allí la importancia de dar continuidad a las moratorias previsionales para personas en edad de jubilarse que no cuentan con los aportes exigidos porque nunca fueron empleadas. Porque la mayoría de esas personas son mujeres que han dedicado parte de su vida al cuidado de la familia, naturalizando que ‘les correspondía’ hacerlo por ser mujeres, sin acceso a los derechos básicos de una trabajadora, porque no han sido ni son reconocidas como tales.
En los últimos años tener un salario que llegue a la canasta básica es una enorme dificultad, así como lo son las altas tasas de informalidad y los bajos sueldos que se pagan (aún en empleos registrados). Esta acuciante problemática se vuelve más compleja e injusta cuando se trata de mujeres, lesbianas, intersex y no binaries; e impacta incluso con más fuerza a travestis y trans, quienes enfrentan aún más desigualdad y precarización. Es una deuda con nuestros colectivos la falta de plena inclusión de personas travestis, trans en el mercado laboral, que perciban un salario digno que garantice el acceso a condiciones básicas con las que muchas de nosotras y nosotres ya contamos: comida, techo (propio o alquilado) y salud.
A propósito de los 40 años de la democracia, seguir construyéndola significa avanzar hacia una mayor igualdad, que se reconozcan más derechos y que consigamos mejores condiciones de vida para más personas. Reivindicamos la participación y organización colectiva, plural y transversal y recuperamos las experiencias históricas de los movimientos obreros y de derechos humanos. Ante las políticas de ajuste, discriminación y violencia política, nos seguimos encontrando en las calles para luchar por una vida digna y justa para todes.