El año electoral no será necesariamente el de la reactivación. Las variables económicas no están mostrando los cambios que el ministro Nicolas Dujovne para empeñado en encontrar. La campaña irá entonces por cuestiones no económicas. La seguridad es una de ellas, no con resultados sino con medidas. La baja de la edad para imputar a menores se comerá gran parte del año que comienza.
Las renuncias que promovió el presidente de la Nación Mauricio Macri reiterado ahora con la partida del presidente del Banco Naicón, Carlos Melconian, tuvieron el explicitado objetivo de homogeneizar el equipo de gobierno. El dato hubiera sido creíble sin no fuera porque cuestiones de fondo estarían generando en relidad esos relevos como se había visto en los principales cambios que hizo el Ejecutivo, Isela Constantini, Alfonso Prat Gay y el referido Melconian.
Sin embargo, esa interpretación disímil de la voluntad presidencial por alinear el team, en va dejando paso a las sombras que se ciernen sobre el 2017, el que quiera puede verlo, el que no puede continuar abonando la teoría de la gobernabilidad.
Los mecanismos de conocimiento de la real situación dejan expuestas la señales sobre el verdadero cambio que hasta ahora ha sido en sí mismo la vieja receta del derrame cuestionada hasta por el Papa Francisco y lanzada a modo de advertencia mucho antes de las elecciones que permitieron el acceso de Mauricio Macri al poder.
Sin embargo, los funcionarios más cercanos al presidente ya reconocieron públicamente que las inversiones no vendrán a la Argentina sólo porque el presidente tiene ojos celestes. No es que la confesión fuera necesaria, la realidad está, sólo hace falta mirarla.
La renuncia de Melconian entonces encuentra causales distintas de la necesaria homogeneización. Los dos principales medios que militan el macrismo, Clarín y La Nación explicaron que como presidente del Banco Nación el ex candidato a vicepresidente de Carlos Menem había puesto reparos ante los pedidos de financiamiento que solicitaba el Ministerio de Hacienda y Finanzas, entonces.
No sólo eso, había sacado el BNA de las regulaciones técnicas con la dispensa del Banco Central que encabeza Federico Sturzenegger y ya no estaba dispuesto a hacerlo en 2017.
Es lógico que lo hayan renunciado.
Javier González Fraga llegó para hacer el trabajo sucio. Lo que no estaba dispuesto a hacer Melconian, sin siquiera preguntar cuál es el futuro del Banco Central. La Bancaria hizo llorar al presidente saliente en su despedida, pero silenció los movimientos que se hicieron a pedido del Poder Ejecutivo. Hipocresía gremial, como en el Chaco, la CGT adelante que se opondrá a los despidos y el ajuste que bajan desde las políticas nacionales. Pero guardó estridente silencio con la muerte de dos empleados de Sameep. La esperanza por la banca no se extingue.
Los éxitos económicos no llegan y se festejan las supuestas señales que envió el propio gobierno para conseguirlos. Prat Gay dejó el ministerio aplaudidos por haber salido del cepo cambiario y el blanqueo de capitales. Punto. Ni lluvia de dólares ni de inversión.
El 2017 viene además con la carga extra del calendario electoral que apura al gobierno.
Silenciosamente se prorrogó a principios de este año la pomposa "emergencia en seguridad". Nada ha cambiado. Además, el macrismo ya no goza de -en este tema- de la cobertura mediática que había silenciado por unos meses los violentos crímenes del conurbano.
El presidente recibió al padre de Brian Aguinaco para potenciar su proyecto de baja de la imputabilidad en menores. No había sido una prioridad en su campaña, más bien lo fue de Sergio Massa. Pero desenvolvió la idea como muestra de que algo está por hacer. Con mucho menos énfasis que en el tema Ganancias el gobierno prepara el debate para enviar un proyecto al parlamento. Y como reflejo del empeño que ha decidido dispensarlo, el ministro de Justicia, Germán Garavano aclaró que la decisión final la tendrá el Congreso.
Tratarlo antes de las elecciones expondrá las necesidades de número en el oficialismo. Tratarlo después, puede que sea tarde. ¿Las provincias canjearán una ley de este tipo a cambio de fondos? El gobernador Domingo Peppo ya expresó su contrariedad con la idea.
El gesto no sorprende. Probablemente lo piense, pero si hubiera tenido una chance de negociación quizás se la hubiera reservado. Con los legisladores nacionales actuales, la provincia del Chaco no tiene cómo acompañar una idea de esta naturaleza.
Tiene también elementos para resistirse. No hay en el Chaco capacidad para albergar a menores en conflicto con la ley. Los pocos que hay están al límite. No sólo en capacidad sino también en recursos humanos.
La Ley de Narcomenudeo fue un ensayo que refleja las falencias. La provincia se hizo cargo de parte del combate al narcotráfico. Ahora no sabe qué hacer con los detenidos. Algunos de ellos, delincuentes. Otros adictos. No tiene espacio físico, ni para unos, ni para otros.
El presidente Mauricio Macri se apresta a una nueva visita al Chaco. Los empesarios de la construcción ya no compran ni velas para prenderle. Para diciembre de 2016 iban a reiniciarse las obras que estuviero paralizadas durante todo el primer año de gestión. Nada de eso pasó.
Ahora viene a Las Palmas. La obra del puerto fue una de las pocas que no se detuvo. Pero en sí misma es insuficiente. Faltan obras complementarias para hacerlo operativo de manera permanente cuando esté finalizado.
El estilo del presidente es decir mucho y concretar poco. Miles de viviendas se habian anunciado ya con fondos comprometidos con entidades multilaterales durante la gestión anterior. También en una visita anterior al Chaco, esta vez en Resistencia, al costado del río Negro. Tampoco hubo nada.
Macri viene para ver y dejarse ver. El gobierno de Peppo en eso acompaña.
