Hace 25 años,luego de tres fallidos intentos de ir por la Gobernacion Alberto Difilippo defraudo a miles de compañeros y no compañeros que habían apostado a terminar con el pacto autonomista liberal. La decision unilateral de renunciar a la segunda vuelta, tomada a espaldas del partido, lo alejó definitivamente de la militancia que se había jugado por él en las tres campañas. Nunca pudo sobrellevar este error de cálculo.
Un cuarto de siglo después, Camau Espínola, transita el mismo camino. Se aleja del partido que le dió la Intendencia de Capital, dos veces la candidatura a gobernador, un cargo en el Gobierno Nacional y la banca de senador que hoy ocupa.
Son públicos los acuerdos de trastienda para votar leyes en el parlamento nacional y los diálogos con el Gobernador Valdez, como es pública también su decisión de no encuadrarse en la orgánica del partido que le da instrucciones y no acata expresando que se siente presionado.
La gota que rebalsó el vaso, fue la alusión de Victor Cemborain que en pleno mitin partidario fustigó con dureza a Camau al decir que no había mostrado interés en armar la reunión con Miguel Pichetto y que había dejado de atenderle los teléfonos. La airada reacción de los presentes, muchos que fueron seguidores de Camau mostro el estado de ánimo que se vive en el partido al considerarse que Espinola hace su propio juego en el Senado de la Nación a espaldas de los compañeros que lo encumbraron.
Difilippo nunca pudo sobrellevar el rechazo que generó su retiro de la segunda vuelta en 1993. Siguió un tiempo en el PJ hasta que finalmente recalo en el nuevismo que primero lo incorporó al Gabinete de Pedro Braillard Poccard y luego lo llevó como senador provincial en el 2001. Eran los tiempos del FREPANU, extraña conjunción de un sector del justicialismo con Tato Romero Feris bajo el paraguas de Carlos Menem.
Su estrella comenzó a brillar menos desde el 93 hasta que se apagó al concluir su mandato de cuatro años y nunca más volvió a la política.
Otros que tuvieron su momento de gloria como Francisco de De Narvaez al ganarle en el 2009 a Néstor Kirchner en la Provincia de Buenos Aires. Sergio Massa al ganar en la Provincia en el 2013 con el 46% de los votos y abortar la reelección de Cristina, fueron también estrellas fugaces. Se creyeron los dueños de los votos aportados siempre y en su mayoría por el aparato justicialista y cuando quisieron jugar la personal terminaron devaluados o en boxes como el caso de De Narvaez, o en menor medida Massa que luego de bajar del 46% al 11,5% se dedica a dar clases.
Camau está en uno de esos momentos claves. Encuestas que miden el potencial propio de Camau, por fuera del PJ, le dan hoy, el 7,5% de los votos aunque las elecciones no sean hoy y el efecto residual se reduce con el tiempo y con la falta de expectativas que puede generar una oferta electoral sin una base consistente.
La delegación del PJ que bajo a Buenos Aires volvió satisfecha por los resultados pero, sobre todo, porque tuvo clara conciencia de que Camau no estaba actuando en sintonía con las instrucciones partidarias en el caso del rechazo del pliego de Gustavo Fresneda, de ahí el endurecimiento del partido con Camau que fue tomado como una presión algo que en el peronismo, no lo toman como tal, sino con la necesidad de que los legisladores o jueguen con el partido o se vayan.
Difilippo y camau
Dos tiempos, dos realidades
Dos ex candidatos a gobernador del justicialismo. Uno terminó en el Partido Nuevo, otro muy cerca del macrismo y del gobernador Valdés.
El accionar de Camau en el Senado de la Nación será determinante de su continuidad en el justicialismo. Por delante, mostrar que fuerza tiene con el resto del bloque de senadores para cumplir con el peronismo correntino.
