Domingo Peppo enfrenta un desafío a su condición de líder político en la cuestión de Nadia García Amud. Su decisión de pedirle la renuncia a la diputada luego del escándalo en los carnavales correntinos debe tener su correlato con una decisión de la Cámara de Diputados frente a la propia determinación de la de la hija del empresario de la construcción de no atender el pedido de presentar voluntariamente su renuncia.
En medio de aguas tumultuosas es altamente probable como un sector del poder oficialista esté pensando más allá de la coyuntura actual considerando preservar a la legisladora en su banca, antes que ingrese desde Barranqueras, Juan Carlos Ayala, que quedó a tiro de otras denuncias desde un sector de Cambiemos tras difundirse otros escándalos, ésta vez relacionados con el manejo de una oficina de la Dirección Nacional del Registro Automotor.
La propia inclusión de García Amud como diputada fue señalada en su oportunidad como una muestra de liderazgo del propio gobernador. Sin antecedentes para ocupar no sólo el escaño sino el anterior cargo de Secretaría de Legal y Técnica del Poder Ejecutivo, su incorporación en el sexto lugar de la lista del Frente Chaco Merece Más nunca consiguió el aval de la dirigencia ni de la militancia partidaria y fue respetada exclusivamente por provenir digitada por Domingo Peppo.
Quedó registrado entonces, que la responsabilidad exclusiva y excluyente de esa sorpresiva incorporación era nada más y nada menos que del propio Peppo y debió entonces ser él el garante de las condiciones y cualidades de su diputada.
Salvando las distancias por la gravedad de las acusaciones que pesan sobre cada una, Elisa Carrió fue determinante al momento de vetar la asunción de la diputada Joanna Picetti, que provenía de las filas de Rogelio Frigerio.
El liderazgo político de la chaqueña impuso el día de la asunción de los nuevos diputados nacionales que no se le tomara juramento a la candidata porteña –que ingresaba en octavo lugar por la misma lista que encabezaba Carrió-. Y cuando el gobierno necesitó los números para tratar la brutal reforma previsional –a la que colaboraron los integrantes del Frente Chaco Merece Más, Elda Pértile y Juan Mosqueda-, directamente ingresó el reemplazante de Picetti.
El peso de una decisión política fue tal que la legisladora porteña no pudo asumir, pese a que la Justicia había rechazado las dos denuncias hicieron en su contra. Técnicamente, era inocente de los delitos que se le habían imputado cuando la Cámara Electoral confirmó un fallo de la juez María Romilda Servini y evitó que prestara juramento.
Carrió que obtuvo más del 50% de los votos porteños fue la impulsora de esa baja. Hasta que ella no la objetó Cambiemos no puso reparos a esa candidata.
En el caso del Chaco, el gobernador no habló al Frente Chaco Merece Más para reclamar la renuncia de García Amud sólo admitió haberle sugerido a la diputada por mensajes de texto que presentara la renuncia.
Existe un alto consenso social en ese mismo sentido, aunque en las sombras se adivinan algunos movimientos del sector político que tiene como referente a Gustavo Martínez para intentar sacar a flote a la diputada. Por lo pronto se ha logrado que la propia implicada desaparezca de las redes sociales, y la beneficia el receso parlamentario que no hace necesario una nueva reunión del pleno de los legisladores hasta el 1 de marzo, cuando arranque el período de sesiones ordinarias.
Es indicativo que, por ejemplo, la presidente de la Cámara de Diputados, Elida Cuesta, no se haya pronunciado al respecto, aunque evidentemente no se encuentra presente en la provincia. No estuvo en la sesión extraordinaria en la que se aprobó el Régimen Federal de Responsabilidad Fiscal y Buenas Prácticas de Gobierno.
En medio del receso, un grupo de organizaciones no gubernamentales afines al gobierno pidieron la remoción. Surge con claridad que la solución finalmente deberá ser político, especialmente porque no hay ninguna cuestión judicial que en este momento esté demandando el desafuero de la diputada García Amud.
Y si la cuestión es política, el pedido concreto y con mayor énfasis tiene que bajar desde la Casa de Gobierno, pese a que se trata de cuestiones en las que un poder no puede inmiscuirse en el otro. La relación de la joven diputada con el resto de sus pares no está en buenos términos. Su presencia la reunión de bloque antes de la última sesión extraordinaria, agravada por haber grabado el encuentro sin autorización de los presentes, resintió más la convivencia, pero las señales que reciben los legisladores oficialistas es más que confusa.
No pueden entender si lo que quiere el gobernador es que se vaya o se quede. Probablemente falte una conversación para hablar específicamente del tema en donde al menos esté presente la presidente Cuesta, el presidente de Bloque, Hugo Ságer, y los referentes de las bancadas de los partidos aliados.
Pero aunque existiera consenso para desplazarla en el Frente Chaco Merece Más hacen falta dos tercios un número que el oficialismo no tiene por sí mismo.
Se trata de un frente político que coexistirá en el tiempo con otros conflictos más serios para los que ya se prepara el gobierno. Se prevén tensiones con movimientos sociales, que ya están avisados sobre más rigidez en el trato, con movilización de fuerzas policiales para evitar cortes de ruta. Además de que se agitan acciones judiciales para alguno de los principales referentes de los movimientos piqueteros.
A esto debe sumarse que el gobierno provincial podría poner en práctica su política salarial por decreto, sin mediar “paritarias” pese a que al menos el sector docente y UPCP vienen reclamando que empiecen las reuniones para discutir la cuestión salarial, que viene muy golpeada desde 2016 en adelante.
