Los negocios han conquistado la salud, y los mismos cuerpos humanos.
La justicia cordobesa ha confirmado, por primera vez en el país, penas de cárcel para un agricultor y un aviador por haber esparcido agroquímicos sobre un barrio periférico de ciudad de Córdoba, violando reglamentaciones municipales al respecto.
Todo es producto de la movilización de un grupo de mujeres desde hace más de una década, las Madres de Barrio Ituzaingó, que movilizó a otros sectores sociales, y que debió además enfrentar la indiferencia y criticas de gobiernos municipales, provincial y nacional, para los cuales los agroquímicos son fuente de progreso al dinamizar la producción agropecuaria, acordes en eso, más allá de diferencias partidarias.
Una causa paralela, por homicidio culposo, al aducirse que los agroquímicos habrían producido un exceso de cánceres en personas de ese barrio se encuentra aún en trámite, y puede suponerse que se dilatará indefinidamente, porque las evidencias y pericias son muy contrapuestas, y por esa razón no se puede recomendar la prohibición del uso de agroquímicos, ni su uso descontrolado, sino con precaución, evitando contacto con poblaciones, y aplicando máximo rigor legal sobre quienes hagan caso omiso de ellas. Por este motivo estas penas de cárcel pueden señalar una nueva etapa en el control, limitado hasta ahora a vaguedades en cuanto a penalidades, o creación de comisiones de estudio con la finalidad de ir dilatando.
El nuevo ministro de salud ha insistido recientemente en el tema, saliendo al cruce de enfrentamiento entre productores y ambientalistas, sin dar la razón ni a tirios ni a troyanos en cuanto al potencial nocivo de los agroquímicos, pero insistiendo en el control de su uso, lo que lo diferencia de anteriores ministros que no se metieron, o incluso descalificaron estudios en apoyo de los ambientalistas, entre otros el actual ministro nacional de Ciencia y Tecnología, así como gobernadores y ministros de agricultura de varias provincias, obsesionados con aumentar la producción, crear fuentes de trabajo, etc.
Este nuevo ministro no solo ha salido en eso de los carriles habituales de los ministros de salud, que consideran de su única responsabilidad la construcción y abastecimiento de los hospitales, sino que se ha extendido hacia campos que tienen tanta o más importancia aún que los hospitales, como reuniones con SENASA y el INTA sobre uso de antibióticos en cría de animales, que producen cepas resistentes que luego afectan al hombre, y ha vuelto sobre temas que fueron abandonados por los anteriores ministros, tales como la legalización del aborto, y la creación de un Sistema Nacional de Salud, que aceptaron mansamente la voluntad presidencial en el tema aborto, y las directivas del Banco Mundial que desaconsejan los Sistemas Nacionales de Salud, intentados por Perón y Alfonsín, pero no por Menem que acepto las políticas neoliberales iniciando los seguros públicos, vía plan Nacer Sumar, financiados por el Banco Mundial, y alentando los privados vía desregulación de las obras sociales, medidas concretadas ya por muchas provincias.
Ha ido más allá de los anteriores ministros que se limitaron a criticar la orientación de las carreras de medicina, publicas y privadas, incorporando como viceministro al decano de una de las más opuestas al enfoque convencional, que además actúa como alter ego suyo, en cosas que un ministro no puede decir en público, tales como que aún tenemos una atención de salud que da vergüenza, por las distancias siderales que existen entre quien vive en Buenos Aires y/o tiene prepaga vip, con la que reciben poblaciones marginadas del interior, y que la construcción de grandes hospitales no hace sino reflejar lo colonizados que estamos por la industria yanqui, que nos traslada la forma de mejorar la salud que más les conviene.
Ha revitalizado la producción pública de medicamentos, un tema cajoneado por su antecesor, y liderado un movimiento de los países cercanos contra los precios de la industria de medicamentos, viendo si es posible unirse para negociar mejores precios.
En síntesis, un ministro que parece decidido a cambiar las cosas, pero sin tiempo para hacerlo, de modo que uno se pregunta porque razón no se lo designo antes, prefiriendo colocar a alguien mucho más anodino, que se limitó por seis años a ampliar el calendario de vacunación, y que reemplazó a su vez a una ministra que se quemó en poco tiempo, en sumarios a su antecesor, y a los sindicalistas que saqueaban fondos públicos, del mismo modo que uno se pregunta por qué la carrera sanitaria local, a la que se adjudica tanta importancia, se sanciona al fin de dos mandatos y no al inicio.
No se ha mencionado la continuidad del nuevo ministro más allá del 10 de Diciembre, ni en ningún otro cargo, de modo supongo que tratará de hacer en estos pocos meses de gestión, lo que dice su alter ego. “Instalar” los temas que cree importantes, a ver si a algún grupo social le interesan. Sin grupos sociales interesados, la razón sola no es suficiente para producir cambios, siendo más común que la razón se acomode a los intereses de los grupos con mayor poder.
La pena de cárcel por uso de agroquímicos, casi simbólica, es todo lo que se puede hacer por el momento ya que otros temas ocupan la agenda pública, aunque sin duda es alentador que alguien tenga claro cuál es la dirección correcta en cuanto a lo que se debería hacer en salud, y lo difunda desde un cargo ministerial.
Recordemos que el presidente Clinton que llegó al gobierno con la pretensión de mejorar el sistema de salud de su país no pudo hacer nada en dos mandatos, y el presidente Obama, que llegó con el mismo objetivo, solo logro cambios mínimos recién en su segundo mandato.
Los intereses de quienes viven de la industria de la salud son tan poderosos, y han podido crear tal imagen de beneficio que parecen invulnerables, aunque el ministro nacional ha podido conseguir algo que también me parece importante. En el futuro se controlarán los chivos y mensajes de tanto profesional de la salud o personaje del jet set, que aparece por la TV publicitando medicamentos en forma más o menos desvergonzada, pago mediante, o aún sin pago, solamente por espejismos.
Me lo decía días pasados una persona que había decidido una cirugía innecesaria, porque vio que Angelina Jolie se hizo quitar las dos mamas, y los dos ovarios, y pensó, “Si ella, que es millonaria se lo hace, ¿Por qué no yo? Se hizo la cirugía y ahora está igual que antes, con algunas partes menos.
Un análisis ya antiguo, de los 70, “El orden caníbal de la medicina”, escrito por un asesor del presidente de Francia, preveía que esto iba a pasar. El cuerpo humano sería canibalizado por la industria médica, como otro objeto de consumo más, cambiando su uso político tradicional por los gobiernos y las religiones, a los cuales interesan como votantes, o almas, pero no para lucrar con sus mismos cuerpos.