El gobierno nacional y el provincial se ponen a prueba en este año electoral que pandemia mediante concentró prácticamente todo el calendario electoral en estas primarias. Salvo los anticipos de Jujuy y Corrientes que no porque estuvieran cantados los resultados, deja de ser un revés para la gestión nacional del Frente de Todos.
Cuestiones pendientes, el gobierno nacional, más que el provincial, ni remotamente pensaban que iban a llegar a estas elecciones en las condiciones en que arriba. La pandemia que afectó a todo el mundo trastocó los planes, sin ella algunos condicionamientos ya se hubieran sorteado con mucha anterioridad. Así como hubo acuerdos con los acreedores privados, la gestión de Alberto Fernández tiene una pila tan grande de argumentos como las acreencias que tiene el Fondo Monetario contra nuestro país.
Es que si no hubiera sido por el Coronavirus la cuestión central hubiera sido la económica. Pero con la pandemia, los problemas económicos del país se agravaron y a ello había que sumarle ahora la cuestión sanitaria.
Fue el caldo de cultivo en el que con poca vergüenza la oposición hizo pie para afirmar su mensaje. Como si el contexto de la dramática situación financiera del país no tuviera relación con el contexto dejó como herencia la gestión de Cambiemos.
Consciente de que el tema económico es real, justamente porque las expectativas que se formaron los votantes que definieron la elección en favor del Frente de Todos no están saldadas todavía, el gobierno salió a empujar la recomposición salarial, incluso adelantándose a los pedidos de los sectores sindicales.
Capitanich hizo una conferencia en las últimas horas para garantizar que los trabajadores del sector público recibirán una recomposición salarial superior al 45%. Ya no hace falta que los sindicatos piden aumento, el gobierno se los da antes. Claro que todo, por el momento está en lo discursivo, pero no parece imposible pensar que finalmente van a cumplir la promesa, porque independientemente de cómo terminen las PASO, todos saben que las generales serán recién en noviembre.
Falta decir que uno de los principales problemas todavía está pendiente de solución, como es la inflación. Primero hay que resolver eso, aunque con las recetas tradicionales, se frena la reactivación económica, pero lo contrario, también puede empujar la suba de precios.
La coyuntura actual también puede explicar la baja en la participación. Si bien estamos en una baja sostenida de contagios, el proceso electoral puede transformarse en la el impulso que termine provocando el rebote de la curva, es obvio que la cuestión ya estaba planteada desde antes. De hecho, el calendario electoral se movió y las provincias prácticamente se encolumnaron cuando lo habitual es que los años impares las provincias vayan anticipando sus comicios, y, por tanto, no hagan coincidir las elecciones provinciales de las nacionales. Eso hubiera hecho que en el Chaco tuviéramos que votar cuatro veces en un período corto de meses.
Incluso fue la excusa que puso Cambiemos, el fuerte gasto que representan tantas elecciones, el gobierno de Cambiemos y el mismo sector político antes de llegar a la primera magistratura. Paradójicamente hoy Juntos o Juntos por el Cambio, es el espacio político que en mayor cantidad de provincias presenta listas en competencia.
Los que critican la calidad de nuestra democracia, son los que la están usufructuando. Y está bien que así sea. Nuestro sistema incluso está cobijando a la antipolítica, que en la provincia del Chaco no tiene prácticamente representación.
Las definiciones de estas PASO podrían representar un bosquejo de lo que será la representación política en nuestro país en la próxima década. Habrá que esperar el resultado de las urnas, porque más allá de las figuras que vayan en las boletas, el que habla este domingo es el pueblo, es la expresión palmaria de la soberanía popular. El escrutinio sobre el final de la jornada, dirá. Las cartas están echadas.
