La figura socialmente proba, honrada, íntegra, virtuosa, del Dr. Eduardo Tassano, no está en discusión bajo ningún punto de vista en este artículo. Tampoco su incansable esmero por la buena gestión institucional, con dos ejemplos que son íconos de la sociedad correntina: el Instituto de Cardiología Juana Francisca Cabral y el Club de Regatas Corrientes. En el primero fue director, proyectándose el cardiológico a niveles internacionales, como centro de referencia en esta parte del continente. El segundo, también en la consideración de la faz sudamericana, con el básquetbol de Regatas bien conceptuado en todas partes.
Pero la imagen de Tassano no se detiene en esos sectores, sino que les adosó actividad política, con varios papeles interesantes en los roles que le tocó cumplir, especialmente en los cuerpos colegiados (Concejo Deliberante – Cámara de Diputados).
Esa misma bonhomía de hombre público, le permitió ser candidato a intendente de la ciudad, por segunda vez. Todos los números están en el bolillero.
No es responsabilidad de Eduardo Tassano que lo hayan transformado en una nueva víctima de las viejas mañas de la política, tratando de imponerlo como “candidato”. No importa si es en un acto oficial (condenable), o en un mitin político. Donde no se respeta la fina línea de la delicadeza, de saber diferenciar lo que es público o sea del estado, del erario, de todos; de lo que es partidario. En este caso exclusivamente radical, o de ECO o de Cambiemos.
Están claros los ejemplos de mal gusto en el marketing político que tiene el gobierno, mezclando abiertamente lo público con lo privado. Puntualmente, en el acto que ilustra este comentario, con la entrega de indumentaria para el “Tekové Poti”, en los salones del gobierno, aparece como de mal gusto, la reseña del escudo radical. Eso no se hace.
En otras facetas de la sociedad, como el deporte, especialmente el fútbol, no vale “ganar a cualquier precio”, aunque sea jugando mal. Lo que importa es el resultado.
Es una lástima que ubicaran al diputado provincial Tassano, en el centro de la escena, apelando a viejas mañas que fueron condenadas por los siglos de los siglos.
Como lo hicieron con Juan Domingo Perón, cuando el Teniente General utilizaba los instrumentos del estado para hacer campaña; tal vez del mismo modo que lo hicieron con Raúl Ricardo Alfonsín con sus famosas cajas PAN, que el Estado disponía supuestamente para los necesitados, pero que terminaban como alimento de gorgojos y de ratas, porque eran apiladas para su uso político.
Todos critican todo. Pero indefectiblemente todos terminan haciendo lo mismo, especialmente si viven en Corrientes. Por eso Tassano no tiene la culpa, está en los genes de la mala política y, en esta ocasión, se cobra una nueva víctima, el candidato de ECO para la capital correntina.
