Por Gabriel Salvia
Con la creación en 2006 del Consejo de Derechos Humanos por parte de la Asamblea General de la ONU, se estableció que todos los países deberán someterse a un examen periódico universal (EPU). El EPU incluye un diálogo interactivo en el cual los países que integran la ONU pueden realizar observaciones y recomendaciones al Estado examinado.
Este espacio establece un límite al principio de “no intromisión en los asuntos internos”, reconociendo el derecho de un país a intervenir expresando críticas sobre violaciones a los derechos humanos en el Estado sometido al EPU.
Sobre la intervención a través de una recomendación u observación, el país examinado puede aceptarla, tomar nota o rechazarla. Esto último es lo que hacen las dictaduras, aunque en los dos primeros casos las recomendaciones no son vinculantes. En la práctica, el diálogo interactivo durante el EPU es la gran oportunidad para señalar y avergonzar a las dictaduras, lo cual implica solidarizarse con sus víctimas.
Un requisito elemental de un país para señalar y avergonzar a Estados autoritarios, es tener legitimidad democrática y someterse a la supervisión del sistema universal de derechos humanos de la ONU.
Sin embargo, no todos los países democráticos que se someten al escrutinio internacional tienen el mismo desempeño ante los exámenes de las dictaduras en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
En general, son las democracias agrupadas en la ONU como “Europa occidental y otros Estados” y algunos ex países comunistas como República Checa y Lituania, los “Like-Minded”, las que realizan las intervenciones más comprometidas en defensa de los derechos humanos.
Desde América Latina, las democracias que se expresan con mayor compromiso ante los EPU de las dictaduras, lo hacen sin jugársela tanto como los “Like-Minded”.
Esto es cuestionable desde un país como la Argentina, teniendo en cuenta la importancia que tuvieron las denuncias internacionales durante la última dictadura militar y, por ende, la obligación moral de implementar una política exterior activa en derechos humanos que “señale y avergüence” a las actuales dictaduras.
Asimismo, la intención de la Argentina de “insertarse internacionalmente” no puede dejar de lado el asumir en su política exterior la defensa universal de los derechos humanos sin doble estándar.
Para monitorear la política exterior en derechos humanos de la República Argentina, CADAL lanzó la iniciativa “Señalar y avergonzar a las dictaduras” que consiste en comparar la intervención de nuestro país con otra que merezca ser destacada.
Por ejemplo, el 23 de enero pasado se realizó el 4° EPU de China, considerada "autocracia", "país no libre" y con "espacio cívico cerrado", donde CADAL destaca la intervención del Reino Unido e invita a calificar la intervención de la Argentina para monitorear así su compromiso con los derechos humanos y la solidaridad democrática internacional.
El Reino Unido le realizó 4 recomendaciones a China:
1) Que cese la persecución y detención arbitraria a uigures y tibetanos y se permita genuina libertad de religión y expresión cultural, sin temor de supervisión, tortura, esclavitud forzada o violencia sexual y se implementen las recomendaciones del Alto Comisionado de Derechos Humanos sobre Xing Zhang;
2) Derogar la ley sobre la seguridad nacional en Hong Kong, tal como lo recomendó la ONU, y que cesen los enjuiciamientos incluyendo el de Jimmy Lai;
3) Se garantice imparcialidad judicial, que cese el acoso a los abogados, el uso de pena de muerte y la supervisión residencial en determinadas localidades;
y 4) Cese de restricciones para la sociedad civil en los medios independientes, que cesen las repatriaciones forzosas y dejen de ser un blanco los defensores de derechos humanos.
Por su parte, la intervención de Argentina comenzó felicitando “a la delegación de China por los logros alcanzados para disminuir la pobreza” y seguidamente le recomendó lo siguiente a la mayor dictadura del mundo: ratificar todos los tratados de derechos humanos de los que China aún no es parte, en particular ratificar la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas; continuar colaborando con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y permitir más visitas e intercambios técnicos de manera de facilitar la implementación de las recomendaciones efectuadas por el Alto Comisionado, los órganos de tratados y los procedimientos especiales y el tercer ciclo del EPU; y establecer una moratoria de la aplicación de la pena de muerte y examinar la posibilidad de abolir la pena de muerte de su ordenamiento jurídico.
Finalmente, comparando ambas intervenciones CADAL invitó a través de sus redes sociales a calificar la intervención de la República Argentina ante el 4° examen periódico universal de China en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, ofreciendo las siguientes opciones: a) Muy comprometida con los derechos humanos; b) Comprometida con los derechos humanos; c) Poco comprometida con los derechos humanos; d) Nada comprometida con los derechos humanos; y e) No sabe.
Con este monitoreo, que continuará con el reciente EPU de Arabia Saudita, CADAL aspira a que Argentina se inserte a los países del mundo que se solidarizan con las víctimas de todas las dictaduras y asuma así un compromiso activo en la defensa universal de los derechos humanos.
Gabriel C. Salvia es Director General de CADAL (www.cadal.org).