El revelador video del ministro de Trabajo de la gobernadora María Eugenia Vidal destacando el placer que le causaría la creación de una Gestapo par perseguir sindicalistas transforma a la democracia, a la república y a sus instituciones en un mero castillo de naipes que se sostiene sólo porque las formas se abstraen de soplar y hacer caer todo.
Marcelo Villegas fue el funcionario que en una mesa en la que se sentaron empresarios de la construcción y funcionarios de la AFI (Agencia Federal de Inteligencia) se acordó perseguir a un dirigente sindical de la UOCRA. El ministro de la actual diputada del PRO (aliada de la UCR) manifestaba un deseo que en realidad ya estaba cobrando forma. El deseo se había transformado en demanda porque quien lo idealizaba en realidad estaba pergeñando un producto que iba a satisfacer una necesidad.
Los hechos posteriores fueron confirmando lo que el contenido de ese video grabado en 2018 iba manufacturando. Personas clave en distintas organizaciones fueron poniendo de su parte para perseguir a Juan Pablo “Pata” Medina no solamente para correrlo de la escena sino con ello hacer trabajar el escarnio, no particularmente contra un dirigente sindical sino en general contra toda la representación de los trabajadores, a los que este sector de la política y sus simpatizantes consideran no solamente innecesarios sino particularmente escollos para el desarrollo de la Nación con que sueñan.
Independientemente de las cualidades del Pata Medina, el modelo de país que pusieron en práctica y que se abortó en 2019 se erige sobre la base de la eliminación de los derechos de los trabajadores. Desde lo discursivo hace falta agregar aquí las referencias hechas por el ex presidente Mauricio Macri sobre el derecho laboral, sobre la Justicia del Trabajo en torno de lo cual, erigir la Gestapo que proponía Villegas, conformaba el paso de la teoría a los hechos.
La Gestapo del régimen Nazi de Adolf Hitler era un organismo secreto, constituido no solamente por miembros de fuerzas de seguridad, sino también técnicos académicos que tenían por fin “investigar y combatir las tendencias peligrosas para el Estado”. Su funcionamiento estaba fuera de la jurisdicción de cualquier organismo, entre ellos del control del Poder Judicial.
En 1945 cuando los Aliados ya bombardeaban los centros neurálgicos del régimen Nazi en Berlín los edificios de la Gestapo despedían gruesas columna de humo negro. Quemaban sus archivos para ocultar sus actividades. Lo que el propio Villegas podría interpretar como “esto te lo voy a desmentir en cualquier parte”.
Pero aún un organismo todopoderoso como ese fue enjuiciado al final de la Guerra en los Tribunales de Nuremberg. Aquí todavía se titubea y desde los sectores involucrados (el ex presidente Macri y la ex gobernadora Vidal) todavía no hablaron del tema. Partidos históricamente comprometidos con las bases fundacionales de la república en Argentina como la Unión Cívica Radical, con su nuevo presidente de Comité Nacional, Gerardo Morales, han permanecido en silencio sobre el tema.
La Justicia ya trabaja en ello, pero el Procurador ante la Corte Bonaerense, Julio Conte Grand, mencionado por Villegas en aquella reunión todavía sigue en funciones y es de esperar que se mantenga apartado de esta investigación, si es que eso es posible.
Es altamente sugestivo también que el video aparezca cuando la Cámara Federal porteña acaba de excluir a Macri y a los lideres de la AFI (2015-2019) de las acciones de espionaje desarrolladas contra líderes partidarios y opositores a la gestión de Juntos por el Cambio. El video revela exactamente lo contrario. ¿Acaso esa organización sigue operando?
Los grandes medios, especialmente el del ex presidente también ignoran los hechos, banalizando al extremo la tarea del periodismo.
La utilización de las acciones de espionaje dentro de la política interna, dentro de los límites de las fronteras argentinas por parte de la AFI está prohibida. Pero eso no parece límite que pueda detener a la gestión de Juntos por el Cambio. El fin justifica los medios.
El brutal retroceso en la calidad de las instituciones que representó el gobierno de la alianza radical-macrista, pese a que en lo discursivo se reiteran largas peroratas en favor de la “república” debería tener una respuesta, no sólo en lo coyuntural respecto del juzgamiento de los hechos que ahora se ventilan sino a través de transformaciones estructurales que la política debe efectuar, entre ellos, en pos de la independencia del Poder Judicial, algo que debe empezar por la Corte Suprema, pero antes que nada, en el pensamiento colectivo que debe resolver el rumbo de una Nación a partir del ejercicio de la soberanía popular, al momento de emitir el voto.