Ayer, uno de sus voceros, impulsor de la fallida reunión de Bella Vista, reconoció la inminencia de la Intervención, caídos los mandatos y sin posibilidad de prórroga. En el centro de todas las miradas, la forma de cómo se nominarán los candidatos a concejales. No se dará un cheque en blanco a los jefes comunales, ni se tendrán en cuenta ni los resultados del 2-J, ni del 11-A. El Interventor buscaría soluciones políticas, considerando que no hubo legitimación en internas.
Félix Pacayut fue quien salió a admitir que no insistirían en maniobras como las que intentaron hacerse con la sorpresiva convocatoria realizada por el profesor Gerardo Bassi en la Capital de la Naranja, a la que a la postre ni el propio Bassi asistió, ya que no logró siquiera el quórum con ocho ex consejeros presentes en medio del repudio generalizado de todos los sectores del peronismo que condenaron la maniobra.
Pacayut terminó por admitir que el Partido Justicialista tendría un destino de intervención con temas fuertes en carpeta del nuevo timonel partidario, como lo son la organización de la campaña presidencial en Corrientes y la nominación de los candidatos a concejales en las 20 comunas en las que se vota el 27 de octubre, así como la posibilidad de conformar o no alianzas, plazo que vence el próximo 27 de octubre.
"El 21 de agosto vencen los mandatos de las autoridades partidarias, así que el PJ, producto de no haber podido resolver en marzo su interna en Corrientes, se va a quedar sin autoridades partidarias, reconoció el único de los exponentes de la llamada Cooperativa que asumió la responsabilidad de salir a admitir públicamente una realidad difícil de ocultar.
"Al no estar previstas las prórrogas del mandato sin dudas, la intervención va a terminar por ser la salida", manifestó Pacayut, algo que había anticipado días atrás Rodolfo Martínez Llano, quien llamó a privilegiar la unidad en torno al objetivo y no a las personas, priorizando la necesidad de dar una respuesta política a la elección presidencial del 27 de octubre.
Cabe recordar que el sello del Partido Justicialista estuvo ausente durante los comicios provinciales del pasado 2 de junio, un dato que muestra la falta de cohesión institucional de una expresión política vital en la vida democrática.
El argumento principal de aquella decisión fue que el cronograma partidario se superponía con el de las elecciones provinciales. En esa oportunidad, se judicializó la apropiación de la sigla del Frente para la Victoria que realizó la llamada Cooperativa, sin que dicha maniobra le sirviera para pasar el umbral del 19 por ciento de los votos, en lo que fue la peor elección el justicialismo.
De esta manera, los dirigentes o afiliados justicialistas fueron por separado candidatos de distintas líneas y tuvieron libertad para apoyar a cualquier esquema de alianza.
El justicialismo de Corrientes había convocado a internas partidarias para elegir autoridades y candidatos a legisladores provinciales y comunales. Dicha contienda electoral debía realizarse el pasado 31 de marzo, interna que quedó trunca en el marco de un acuerdo que luego fue incumplido por el fabianismo, que desobedeció a la vez el mandato partidario, originando una crisis que culmina ahora con la inminente decisión de intervenir el PJ provincial luego de las Primarias, en las que nuevamente se produjo la traumática decisión de privar de la boleta larga a las otras listas en beneficio de La Cámpora. El Libertador
