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Política

En el transporte del oeste nadie le pone el cascabel al gato

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Crédito: 122590

Mientras la gente queda como un verdadero salame del sándwich, pagando tarifas elevadas, sufriendo un pésimo servicio, casi objeto de burlas con los malos refugios; todos miran sobre hombros, distraídos, sin hacerse responsables de lo que les cabe en el servicio del transporte urbano de pasajero. Que cada vez se parece más al transporte del “lejano oeste”, donde impera la ley de la selva.


En lo inmediato, ocurre en la ciudad de Corrientes. En lo medianamente entendible sucede también en la media y larga distancia, donde la situación no está tampoco tranquila.


En el resto de las ‘patas’ que componen el servicio, el único que sufre es el pasajero, cautivo de un sistema perverso y entrampado. No hay opciones para el que no puede acceder a un colectivo. Camina o muere económicamente con otro transporte alternativo, sobre todo si el paro es por tiempo indeterminado como el que se anuncia y, por ahora, se cumple.


El núcleo de choferes, casi entendibles en su postura, se muestra firme e infranqueable y atacados legalmente; con una espada de conciliación obligatoria; por el simple hecho de querer cobrar lo que entienden les corresponde.


El sistema patronal, monopólico, con la excusa bajo el brazo de un concurso de quiebra para prorratear sus deudas (debe $2.500 millones y tiene un capital de $4.500 millones), “bicicletea” la situación: no le paga en tiempo y forma a sus empleados.


Lo que es peor, hizo vox pópuli que le pedirá plata al gobierno y/o al municipio, que es lo mismo, para pagar un adelanto de lo que le debe a la plantilla laboral o sea a los trabajadores del volante.


Como si fuera poco, maniatado el municipio, a sabiendas que deben devolverse favores políticos de campaña, como ocurrió consecutivamente con todas las administraciones comunales; solo está facultada para aumentarle la tarifa del boleto, aunque el propio intendente lo desmienta que –por ahora- no habrá modificaciones hasta fin de año. Nadie le cree. En cuanto a los controles, sanciones o aunque más no sea, un tirón de oreja aplicando su poder de policía con los servicios públicos. En especial con algo tan elemental como el transporte urbano. Brillan por su ausencia.


Un gran conflicto en medio de un túnel muy oscuro, donde lo único que puede aparecer es una luz que puede atropellar a todos los que esperan en la parada. Más grave la situación, ahora en Corrientes llueve por tiempo indeterminado. Buen lunes.

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