a Iglesia católica aceptó la invitación al diálogo que le hizo el presidente Mauricio Macri, pero pidió que para que tenga resultados sean convocados “todos los actores políticos y sociales” y se elabore una “agenda consensuada”. En ese sentido, el Arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, destacó la iniciativa, aunque consideró que es “anacrónica”.
El prelado resaltó que el diálogo es fundamental para avanzar en el bien común y que tanto el oficialismo como la oposición “tienen que abrirse”. En diálogo con Norte de Corrientes se refirió también a su encuentro con el papa Francisco en el Vaticano, la semana pasada.
—¿Qué opina de la convocatoria que realizó el Gobierno nacional a distintas sectores?
—Es un esfuerzo extemporáneo, anacrónico, el de pedir un espacio de diálogo. No es el momento oportuno pero hay que aprovecharlo, no hay que descalificarlo. Hay algunos deseos que hay que cuidarlos.
—¿Cómo cree que se puede salir de la “grieta”, de la división que existe tanto en el ámbito político como social?
—Cuando dos personas que tienen un proyecto común están peleadas tienen que dialogar para que el proyecto funcione. Si no dialogan pierden todos, y los que sufren son los más vulnerables. Hay que abrirse a la oposición y la oposición tiene que abrirse. Si no nos sentamos a la mesa y si no confiamos el uno en el otro, si no trabajamos esto, vamos a estar paralizados y van a sufrir los que sufren siempre.
—¿Con el Papa hablaron sobre la situación económica y social del país?
—Salió, pero no como tema central porque nos reunimos para tratar temas pastorales, que indirectamente tocan la realidad del país, como es la pobreza y las adicciones. Tratamos el tema fundamentalmente de nuestra misión de pastores.
—¿Qué opina de la descalificación que algunos sectores realizan de la figura del Papa?
—Es lamentable. Es un hombre del que tendríamos que sacar un rédito político extraordinario porque es el referente moral de la humanidad, no hay otro que esté al nivel de él. Cuando salimos afuera del país, los compañeros de otros lugares nos dicen: ¿’Qué les pasa a los argentinos con el Papa, no lo entienden?’. Pero nosotros hacia adentro sí lo entendemos y lo padecemos. Cualquier gesto del Papa se interpreta como favoreciendo a un determinado grupo, y el otro salta como leche hervida. Cuando dos personas están distanciadas, cuando un tercero le manda un mensaje a una de ellas, el otro lo interpreta mal, como contrario a uno. Pongamos esto a nivel país y en el fondo es la misma dinámica. Tenemos que salir de ese vicio que tenemos de una desbordada pasión por nosotros mismos, una enferma pasión por nosotros mismos.
—¿Le refirió sobre la posibilidad de visitar Argentina?
—Hablamos de eso. Estaba programada, pero se deshizo el programa porque las elecciones en Chile fueron colocadas durante la visita que ya tenía fecha con anterioridad, entonces hubo que reprogramar todo y quedó afuera Argentina y Chile porque hubo otras urgencias, como las tiene este año. Toda visita que hace el Papa responde a una necesidad que no es sólo puntal del país que visita, sino que tiene una repercusión y trascendencia mucho más amplia.
—¿Vendrá en breve?
—Dijo que este año no lo va a poder hacer, pero que va a hacerlo cuanto antes. De modo que eso no responde a las opiniones polarizadas de una pobreza realmente sorprendente que escuchamos a través de algunos medios y de algunos periodistas.
—¿Cómo fue el encuentro que mantuvo con el Papa junto con otros obispos de la región?
—Nos llenó. Volvimos plenos, conformados en la fe. A eso vamos los obispos cuando somos convocados a realizar esta visita. Es una experiencia muy honda que el sucesor de Pedro nos confirme en la fe, porque no es una confirmación sola de la fe del obispo, sino que también confirma la fe del pueblo de Dios.
—¿Cómo encontró a Su Santidad?
—Él está muy bien. Lo encontramos, con sus 82 años física, mental y anímicamente bien. Tiene una paz extraordinaria, que -como él mismo dijo y lo repitió varias veces en otras ocasiones- no lo abandonó desde que asumió esta misión, y de hecho uno lo percibe de esa manera.
La posición favorable aunque con reservas por parte de la Iglesia católica a la carta que envió Macri, está en una misiva que le envió la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA). Sostuvo que “el diálogo imprescindible y urgente necesita renunciamientos sinceros en la mente y el corazón de toda la dirigencia; debe tener como horizonte la fundación de un tiempo nuevo y no ser el espacio de un intercambio de beneficios o de réditos políticos; y debe ser una búsqueda sincera de la verdad y del bien de todos”.
Stanovnik destacó el buen estado físico, mental y anímico del papa Francisco, con quien mantuvo un encuentro.
Andrés Stanovnik
Arzobispo de Corrientes.
Sin diálogo vamos a estar paralizados y van a sufrir los que sufren siempre.