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Política Ante la Asamblea Legislativa,

El último discurso de Ricardo

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Crédito: 50240

Ni el más pesimista de los radicales hubiese imaginado que llegaría este momento. Todo tiene un final, todo siempre termina. Y llegó el día del último discurso de Ricardo Colombi ante la honorable asamblea legislativa. A la cual en muy contadas ocasiones la tuvo como aliada de su mandato, aunque es justo corregir que ello sucedió con la legislatura en su conjunto. Precisamente no fue brillante lo de Colombi en términos legislativos durante sus doce años de gobierno.

 

En la mañana de este miércoles, el ex intendente de Mercedes, leerá su discurso número ‘doce’ que, como buen boquense que se considera, seguramente le traerá suerte ya que será el último que pronuncie en su condición de gobernador y después se pondrá de cara a las elecciones pero como candidato a otra cosa. Pasará a la historia como el hombre que más años estuvo al frente de la gobernación, superando incluso al propio Pedro Ferré. Todo un mérito.

 

Sobre los manuscritos que leerá Ricardo sobrevolarán, justamente en el recinto legislativo, los fantasmas del fracaso, al no haber podido obtener la ansiada re – reelección, algo que se engendró a las apuradas y como tal, no costó mucho que llenara un formulario de defunción hacia el cajón de los olvidos.

 

Así llegará el turno para el último discurso de Colombi, alguien que fue devorado por el personaje a punto tal de creerse eterno e indispensable y las frías letras de la Constitución Provincial, le recordaron que estamos en una provincia viviendo en democracia.

 

Hablará una vez más de la paz social, que ‘fuimos juntos para adelante’, se acordará de la pesada herencia para justificar tantos olvidos cometidos en promesas de campaña tranqueras adentro de la provincia. Sostendrá su discurso sobre la previsibilidad y la “inversión” salarial varias veces millonaria para tener las riendas cortas sobre la única fábrica que funciona bien en Corrientes: la industria del empleo público.

 

Nada dirá de los mares de dinero que ingresaron de coparticipación federal durante todos estos años y que dejaron varios agujeros negros, jamás rendidos en las cuentas de inversión que, por ley, debe exponerse ante la legislatura.

 

Seguramente sacará como bandera de su discurso la radicación industrial, tal vez uno, dos o no más de tres “parques industriales” que se hicieron más por el sobre esfuerzo de la parte privada y municipal que por la aplicación de una verdadera política provincial de radicación industrial. Coca Cola sigue esperando.

 

Tantos flancos débiles ha tenido este gobierno que no alcanzarían los espacios para seguir enumerándolos. Simplemente vale recordar que tampoco hubo políticas de medio ambiente y cada vez que llovió, lógico que paró. Pero el gobierno radical tuvo que andar de apurones en apurones, porque la verdadera emergencia la tenían las instituciones que nunca dieron respuesta, en la prevención, a los sectores sociales que se inundaban y las necesarias obras de infraestructura que impidieran evacuaciones a los ponchazos.

 

Ni hablar de la tremenda crisis energética, donde como se dijo en varias oportunidades, siempre la culpa la tuvo el otro y jamás una rara dirección provincial de energía, intervenida y a la vez normalizada, no importa si no se entiende, por una doble función de un ministro y, simultáneamente, interventor. No sirvió de nada la gestión de Vaz Torres porque la DPEC siguió siendo deficitaria, mantuvo una bajísima recaudación en sus facturaciones residenciales y ofreció escasas respuestas ante la peor crisis energética que azotó este verano a todos los usuarios de la DPEC.

 

Hay mucho más. Pero llegó el día del último mensaje de Ricardo. Sea poco sea mucho, lo que haya en el libreto que expondrá ante la honorable asamblea; casi nadie le prestará atención. El café comienza a enfriarse y muy pocos a partir de diciembre lo empezarán a extrañar.

 

Entre tantas cosas, la política también brinda revanchas y los fogoneros anuncian que Colombi se prepara para un regreso triunfal dentro de cuatro años. Aunque siempre el hombre propone y Dios dispone, en cuatro años pueden pasar muchas cosas. Desde que una vaca se vuelva toro y hasta que crezcan los enanos de un circo. La política es el arte de lo imposible y en Corrientes todo es posible. Hasta la vuelta Lalaca. Muchas gracias por todo.

 

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