Alargar la vida es posible, pero cada vez más costoso.
Por las redes sociales me llega la petición de mi firma para que el PAMI acceda a pagar una droga para el tratamiento del cáncer, nueva en el mercado, y la literatura dice que en comparación con un placebo la nueva droga alarga la esperanza de vida en seis semanas, recomendando la sociedad científica de oncología de Estados Unidos no usarla porque su costo no justifica un resultado tan modesto que haría que cada año de vida ganado cueste casi un millón de dólares
Ver http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26304904
La petición puede encontrarse en https://www.change.org/es-AR
Cada año en Argentina aparecen unos 100.000 casos nuevos de cáncer, de los cuales mueren unos 60.000, y cada día aparecen en el mercado nuevas drogas similares a las que solicita este paciente, y cada día personas a las que se les niegan por su costo y escaso beneficio desde las obras sociales, o el estado, lanzan peticiones por las redes sociales, o los medios masivos de comunicación para que se les pague, recogiendo adhesiones, como en este caso que ya lleva más de 11.000 firmas.
Hagamos algunos cálculos. Si para alargar la vida de pacientes con cáncer un año es necesario invertir un millón de dólares, el costo total para Argentina serían unos 100.000 millones de dólares, el triple de lo que el estado, las obras sociales y el PAMI gastan para todos los cánceres y todas las demás enfermedades. Por esa razón es necesario fijar límites, y en Inglaterra ese límite son 100.000 dólares por año de vida ganado. Si ese límite fuese adoptado por Argentina la factura bajaría a 10.000 millones de dólares, la quinta parte del gasto total en atención de salud, lo que parece un monto más que razonable, tomando en cuenta que Inglaterra es un país bastante más rico que Argentina, aunque en Argentina se usan medicamentos que superan este límite, cosa que es posible porque no se les financian a todos los que podrían necesitarlo, sino a los que tienen prepagas más vip, tienen recursos propios, o pueden conmover a la opinión pública con peticiones individuales, presionando al PAMI o las obras sociales, o directamente recolectando fondos.
El tema desvela a nuestro ministro nacional de salud, que es en última instancia el responsable de resolver el problema, y su solución es tratar de abaratar el precio mediante compras en gran escala de varios países, con un impacto en los precios dudoso, porque medidas de este tipo solo han sido efectivas con los medicamentos para SIDA, por ser una enfermedad contagiosa.
Una medida adicional ha sido lanzar la noticia de que las empresas que producen estos medicamentos son propiedad de los fondos buitres, como para soliviantar a la opinión pública contra ellos, de efectividad aún más dudosa salvo que alguien diga que rechazaría un medicamento si se entera que es producido por empresas propiedad de fondos buitres, cosa que todas son, de una u otra forma por la nube que en este momento forma el capital financiero.
Las empresas que fabrican estos medicamentos tienen protegidos sus derechos mediante patentes, pero corren el riesgo de que sus competidores pongan en el mercado en cualquier momento drogas similares, o aún más efectivas, con lo cual sus ganancias se desvanecerían, así que se trata de una carrera contra el tiempo, vender lo más rápido posible la mayor cantidad al precio más alto posible, antes que aparezca una droga competidora, y por esa razón el ex presidente Lula ha sugerido comprar las patentes a la industria tomando en cuenta la ganancia posible prevista por la empresa.
Digamos por ejemplo que la empresa ha gastado cien millones de dólares para desarrollar la droga, y estima vender por doscientos millones antes que aparezca una droga competidora. La idea de Lula seria que por medio de la OMS, u organismo similar se paguen a la empresa la ganancia de cien millones, y cualquiera pueda fabricarla y venderla con ganancia razonable sobre el precio de costo, lo cual la abarataría cientos de veces.
En estos días necesité un antibiótico muy efectivo, pero ya no protegido por derechos de patente, precio al público de 21 comprimidos, 66 pesos, y si fuese genérico, la mitad. Un medicamento similar, pero aun protegido por patente por ser más nuevo, costaría diez veces más, de allí la carrera por nuevos medicamentos.
La otra alternativa seria que el país desarrolle sus propios medicamentos, pero en el tema cáncer el producto argentino que parece más prometedor, desarrollado con financiamiento estatal ha sido entregado a una multinacional farmacéutica para su ensayo clínico, lo más costoso, pues hay que buscar por todo el mundo pacientes en número suficiente que se ajusten a criterios definidos, dividirlos al azar en dos grupos, ensayar la droga en uno, y luego comparar los resultados, y lógicamente hay que pagar a los médicos que buscan estos casos entre sus pacientes, y luego ensayan en ellos la droga, si los pueden convencer que participen de la investigación, sin saber si recibirán el medicamento, o píldoras parecidas, pero que solo tienen dentro azúcar.
Un detalle adicional es que los médicos deben trabajar en hospitales públicos o privados prestigiosos, que avalen los resultados obtenidos, y si se revisa la lista de los cientos de ensayos clínicos de medicamentos que se realizan actualmente en Argentina, previa autorización del gobierno, se verá que la mayoría se concentran en un gran hospital privado de Buenos Aires.
Si este medicamento argentino para cáncer resultara ser efectivo, se comercializará, y el estado argentino cobrará parte del derecho de patente según el contrato hecho con la multinacional. Si no será una pérdida para la multinacional.
Días pasados la presidente alabó a una científica que produjo una nueva soja que permitirá cultivarla en zonas más áridas, y también en este caso el ensayo de la planta fue hecho por una empresa privada, vinculada a las sojeras.
Hace unos años un escándalo por forzar a un paciente a participar en la investigación de un nuevo medicamento en un hospital de Buenos Aires llevo a una investigación de la Defensoría, y se supo que la media de pago por paciente a los profesionales que los reclutan y ensayan el medicamento era de 18.000 dólares. Si deben reclutarse 10.000 pacientes para la prueba clínica esto supone una inversión con riesgo de pérdida total, de 180 millones de dólares, para un solo medicamento.
Aún Cuba entrega sus medicamentos para ensayo clínico a las multinacionales, y desde hace algunos años un medicamento cubano para el cáncer está siendo ensayado por una multinacional argentina que ha puesto varios millones de dólares para ello, con la esperanza de que resultará un buen negocio. Supongo por publicidad se ha presentado al público como un medicamento de origen argentino, pero no es así, el mérito original es de los cubanos, que si la cosa sale bien cobrarán los correspondientes derechos de patente a la multinacional argentina.
Debe tomarse en cuenta además la presión del público. Nuevos medicamentos para el cáncer de mama sin ensayos clínicos convincentes fueron autorizados en Estados Unidos por presión de las feministas, y un documental español nos muestra a un médico afectado por una enfermedad mortal, sin tratamiento aun, que se ofrece como voluntario para ensayar nuevos medicamentos que aún no han llegado a la etapa de ensayo clínico. Los investigadores le explican esto, y que hacerlo sería ilegal, y él dice que no puede perder nada, que se ofrece de todos modos como voluntario, que es lo que explica la popularidad que tiene el charlatanismo con este tipo de pacientes. Nada pueden perder, así que toman todo lo que se ofrezca y puedan pagar.
El documental al que aludo puede verse en https://www.youtube.com/watch?v=LwEsFP1-ZP0
Un alternativa seria la ética y en este sentido un documento del Vaticano recomienda a los médicos católicos no aconsejar el uso de medicaciones cuyo costo no sea razonable en relación a los beneficios esperables, aunque el documento es poco conocido, pero puede encontrarse en http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19800505_euthanasia_sp.html , del cual extraigo el siguiente párrafo “En cada caso, se podrán valorar bien los medios poniendo en comparación el tipo de terapia, el grado de dificultad y de riesgo que comporta, los gastos necesarios y las posibilidades de aplicación con el resultado que se puede esperar de todo ello, teniendo en cuenta las condiciones del enfermo y sus fuerzas físicas y morales”.
En otros casos el paciente encontrará la fuerza necesaria para rechazar un tratamiento de este tipo, razón por la que recordé a un colega que lo hizo. http://datachaco.com/noticias/view/4397/dr-jorge-diel-in-memoriam
Como el cáncer vivirá con nosotros por muchos años aun, quizás para siempre, y esta carrera de medicamentos costosos recién empieza, sería bueno que los posibles pacientes nos involucremos en el tema, (el 20 %de nosotros moriremos de cáncer), y las instituciones financiadoras abran instancias de participación para ver que decisiones sería conveniente tomar, y hasta donde cada uno de nosotros está dispuesto a pagar, o pedir a los demás que paguen por nosotros, puesto que la firma de la petición de esta persona no le cuesta nada a los que ya firmaron, pero supongo distinto seria si pidiese dinero para comprar el medicamento, y uno debiera atender a todos los que piden por unas semanas más de vida.